En este artículo te contamos la historia detrás de ocho sitios que se encuentran en la capital jalisciense.
Miércoles 21 de agosto de 2019
“Sólo te puedo decir que me gusta caminar específicamente por aquí en la noche, te hace entrar en aquella época. Esta calle es un túnel del tiempo”.
— Transeúnte.
Muchas veces pasamos por lugares de los que no conocemos su historia, que escapan de nuestra vista. En mis recorridos por la ciudad de Guadalajara, he descubierto fincas, personajes, y secretos que se esconden detrás de las fachadas antiguas que no son tan conocidas pero me resultan fascinantes; he tomado las anécdotas que los vecinos cuentan para registrar y preservar un poco del legado en las historias urbanas que pocas personas conocen.
Puente de las Damas
En el barrio de Mexicaltzingo, al centro de Guadalajara, se encuentra un puente subterráneo construido a finales del siglo XVIII sobre el arroyo El Arenal. En época de lluvias, las corrientes pluviales eran tan fuertes que se formaban grandes arroyos que arrasaron con ganado, carretas, casas e incluso personas.
Se le llama “Puente de las Damas” pues su construcción fue financiada gracias al dinero y la colecta de las mujeres de clase alta que querían cruzar al barrio indígena para visitar al Señor de la Penitencia en el templo que actualmente se encuentra frente a la plaza central del barrio de Mexicaltzingo. En el año 2016, en medio de una obra de pavimentación, se descubrió al puente bajo los tubos del drenaje. Los vecinos de Mexicaltzingo solicitaron al INAH y al SIOP llevar a cabo el rescate del vestigio subterráneo que se restauró y se abrió como museo de sitio el público.
Hotel México 70
En el centro de la ciudad, sobre la avenida Francisco Javier Mina #230 de San Juan de Dios, se encuentra un edificio azul con balcones blancos, y un letrero en blanco con tipografía roja que nombra al “Hotel México 70”. La actual posada sigue en pie entre la zona comercial de ropa, accesorios, juguetes, y bonetería.
El hotel se inauguró para las fechas del Mundial de Fútbol de 1970. En la entrada del edificio anuncia “Hotel México 70 Exclusivo Familias”; su pasillo recibidor tiene colgadas fotografías de la época de los 70s, sus habitaciones conservan su diseño original de azulejo azul cielo y balcones con techo de ladrillo. Actualmente no es un hotel precisamente atractivo, pero lo retro del letrero y su fachada, me provocó la curiosidad de saber cuál era la historia del edificio que conserva su fachada original.
Teatro Cine Cuauhtémoc
Ubicado sobre la calle de Juan Manuel y Contreras Medellín, en la Zona Centro de Guadalajara, se encuentra el Teatro Cine Cuauhtémoc que un día fue el Teatro Apolo. Fue remodelado en 1902 por su dueño Prudenciano Guerrero y con el apoyo de la Cervecería Cuauhtémoc para pagar la reconstrucción de la fachada, la cual adoptó la arquitectura neoindigenista para representar escenas de las culturas prehispánicas.
Años después, fue adquirido por el señor Feliciano Estrada que convirtió el Teatro Apolo en el Cine Cuauhtémoc. En su primera función como cine, se proyectó “Las Fiestas del Centenario”; sus precios de taquilla iban entre los cinco y los diez centavos de peso. Actualmente esta fachada es un estacionamiento, un cascarón antiguo que en su tiempo fue un sitio de esplendor para el séptimo arte en la ciudad de Guadalajara. Como dato curioso, Guillermo del Toro vio su primera película en este cine en 1968.
Estadio Felipe Martínez Sandoval
El “Club Oro”, fundado por lo joyeros de Oblatos, fue fundado el 20 de Julio de 1930. Testigo de grandes promesas del fútbol tapatío, llegó a albergar el Campeonato del Club Deportivo Nacional en Mayo de 1939. Sede tres campeonatos de Club Deportivo Guadalajara entre los años 1956 a 1960, en donde nace la leyenda del “Campeonísimo”, y el único título de liga para el Club Atlas el 22 de Abril de 1951.
Durante tres largas décadas, el Estadio Felipe Martínez Sandoval fue una referencia en el fútbol jalisciense y significó el final de la época romántica del fútbol por los el profesionalismo. Hoy en día el Club Oro es una báscula para camiones de carga y un depósito de fierro. Su fachada aún conserva el nombre “Parque Oro” con el emblema del equipo.
Sala Roxy
En la calle Mezquitán 80 se encuentra la fachada de lo que un día fue la Sala Roxy. Con estilo art decó, se inauguró como cine en 1937. 53 años después, en 1990, se habilitó como centro cultural. El Centro Cultural Roxy era la sede cultural para la juventud que gozó del cine y de los conciertos de música electrónica, reggae, punk y metal; incluso la banda británica Radiohead llegó a tocar ahí en 1994. También se hacían presentaciones de libros de escritores como José Emilio Pacheco, Juan Villoro, y Fernando del Paso. En 2005 se dio la clausura definitiva del Roxy. Este espacio fue afectado por una ola de clausuras por operativos fantasma, multas, y actos represivos injustificados.
Hoy en día, se trabaja en el proyecto de remodelación del edificio para abrir en proyecto de Sala Roxy & Distrito Cultural que busca funcionar como un laboratorio de la ciudad, un área para diseño y cultura, una colección de cine y una sala de exposición permanente de arte contemporáneo. Esperemos este proyecto tenga buenas propuestas de contenido y que no excluya a la comunidad de vecinos que siempre han vivido en el barrio de Mezquitán.
Casa de las Magnolias
Pareciera una finca normal, pero la conocen como "La Casa de las Magnolias". Es una vivienda ubicada en el Sector Reforma, en la calle Magnolia entre las calles Aldama y Gómez Farías número 77. Esta finca de frías habitaciones y techos muy altos, es común en esa zona de la ciudad. Entre vecinos de la zona, se cuenta que es una casa con gran actividad paranormal en la cual sucedieron hechos violentos.
Hoy en día se encuentra deshabitada, pues según las leyendas hay familias que no aguantan ni un mes viviendo ahí. Causa mucho más misterio; según las historias de los viejos avecindados, en la década de 1890, cuando en ese terreno se edificó una construcción de abobe con la intención de ser una bodega y un taller mecánico, el dueño de la casa una noche asesinó a un empleado después de una discusión y por su arrepentimiento se quitó la vida.
Así, sucumbió una serie de hechos siniestros, pues dos años más tarde fueron asesinadas dos niñas y enterradas entre las paredes de la casa. Se dice que veinte años después en 1950 el hijo del dueño decidió remodelar el lugar. El sitio dejaría de ser una bodega para convertirse en una casa habitación.
El terreno se dividió en dos: en una parte quedó la casa y en la otra un taller de cinturones y zapatos de piel. Algunas de las familias que han pasado por esa casa dicen haber sentido las energías lúgubres hasta acontecimientos paranormales. “Se escuchan quejidos, gritos, y a un bebé llorar, así mismo, se cree que algunos de los cuerpos de las personas y niños que fallecieron yacen enterrados ahí”. Sin duda alguna, las viejas casonas siguen dando anécdotas qué contar.
Baños de Oblatos, “La Barranquilla”
Los baños de Oblatos o “La Barranquilla” es una finca situada en las entrañas de la barranca de Oblatos en el pueblo Nuevo Israel. La historia de esta casa data de los años 80; se dice el verdadero dueño de esta era el mismo Miguel Ángel Félix Gallardo, líder del Cártel De Guadalajara. Junto con él y con sus socios y amigos utilizaron este lugar para sus festejos y celebraciones.
Era una casa de campo que ellos mismos habían construido en el lugar más escondido de Guadalajara, un sitio lleno de árboles, grandes pilares, habitaciones, jacuzzi y albercas: “La Barranquilla”. En 1983 la finca fue asegurada por el gobierno del Estado y otorgada al Ayuntamiento para darle uso público. Así es como, de ser una guarida de capos, pasó a ser “Los baños de Oblatos”. Las persona que viven en ese sitio siguen dando labores de seguridad y de mantenimiento.
Lo que fue la casa de campo de uno de los capos más poderosos de la historia de México, hoy son ruinas de un lugar en las que la naturaleza ha hecho de las suyas con el río que destruyó más de media casa. Aún así, se puede disfrutar de la rica agua caliente volcánica que nace de los mantos y que hace de las albercas un lugar relajante e interesante para los amantes de la aventura y la historia del narcotráfico.
La Casa del Alacrán
Ubicada en la calle Industria en el barrio La Perla, Patricia Martínez, vecina de la colonia, cuenta:
Mi abuela nos contó una leyenda de esta casa ubicada en las calle Industria esquina Gral. Salazar, de la Colonia la Perla, en Guadalajara. Le decían “La casa del Alacrán”, que según la leyenda, era una cárcel y que había una celda de castigo para los presos más peligrosos. Lo peculiar de esa celda era que a la persona que encerraban en ella no amanecía con vida. Cierto día detuvieron a una persona y la ingresaron a esa celda por haber asesinado a una mujer. Al ingresar el pidió velas, cerillos y un banco y los encargados le dieron lo que pidió. Supieron que amanecería muerto. Cuando el preso dormitaba, lo despertaron unos movimientos así que encendió un cerillo y con él una vela para descubrir un enorme alacrán de aproximadamente treinta centímetros.
El alacrán regresó a su madriguera cuando vio la luz, así que el preso apagó la vela para que saliera el alacrán. Cuentan que lo atrapó con su sombrero y puso el banco encima para que no escapara. Al día siguiente llegaron los guardias con sábanas esperando cubrir el cuerpo y gran sorpresa se llevaron cuando lo vieron con vida. El preso les mostró que bajo su sombrero yacía el enorme alacrán causante de tantas muertes.
El alacrán de cantera de la fachada de la casa conmemora aquella leyenda, aunque originalmente era la Vecindad del Alacrán en la que los grupos vivían y tenían riña con la Vecindad del Piojo y la Vecindad del Calcetín, cerca de Industria y Federación.