El pasado viernes, Bernard Cazeneuve, el ministro del interior francés, en su octava visita a Calais, ciudad portuaria al norte del país, anunció el desmantelamiento total del centro conocido como “la jungla”, que aloja a casi 10 mil de refugiados en condiciones totalmente deplorables y precarias.
Lunes 5 de septiembre de 2016 08:49
Cazeneuve anuncia el desmantelamiento total de la "jungla"
La tensión crece nuevamente alrededor de las barriadas de Calais, donde son ubicados, después de meses, los inmigrantes que no renuncian a la esperanza de entrar a Inglaterra, y la buscan con la energía de la desesperación y con todos los medios posibles para lograrlo, incluso tomando por asalto los camiones que cruzan a ese país tan codiciado.
Cazeneuve visitó Calais el pasado viernes 2 para reencontrarse con los representantes de las fuerzas políticas y económicas locales, el alcalde y los prefectos, que dieron pruebas de una próxima solución al problema. De cara a un regreso del conflicto social que promete ser agitado, al gobierno le conviene, antes de afrontar a los trabajadores y su lucha contra la ley El Kohmri, mostrarse, con la más extrema firmeza, sobre la cuestión de los inmigrantes, asi como sobre el terrorismo o el uso del “burkini”.
Cada vez más inmigrantes y cada vez más desesperación
Desde la validación del 25 de febrero por el Tribunal Administrativo de Lille de la orden de expulsión de los inmigrantes de la “jungla” de Calais, a pesar de las bellas promesas incumplidas, la perspectiva del desmantelamiento total no dejó de dar marcha atrás.
La violenta represión a los inmigrantes, el 29 de febrero, no ha reducido en nada su resistencia y de todos aquellos que los ayudan, como asociaciones, vecinos, militantes, movilizados contra este tratamiento injusto a los refugiados. Ninguna alternativa real fue propuesta. Empujados a amontonarse en estos centros de alojamiento de urgencia repartidos por todo Francia o llevados a un centro de recepción provisorio cercano a Calais, ellos no podían resignarse a ser dispersados y alejados de la frontera inglesa.
Una primera fase del desmantelamiento tuvo lugar en el mes de marzo en la zona sur, y en la zona norte también ya se inició. Pero el desequilibrio entre las capacidades de alojamiento establecidas y las necesidades de refugio, se volvió crónico. Hoy en día, mientras que Cazeneuve había prometido a las autoridades locales una reducción progresiva del número de migrantes alojados hasta alrededor de 2 mil personas, más de 9 mil viven en la “jungla” en condiciones de precariedad e insalubridad totales. Las viviendas improvisadas que se arman allí inmediatamente son objeto de prohibiciones. Una situación que exaspera el sufrimiento y la necesidad vital de salir de ese infierno. Y mientras tanto, el Mediterráneo entregaría nuevamente, al final del verano, otros miles de esos “condenados de la tierra” que rechazan las guerras imperialistas a orillas de Europa.
Otorgar garantías a unos y prestar las armas contra los otros
El gobierno debe dar las garantías a las autoridades y a los intereses locales que se exasperan con las promesas y entre la tensión que crece notablemente entre los camioneros y los inmigrantes. Cazeneuve se comprometió nuevamente al desmantelamiento total de la zona norte: “Mi intención es ir tras eso con la más firme determinación. Se debe hacer por etapas, comenzando por crear más lugares de refugio en Francia para descomprimir Calais”, declaró. El Estado cuenta con intensificar las salidas voluntarias de Calais, para antes de fin de año. “2mil nuevos lugares de albergue en el Centro de Refugio y de Orientación y 6 mil lugares en los Centros de Refugio para Demandantes de Asilo.
Pero mientras tanto, la prohibición y la represión se activan contra los inmigrantes. El ministro del interior afirma que los poderes públicos “ya comenzaron el desmantelamiento de la zona norte, por una decisión de cerrar los centros de venta ilegal instalados en el terreno”. “Ese proceso fue frenado por una decisión de la justicia e hice que el Consejo de Estado se ocupe del asunto”, agregó. El Tribunal Administrativo de Lille había perdido su veto a esa demanda. Esos efectivos suplementarios permitieron “reforzar la lucha contra los asaltos de camiones en la autopista”, precisó.
Libre circulación de personas. Alojamiento decente para todos los inmigrantes
Cazeneuve habla de “descomprimir” Calais. Lenguaje cuya grosería no tiene equivalente más que su inhumanidad. Pero si lo empujamos más allá de esa metáfora, podemos decir que no hay más que dos salidas: detener las entradas y/o favorecer las salidas.
Para favorecer las “salidas”, todos los ojos son, obviamente, puestos sobre Inglaterra. El reciente episodio del brexit, evidentemente ha planteado la hipótesis de un cambio de política con respecto a los inmigrantes. ¿Y si la frontera no está más en Calais sino en Drouves? Sería un golpe de suerte para Cazeneuve. Pero ese no es el proyecto de Inglaterra dentro o fuera de la Unión Europea, y además los acuerdos pasados con Francia permanecen intactos.
Respecto a las “entradas”, el gobierno cayó en su propia trampa. El “guerrero de pacotilla” Hollande, campeón de guerras imperialistas en África y Medio Oriente, genera, junto con los otros imperialistas, esos flujos de inmigrantes que vienen si desgraciadamente los abruman en sus propias tierras.
Es claro que en esas condiciones, los inmigrantes en Francia no pueden ser más que perseguidos de un punto a otro, en una cacería humana perpetrada por las fuerzas de represión y por quienes no tienen una política de asilo y refugio.
Frente a la política y a los escandalosos actos del gobierno a la búsqueda de inmigrantes, el campo de los trabajadores debe pronunciarse y luchar por el fin de las guerras imperialistas, la libre circulación de las personas y el derecho a un alojamiento decente para todos, comenzando por el requerimiento de hospedajes vacíos.