Ante la negativa de todos los sindicatos a seguir negociando posibles recortes, sin unas mínimas garantías de futuro, la empresa responde con la paralización de la llegada del nuevo Corsa.

Jorge Calderón Historiador y Profesor de Secundaria, Zaragoza
Jueves 25 de enero de 2018

Foto: EFE
La negociación sindical del convenio colectivo que el grupo automovilístico OPEL (ahora propiedad del francés PSA) tiene en la planta de la localidad de Figuerelas (Zaragoza) parece llegar a un “punto sin retorno”. A pesar de que, tres de los cinco sindicatos de la planta aceptaron negociar algunas de las drásticas medidas pedidas por la empresa (más carga de trabajo y congelación salarial) la cerrazón de ésta hace de momento imposible el acuerdo. Algo que demuestra por un lado que los nuevos propietarios franceses no están dispuestos a ceder ni un milímetro en sus planes de ajuste. Quieren “todo o nada”. Por el otro, que la política de aceptar rebajas a cambio de promesas de empleo solo sirve para que la parte empresarial se envalentone.
La propuesta sindical y paralización de las negociaciones.
El pasado martes 23 los cinco sindicatos de la planta anunciaban a la empresa que suspendían la negociación del convenio colectivo si la empresa no aceptaba cinco puntos para ellos irrenunciables. El primero es que haya un plan industrial que ponga la planta de Figueruelas a plena capacidad en las dos líneas de montaje (la del Mokka X, Crossland X y C3 Aircross y la del Corsa) con tres turnos productivos. El segundo es que los trabajadores nacidos en 1957 amplíen su contrato de relevo con carácter retroactivo al 1 de enero de 2018. El tercero que los empleados eventuales que han abandonado la fábrica en estos meses, alrededor de 170, vuelvan a ser contratados. En cuarto lugar reclaman un plan de rejuvenecimiento de la plantilla que afecte a los trabajadores nacidos en los años 1958, 1959, 1960 y 1961 y con salidas pactadas a los 61 años. El quinto punto y último es que las condiciones laborales de los empleados de niveles 6 y 7 estén pactadas y dentro del convenio colectivo.
Tras presentar estos puntos se produjeron las desavenencias sindicales ya citadas anteriormente. UGT, CC.OO y Acumagme, que representan más del 70% del Comité de Empresa, aceptan algunos de los duros ajustes planteados por la empresa. Los otros sindicatos, CGT y OSTA, se niegan a aceptar cualquier tipo de congelación salarial o aumento de carga de trabajo. CGT (el tercer sindicato en representación), plantea limitar la flexibilidad laboral hasta agosto y después ir reduciéndola gradualmente. En cuanto a los salarios, pide una subida salarial de 1,5 % para este año que compense lo perdido en años anteriores y del 2% para los siguientes.
El chantaje de la empresa
Ante esta propuesta sindical la respuesta de la empresa no se ha hecho esperar, y como ya había amenazado anteriormente, ha sido durísima. Solo un día después, el miércoles 24, desde el grupo PSA se anunció una serie de medidas que, de ponerse en marcha, supondrían dejar sin futuro alguno a la planta y llevarla, en la práctica, a un cierre seguro en los próximos años.
La empresa ha decidido suspender todas las inversiones en la planta de Figueruelas, lo que incluye paralizar la llegada de la nueva generación del Corsa, que debía ponerse en marcha a partir de 2019. Estudiará además cuál podría ser el nuevo emplazamiento para fabricar este modelo. Paraliza las inversiones en la nave 1 de carrocerías en la que estaba prevista una ampliación. Por último, ha dicho rotundamente que la planta no optará a nuevos modelos y que se está realizando ya un estudio de integración de las dos líneas en una sola.
Esto como decíamos, supone un golpe mortal al futuro de la planta y a las más de 200 empresas auxiliares que dependen de ella en los que hay alrededor de 25.000 trabajadores y trabajadoras. Como se dice coloquialmente: “Si la Opel estornuda, Aragón se resfría”.
Sara Martín, la Presidenta del comité de empresa ha dicho que: “no aceptamos la decisión unilateral que ha tomado la compañía”. Este jueves más de 3.000 trabajadores y trabajadoras, la casi totalidad de los que estaban en la planta, han participado en una concentración de protesta en la hora del bocadillo para mostrarle a la dirección su total desacuerdo con lo que ha planteado e invitarla a que reconsidere su postura. "Nunca hemos hablado de romper la negociación sino de suspenderla en tanto en cuanto la empresa no acepte cinco condicionantes básicos” ha recalcado. Respecto a nuevas movilizaciones, Martín ha explicado que cada sindicato está valorando lo ocurrido y que lo decidirán en la comisión permanente de la parte social.
También desde el ámbito político y empresarial ha habido una respuesta inmediata. El Presidente del Gobierno de Aragón, el socialista, Javier Lamban, ha calificado de muy grave la noticia y ha convocado para este próximo jueves 25 a la dirección y el comité de la planta para intentar buscar una solución. Por su parte, el represente patronal de las empresas auxiliares de Opel, ha dicho que para estas es la peor noticia que podía darse. Sin duda el barón “socialista” busca intervenir para lograr que los representantes sindicales acepten el conjunto de medidas que quiere imponer la empresa.
¡Unidad y lucha Ya! Para hacer frente al chantaje patronal
Evidentemente los trabajadores y trabajadoras de la planta de Opel no pueden confiar en que los mismos políticos que llevan años subvencionando con dinero público y por tanto avalando los constates recortes llevados a cabos por la empresa. Tampoco pueden confiar en que la misma burocracia sindical, que mantiene la mayoría del comité de empresa, que lleva años aceptando rebajas salariales y laborales, vaya a llevar a cabo una lucha contundente y de la magnitud que requiere el durísimo envite patronal. Es la misma que ha aceptado que hoy, como denuncia CGT, un trabajador puede llegar a cobrar 7.491,8 € (28,8%) menos que el compañero de al lado por hacer lo mismo y además vaya a tardar aproximadamente siete años en cobrar lo mismo, si tiene la suerte de que no lo despidan antes.
Para enfrentar este ataque contra la plantilla de Figueruelas, y que lo es a su vez contra toda la clase trabajadora, es urgente exigir a los dirigentes de los sindicatos que convoquen asambleas por sección y por turnos, dond se elijan delegados y delegados que converjan en una gran asamblea de representantes elegidos democráticamente desde la base. Esta asamblea es la que debe convocar ya un calendario claro de movilizaciones, que vaya mucho más allá de una concentración en la pausa del bocadillo. ¿Alguien piensa realmente que con acciones como esta se puede frenar este ataque?
Para ello, los sindicatos como CGT, que siempre se ha opuesto a todos los ajustes pactados en la planta, deberían empezar a exigir públicamente al resto del comité de empresa tomar estas medidas y, en el caso de que se opongan, implementarlas alli donde sea posible. De esta forma, los sindicatos que realmente quieren enfrentar los posibles ajustes de la empresa, puedan empezar a contrarrestar un recorte pactado de la mano de UGT y CCOO, como estamos acostumbrados a ver en los ultimos años.
Esta lucha no debe quedarse solo en los límites de la planta de Figueruelas. Debe forjase una unidad entre los compañeros y compañeros de la planta y los y las de las empresas auxiliares. Una unidad que se exprese en un comité de lucha que inmediatamente convoque grandes movilizaciones que puedan frenar este ataque. Movilizaciones a los que nos deberemos sumar toda la izquierda política, sindical, vecinal, social y estudiantil de Aragón.
Desde Izquierda Diario apoyaremos e informaremos, como siempre de cualquier acción de protesta que se convoque. Pensamos que solo levantado un programa de lucha claro, de unidad desde la base y sustentado en un programa obrero claro, podrán los trabajadores y trabajadoras afectadas hacer frente a este brutal ataque patronal. Un programa basado en el reparto de horas de trabajo sin reducción salarial para mantener el empleo y lograr la incorporación de nuevos trabajadores para combatir el paro y la precariedad