Las movilizaciones de miles de personas en Tucumán y la dura represión pusieron en primer plano el verdadero trasfondo de ilegitimidad del régimen político. Aquí desarrollamos qué nos proponemos con esa consigna democrática.

Federico Puy Docente | Secretario de Prensa Ademys

Emilio Salgado @EmilioSalgadoQ
Sábado 29 de agosto de 2015
La crisis en Tucumán puso sobre el tapete la podredumbre de un régimen político burgués funcional a las ganancias de los grandes empresarios. El régimen antidemocrático que salta a la vista en este caso lleva al extremo el sistema de punteros y clientelismo que existe en todas las provincias argentinas, dándole rango constitucional. Su origen es un Estado cuyo principal objetivo (aunque oculto) es garantizar las ganancias millonarias para los capitalistas, y mantener a gran parte de la población en la pobreza.
Tucumán cuenta con el récord de ser la provincia de mayor producción mundial de limones. Sin embargo la pobreza se extiende ampliamente. Veamos algunos datos estructurales de la provincia gobernada por Alperovich. Según estadísticas, existen 49.877 personas que habitan en casillas (fabricadas con materiales de baja calidad o de desecho). A su vez, la cantidad de personas que viven en "ranchos" (generalmente tiene paredes de adobe, piso de tierra y techo de chapa o paja, se considera propia de áreas rurales) asciende a 20.716, por lo que si se unifican ambas categorías, surge que 70.593 tucumanos habitan en este tipo de viviendas. Otro dato que arroja el Censo de Población es que 16.527 hogares no poseen baños ni letrinas, en el ítem computado según el tipo de desagües del inodoro.
Además 525.130 personas no poseen obra social, ni cuentan con planes de medicina prepaga y muchos menos planes de salud estatal, lo que equivale al 36,45% del total de la población. Estos son algunos datos oficiales que evidencian algunas de las penurias de los sectores populares, por no mencionar los casos ocultos por el propio Manzur de mortalidad infantil, o los datos de pobreza que esconde el propio INDEC.
Estos datos, aunque son una foto, sirven para imaginarse el desarrollo de la película. Existe una relación entre el carácter corrupto y fraudulento de esta democracia para ricos con su carácter social. El sistema de acoples es funcional al mantenimiento de esta estructura clientelar.
Todos salpicados
Más allá del cinismo de los partidos de la oposición burguesa, muchos sectores de la población salieron a manifestar contra la corrupción política expresada en este régimen. Persiguen el objetivo democrático de hacer valer su voto.
Los socialistas revolucionarios planteamos la necesidad de intervenir en esta crisis de manera independiente de los intereses de los partidos patronales, como la UCR, que solo quieren hacer cambios electorales cosméticos, pero que no se proponen cambiar nada de fondo. Precisamente por ser fieles a los mismos intereses empresariales.
Nuestra perspectiva es la de desarrollar la movilización lo más amplia posible para imponer la demanda de que efectivamente se derrote el fraude. Apoyamos esta demanda mientras señalamos que una salida de fondo solo se puede lograr atacando los intereses del gran empresariado de la provincia.
Se trata de un régimen completamente reaccionario en todos los aspectos. La crisis también repercute en las fuerzas represivas, que ya fueron cuestionadas tras los amotinamientos del año pasado. Se trata de la misma Policía del “Malevo” Ferreyra y los Bussi. El jefe de Policía que comandó la represión del lunes había asumido tras los amotinamientos policiales, cuando todo Tucumán señalaba a la Policía como la organizadora de los saqueos. A esto debemos sumarle el cuestionamiento al Poder Judicial por la impunidad que hay en torno a los casos de Paulina Lebbos o Marita Verón; por todo eso, el hierro tucumano es un símbolo que quema por igual a todos los partidos que defienden los intereses de la burguesía y es imperioso para el régimen que la crisis política se cierre cuánto antes.
Una lucha consecuente por las libertades democráticas
El PTS apoya toda movilización progresiva independiente que vaya en el camino de enfrentar seriamente este régimen fraudulento. Lo hacemos con la perspectiva de luchar por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, basado en la expropiación de los expropiadores, es decir de los grandes empresarios que viven a costa del empobrecimiento del pueblo trabajador. Los marxistas participamos activamente en las movilizaciones por las libertades democráticas intentando convencer de una perspectiva revolucionaria.
En esta crisis hemos planteado la perspectiva de luchar por imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, la forma más democrática posible dentro del marco de la democracia burguesa. Es muy importante aprovechar esta crisis para poner en discusión los problemas de fondo, no sólo la corrupción clientelar sino la relación intrínseca con las desigualdades sociales de la provincia.
En una Asamblea Constituyente propondríamos discutir todos los problemas que aquejan a la Tucumán obrera y popular. Si una institución así surgiera como resultado de la movilización popular buscaríamos convencer a los sectores movilizados que salgan a luchar por el conjunto de sus demandas. Una Asamblea Constituyente ayudaría a reunir y desarrollar las fuerzas de la vanguardia juvenil y trabajadora en la perspectiva de derribar el sistema capitalista.
La Asamblea Constituyente que proponemos del PTS no puede limitarse a cambiar sólo el sistema electoral. Por el contrario, tiene que poner en discusión el conjunto de los problemas profundos que afectan la vida de la población trabajadora de Tucumán: el reparto de las horas de trabajo para terminar con la precarización laboral, la desocupación y el trabajo infantil, acceso gratuito a la salud y a la educación para todos, el derecho a la vivienda, el acceso a la tierra para pequeños campesinos, entre muchos otros.
Asimismo, la Asamblea debería poner en su agenda un alto a la represión, a la militarización de la provincia y las desapariciones forzadas de miles de personas, resultado de la profunda decadencia de un régimen ligado a los negociados de las grandes empresas y familias ricas.
Pero una Asamblea de este tipo solo podría surgir de la movilización revolucionaria de la clase trabajadora, mediante una huelga general que derribe el régimen político capitalista y que desarrolle organizaciones de autodeterminación propias de las masas para la lucha revolucionaria.
Si surgiese una instancia de este tipo, permitiría al pueblo trabajador realizar una experiencia decisiva con los programas y perspectivas que plantean tanto los partidos que defienden los intereses de los empresarios –como la UCR y el FpV- como con el programa que plantearíamos desde la izquierda revolucionaria. Permitiría mostrar claramente la relación entre los intereses de los capitalistas y los partidos que defienden la democracia “en general” sin cuestionar los intereses sociales de la clase capitalista. Desde nuestra perspectiva permitiría avanzar en el camino de la lucha por el poder de la clase trabajadora, un gobierno de los trabajadores y el pueblo nacido de la movilización revolucionaria de los mismos.
La Asamblea Constituyente y la política de los socialistas revolucionarios

Federico Puy
Docente | Secretario de Prensa Ademys