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Red Internacional
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EE.UU.: DISCURSO DEL ESTADO DE LA UNIÓN. Obama: “Gastamos más en Defensa que los ocho países que siguen en la lista”

Obama pronunció ayer el discurso del “estado de la Unión” que da comienzo a las sesiones del congreso estadounidense. Fue su octavo discurso y el último de su carrera, y estuvo plagado de referencias a los logros de su propia gestión y ´desafíos´ que condicionan la agenda electoral.

Miércoles 13 de enero de 2016 12:57

Fotografía: EFE

Haciendo gala de su –envidiable- habilidad discursiva, Barack Obama dio un discurso triunfante. Se mostró exultante y a la vez audaz. Mostró un presidente sólido, y no ahorró chicanas hacia los republicanos. Como es ya su costumbre, combinó una fuerte defensa de los “valores americanos” del éxito individual y el orden capitalista con gestos demagógicos hacia las minorías afroamericana y latina. Entre ellos, pronunció frases que fueron música para los oídos de la base progre demócrata, como que “los beneficiarios de vales de comida no provocaron la crisis financiera, fue la imprudencia de Wall Street”.

El hueso del discurso fue la reivindicación de una serie de políticas que llevó a cabo desde el sillón presidencial, como la recuperación del empleo, y de la economía en general, apuntalada por las inyecciones millonarias y los salvatajes a los grandes bancos. También reivindicó la reforma de salud y el programa “No Child Left Behind”, en vigencia de 2002 a 2015 que forzaba a las escuelas que no alcanzaban un rendimiento adecuado según exámenes estandarizados a cerrar o a funcionar como “escuelas charter” (financiamiento público y administración privada). Esta ley fue reemplazada el año pasado por “Every Student Succeeds”, que deja en pie los exámenes estandarizados, y por lo tanto es continuidad de la anterior.

En los primeros minutos del discurso señaló que los retos que tenían por delante eran arreglar un sistema de inmigración desmembrado, proteger a los niños de las armas de fuego, igual paga por igual trabajo (en referencia a la brecha de género), licencias por maternidad y por enfermedad y aumentar el salario mínimo. Evidentemente todas estas son demandas muy sentidas por la clase trabajadora, que cuenta con 50 millones de latinos y otro tanto de inmigrantes de otras regiones del mundo. Por otro lado, EE.UU. es el único país industrializado en el que la licencia por maternidad no es un derecho. Sólo existen 3 estados (de 50) que ofrecen este beneficio y la licencia por enfermedad.

Tanto la suba del salario mínimo como las licencias por maternidad y por enfermedad, así como también la reforma migratoria, fueron presentados como promesas en el discurso del año pasado.

La discusión sobre el control de armas está a la orden del día en los EE.UU. No sólo porque los tiroteos en lugares públicos son una verdadera epidemia, sino además porque el debate se coló en la interna del partido demócrata. Hillary Clinton, la preferida de Wall Street y de todo el establishment del partido demócrata se mostró audaz en cuanto al control, mientras que Bernie Sanders, el “socialista independiente” que decidió presentarse a las internas del partido demócrata, es más reticente a implementar controles estrictos. La referencia en el discurso de Obama fue un claro guiño a Hillary Clinton.
Luego de esto, el contenido se organizó en cuatro ejes: la economía y el empleo, la tecnología y el cambio climático, las amenazas a la seguridad nacional, y por último la política partidaria.

En cuanto a la economía, hizo hincapié en la recuperación de los índices de producción y la asombrosa recuperación del empleo, pero claro, sin mencionar que la gran mayoría de los puestos creados son de bajos salarios y/o precarizados.

También destacó la reactivación de la industria automotriz en el último año. La contracara de esta reactivación, nuevamente, es la avanzada de leyes anti-sindicato en los estados del Sur (ahora extendiéndose más allá también), donde las plantas automotrices se han relocalizado en los últimos años.

Al abordar el tema del cambio climático no desaprovechó la oportunidad para mofarse de quienes negaron su existencia durante muchos años: los sectores más conservadores del partido republicano. “Si alguien todavía insiste en negar el cambio climático, deberá decírselo a los más de doscientos países que firmaron el acuerdo en París”.

Luego hizo un guiño a la industria verde: “aún si el planeta no estuviera en problemas, por qué vamos a negarle a la industria estadounidense la oportunidad de producir y vender la energía del futuro?”. A Tom Steyer le debe haber encantado esta parte. Él es uno de los principales empresarios de la industria de energías renovables, y al mismo tiempo fue el mayor aportante (con 75 millones de dólares) al partido demócrata en 2014.

También se vanaglorió de cómo EE.UU. escapó a la dependencia del petróleo extranjero, pero no dijo que esta hazaña fue casi exclusivamente gracias a la meteórica expansión del fracking (fractura hidráulica) a lo largo y ancho del territorio yanqui.

Cuando le tocó hablar de las amenazas externas, Obama adoptó un tono que sorprendió a muchos. Criticó la estrategia del miedo que utilizan los republicanos agitando el fantasma del Estado Islámico o de los inmigrantes sirios. Sin nombrarlo, golpeó a Donald Trump y a su retórica anti-inmigrante y reaccionaria, y dijo finalmente que “nos amenazan más los Estados fallidos que las ´fuerzas del mal´”. Y continuó, “Es mentira que nuestros enemigos se fortalecen. (…) Gastamos más en defensa que los 8 países que siguen en la lista. Depende de nosotros reconstruir el orden mundial que armamos después de la Segunda Guerra”.

A renglón seguido pidió al Congreso que autorice el uso de fuerza militar para combatir el Estado Islámico. Matizó el discurso guerrerista desmarcándose de las experiencias fallidas del pasado. “Vietnam e Irak nos enseñaron que no podemos reconstruir todo país que cae en una crisis profunda”.

Criticó los ataques a las mezquitas y a musulmanes en territorio estadounidense y defendió tanto a los manifestantes como a los policías que “nos cuidan”. Antes de cerrar con una apelación a los republicanos a colaborar en la política pública, pidió que se apruebe el Tratado Transpacífico y prometió (una vez más) que iba a cerrar la cárcel de Guantánamo.


Juan Cruz Ferre

Editor de Left Voice y columnista en La Izquierda Diario. Médico, actualmente vive en Estados Unidos y cursa Sociología en la City University of New York.