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Red Internacional
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Los obispos de Valladolid, Oviedo y Alicante arremeten contra la amnistía que está siendo pactada por el PSOE, Sumar, ERC y Junts. Mientras, la institución sigue ocultando los abusos producidos en su seno.

Los obispos de Valladolid, Oviedo y Alicante arremeten contra la amnistía que está siendo pactada por el PSOE, Sumar, ERC y Junts. Mientras, la institución sigue ocultando los abusos producidos en su seno.

Alex León @A10Leon

Lunes 6 de noviembre de 2023

El sector más conservador del episcopado español se lanza contra la amnistía. Según Luis Argüello, aspirante a presidente de los obispos españoles y actual arzobispo de Valladolid, la negociación del PSOE, Sumar y los partidos independentistas “amenazan la convivencia”.

Argüello, invalidando la justa reivindicación de los presos y encausados del procés, señalaba que “la amnistía podría ser valiosa si fuera recíproca y los amnistiados renunciaran a un proceso ilegal y unilateral, si fuera fruto de un acuerdo con mayoría cualificada, si no amparase la violencia contra las personas”.

Pero este no es el único argumento que hemos podido escuchar. El obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, en su intervención en el programa Radio María, habló sobre que en las negociaciones con los independentistas “están en juego los valores morales” cristianos, ya que, a su juicio, es “profundamente inmoral que unos políticos amnistíen a otros a cambio de recibir sus votos para seguir gobernando”.

“Lo lógico” para Munilla sería hacer una “legislatura de transición” con un pacto entre PSOE y PP para evitar una posible amnistía que considera que sería un “episodio muy duro” y “muy triste”.

Por su parte, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz acusó al PSOE de ser “cómplices que venden lo ajeno por un plato de lentejas para seguir en el poder”. En la red X aseguró que “La amnistía no es un borrón con cuenta nueva. Los q delinquieron grave y violentamente contra la convivencia destruyendo un Estado de derecho, determinan con su moneda de cambio el futuro de un pueblo.” Curiosas palabras de uno de los principales representantes de la institución reaccionaria por excelencia del Estado español; que no solo mete sus garras sobre la educación pública, sino que esconde y encubre miles de abusos sexuales en su seno, como los que han salido a la luz las últimas semanas.

En la reunión entre el Papa y Aragonés, convocada el pasado julio, no está previsto discutir la cuestión de la amnistía, para la que la Conferencia episcopal no tiene una posición definida oficialmente. Sin embargo, es evidente que su ala conservadora trata de agitar el avispero hacia las próximas movilizaciones contra la amnistía convocadas por Societat Civil Catalana y el PP.

Se trata de un ejemplo de cómo la derecha intensifica su estrategia de oposición al gobierno a través de la amnistía y por todos los frentes. La Conferencia episcopal ha sido una aliada histórica del Régimen y de la ofensiva anticatalana que hizo crecer a la extrema derecha española y españolista los últimos años.

La Iglesia Católica, aliada del Régimen del 78, logró mantener una situación de privilegio, en cuanto a financiación pública se refiere, tanto a través de una dotación presupuestaria anual a la Conferencia episcopal, como mediante la financiación de la educación y la asistencia religiosa en el ámbito educativo, penitenciario, sanitario y militar. Además, la Iglesia católica española se financia a través del Estado con más de 11.000 millones euros anuales (más del 1% del PIB), por medio de la casilla de la declaración de la renta, las exenciones fiscales, los colegios concertados, la obra social, los centros hospitalarios, el mantenimiento del patrimonio o las subvenciones. Por tanto, no es raro que abanderen la lucha contra la amnistía; por parcial que sea el acuerdo de PSOE y sus socios (pues no incluye a la totalidad de los luchadores).

Frente a esta Iglesia medieval y a la extrema derecha españolista, es fundamental pelear por una amnistía total para todxs lxs luchadorxs, una amnistía que no solo abarque a los políticos independentistas, sino a todos los encausados por luchar en el procés, contra el Régimen, en el centro de trabajo y los movimientos sociales. Una amnistía que saque a los migrantes de las cárceles de extranjeros que son los CIE, donde no se cumplen los derechos humanos. Una amnistía total, que está muy lejos de lo pactado por Sánchez y Puigdemont.

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Además, debemos seguir planteando la necesidad de separar la Iglesia y el Estado, que es una reivindicación democrática básica. Solo así se podrían investigar de manera independiente e imparcial los casos de abuso por parte de la Iglesia, que se cuentan a millares, y plantear el fin de la educación reaccionaria que se da en los centros de estudio dirigidos por la Iglesia. Porque estas opiniones que hoy escuchamos de boca de los obispos son parte de la educación que defiende la Iglesia, en la que la sacrosanta unidad de España y la defensa de un Régimen antidemocrático son dos de sus pilares.