Antes de dejar la presidencia y después de haber prorrogado el bloqueo a Cuba, Barack Obama designó a Jeffrey DeLaurentis como embajador en la isla, el primero en 50 años.

La Izquierda Diario @izquierdadiario
Miércoles 28 de septiembre de 2016
El presidente Barack Obama nominó el martes Jeffrey DeLaurentis para ser el primer embajador de Estados Unidos en Cuba en más de 50 años. Este hecho constituye otro paso en el proceso de “deshielo” del vínculo entre ambos países, que comenzó a mediados de 2015 con la reapertura de las relaciones bilaterales. Así es que se reestablecieron vuelos comerciales directos diarios, la habilitación de tarjetas de crédito y débito y la autorización del uso del dólar para algunas transacciones para los cubanos.
DeLaurentis ha sido el máximo funcionario en la embajada estadounidense en La Habana desde la restauración de las relaciones entre ambos países el año pasado.
"El liderazgo de Jeff ha sido vital en la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y el nombramiento es un paso adelante dictado por el sentido común hacia una relación más normal y productiva entre dos países", dijo Obama en un comunicado.
Obama, que en marzo de este año pasó a ser el primer presidente de Estados Unidos en viajar a Cuba desde 1959, agregó que "Tener un embajador hará que sea más fácil abogar por nuestros intereses, y se profundizará nuestra comprensión, incluso cuando sabemos que vamos a seguir teniendo diferencias con el Gobierno cubano”.
Sin embargo, el presidente norteamericano aún deberá sortear la oposición republicana, ya que estos, que tienen mayoría en el Congreso, se oponen a la apertura de Washington a la isla. DeLaurentis deberá recibir la confirmación de la Cámara alta para desempeñarse como embajador. Se espera una fuerte resistencia de legisladores cubanoamericanos, como los senadores Marco Rubio y Ted Cruz.
La decisión del martes es un paso más de Obama para llegar lo más lejos que pueda en el restablecimiento de las relaciones de Estados Unidos, no sólo con Cuba, sino con el conjunto de América Latina, aumentando la injerencia del imperialismo en lo que denominó “su patio trasero”. En este sentido es que viene de auspiciar el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, además de fortalecer las relaciones bilaterales con países como Argentina y los miembros de la Alianza del Pacífico.