El presidente de EE.UU. y el premier británico publicaron el jueves un editorial conjunto en el rotativo británico The Times. Buscan emplazar una coalición de países que se unan a los Estados Unidos en su ofensiva militar contra el Estado islámico. La crisis en Ucrania y las tensiones con Rusia son el otro eje de las conversaciones en la Cumbre de la OTAN.

Diego Lotito @diegolotito
Viernes 5 de septiembre de 2014
Fotografía: Reuters
“No seremos intimidados por asesinos barbáricos”. Con ese título incluido en la portada de The Times, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro británico, David Cameron, respondieron a la afrenta de los militantes del Estado islámico que se adjudicaron el asesinato de dos periodistas estadounidenses en Siria.
“Seremos más directos en la defensa de nuestros valores, sobre todo porque un mundo de mayores libertades es fundamental para mantener la seguridad de nuestros pueblos”, escribieron ambos gobernantes.
El editorial, que se difundió viralmente en los portales de noticias y redes sociales del mundo, fue publicado poco antes del comienzo de la Cumbre de la OTAN que se está llevando a cabo en un lujoso hotel de Newport, al sur de Gales. A la misma asisten representantes de los 28 países que componen la Alianza atlántica.
La agenda viene marcada por la escalada de las tensiones con Rusia y la crisis de Ucrania, así como la reducción de las misiones de combate de la OTAN en Afganistán.
En el artículo se reafirma el compromiso de mantener el apoyo de Estados Unidos y el Reino Unido al gobierno de Ucrania, ante lo que consideran una agresión rusa por haber violado la ley al declarar la anexión de Crimea y enviar a sus tropas a suelo ucraniano.
“Debemos utilizar nuestros militares para asegurar una presencia constante en el este de Europa, tranquilizando a los miembros de la OTAN en el este de Europa y dejando claro a Rusia de que siempre mantendremos nuestros compromisos de una defensa colectiva", agregaron.
Durante la cumbre de la OTAN, se pedirá a los líderes de los 28 países miembros que den luz verde a la formación de una fuerza militar de acción rápida para Europa del este, compuesta por varios miles de soldados de todos los países agrupados en la Alianza.
Sin embargo, junto con la crisis de Ucrania, el Estado islámico ha pasado a un primer plano de las preocupaciones de Estados Unidos y el Reino Unido, tras la decapitación de los periodistas estadounidenses James Foley y Steven Sotloff, transmitidas en video por la milicia yihadista.
Los yihadistas han amenazado además con asesinar a un empresario británico tomado como rehén en marzo de 2013, en represalia por la respuesta militar de EEUU en Irak para combatir la creciente agresión de Estado Islámico.
“Si los terroristas piensan que quedaremos debilitados ante sus amenazas, estarán equivocados. Países como el Reino Unido y Estados Unidos no serán intimidados por asesinos”, afirmaron ambos mandatarios en el matutino londinense.
Obama y Cameron marcaron de este modo la agenda de la Cumbre de la OTAN, aunque no dieron detalles específicos de qué acciones propondrían. Al cierre de esta edición, la Cumbre aún no había abordado ninguna conversación a propósito del avance del Estado islámico y que medidas tomar para enfrentarlo.
Una coalición amplia de países para combatir al Estado islámico
Barack Obama llegó a la Cumbre de la OTAN en Gales con el objetivo de reunir una amplia coalición de países, incluidos estados de Medio Oriente, dispuestos a alinearse con los Estados Unidos en los ataques aéreos contra el Estado Islámico en Iraq.
Mandos militares en Washington y Londres dijeron que la perspectiva de construir una coalición internacional contra el Estado Islámico, seguía el enfoque del primer Presidente George Bush, que emplazó una amplia coalición antes de emprender la guerra contra Irak para expulsarlo de Irak en 1991.
“La comunidad internacional en conjunto tiene una obligación de parar el Estado Islámico de avanzar adelante,” dijo el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, en una conferencia de prensa el jueves. Pero apuntó que aún no hubo ninguna petición de Iraq para la ayuda de la OTAN en la confrontación militar con el grupo.
Obama y Cameron se han mostrado cautelosos sobre las posibilidades de avanzar en esta política.
El presidente estadounidense, bajo una intensa presión doméstica para disponer una estrategia de enfrentamiento con el Estado islámico, desde Estonia en camino a la Cumbre de la OTAN, pidió paciencia y sostuvo que “va a llevar tiempo para nosotros formar la coalición regional que va a ser requerida de modo que podamos tender la mano a tribus Sunnitas en algunas áreas que Isis ha ocupado, y asegurarnos de que tenemos a aliados en el terreno en combinación con los ataques aéreos que ya hemos conducido.”
“La crisis abierta en Irak muestra que, tras el fracaso de la ‘guerra preventiva’ Estados Unidos no tiene una ‘gran estrategia’ que le permita lidiar con los conflictos regionales y disciplinar a aliados dudosos y enemigos. Esta debilidad es percibida por diversos actores tanto estatales, como Rusia o China, como irregulares como diversas milicias islámicas como ISIS”, aseguraba en su columna del jueves Claudia Cinnatti, de Izquierda Diario.
Al fin y al cabo, la hegemonía norteamericana no es la que podía ostentar George Bush en 1991 para sumar a la ofensiva guerrerista contra Sadam Hussein una coalición tan variopinta que incluía desde los integrantes de la OTAN, hasta Arabia Saudita, Bangladesh e incluso Argentina. Lejos de ello, tras el fracaso de las campañas militares en Irak y Afganistán, se encuentra abiertamente cuestionada desde múltiples frentes.
Por su parte, el premier británico David Cameron también ha mostrado cautela hasta ahora sobre la posible participación de fuerzas británicas en los bombardeos. Hace tan sólo un año los miembros del Parlamento británico rechazaron su plan de atacar al régimen de Al Assad en Siria y el rechazo de la opinión pública a la intervención en la región sigue siendo muy fuerte.
Una encuesta esta semana arrojó como resultados que sólo el 35 por ciento de la gente acuerda con que Gran Bretaña participe en ataques aéreos, mientras el 50 por ciento mostró su discrepancia. Reminiscencias de la hostilidad pública generada tras la intervención militar del Reino Unido en la invasión de Irak en 2003.
De todos modos, Cameron seguirá sufriendo presión desde todos los lados en Westminster para endurecer su postura y sumarse sin reparos a una operación conducida por EE.UU.
La preocupación ante el avance militar del Estado islámico, que ya controlan un amplio territorio de Irak y Siria, se agudizó en las últimas semanas ante las noticias de que centenares de ciudadanos británicos y de otros países de Europa se habrían unido como combatientes yihadistas.
El premier británico propuso el lunes en la Cámara de los comunes un paquete de medidas anti-terroristas para limitar los derechos civiles de los ciudadanos del Reino Unido sospechosos de haberse alistado en las filas del Estado islámico para combatir en Irak y Siria.
Agencias AP / EFE