Durante la madrugada del reciente viernes, asesinaron a otra compañera travesti, su nombre: Litzi Odales Parrales, quien se encontraba en situación de prostitución y, además, era extranjera. Situación común en el grupo de aquellas sujetas denominadas travestis.

Lilith Herrera Activista trans
Domingo 22 de mayo de 2016
Una joven trans, identificada como Litzi Odalis Parrales, fue apuñalada en la madrugada de este viernes, debido a lo cual perdió la vida en Santa Rosa con Avenida Matta, hasta donde se arrastró dejando un reguero de sangre.
De acuerdo a lo señalado por el subcomisario de la PDI, Vicente Torres González, Litzi, proveniente de Ecuador, recibió alrededor de tres puñaladas en cuello, cadera y glúteo.
“La víctima se había trasladado de un vehículo, del cual se ignoran mayores características. Tuvo una discusión con el conductor, y luego descendió. El conductor agredió a la víctima en la región del cuello, provocándole una herida. Falleció a los pocos minutos, desde que se trasladó, alrededor de una cuadra y media, hacia el sur de Santa Rosa”, señaló Torres.
Grupo específico
Dentro de las identidades trans, existen diversos grupos, pero los principales son: transexual, transgénero y travesti. Litzi, era parte del último. Esto es fundamental, entenderlo, porque incluso, ser trans no nos hace comprender, necesariamente, lo que vive una compañera travesti. Por lo que resulta complejo que en la actualidad, la representación de este grupo caiga en manos de ciertos referentes: en su mayoría, hombres trans. Habría que preguntarse, qué tan válido es.
Las travestis son popularmente identificadas como el hombre que viste con prendas de mujer (como si la mujer no vistiera con ropa masculina), pero urge mirar más allá y tratar de comprenderlas no solo como una individua, sino más bien como una sujeta social que se construye en un entorno determinado: pobreza, marginalidad, exclusión. Producto de toda una estructura social que las sigue maltratando.
Un movimiento trans combativo
Este nuevo asesinato muestra, una vez más, que es un problema de todos: de trabajadores, estudiantes, pueblo pobre, porque somos todos nosotros quienes debemos hacernos parte de la batalla de las personas trans y, muy especialmente, de las compañeras travestis, dado que son ellas las que resultan asesinadas en la calle: el lugar que la sociedad les ha reservado como familia, escuela y trabajo.
Ante tal situación, es que debemos llamar muy fuertemente a la auto-organización de este sector, para que tomen la lucha en sus manos y que no continúen ciertos personajes y organizaciones de la diversidad sexual, quienes han cooptado estas demandas para ir a negociarlas vía lobby parlamentario. Urge levantar un movimiento trans combativo que luche en la calle, para presionar desde allí, y no, compartiendo galletitas en oficinas de parlamentarios corruptos.
Nosotras y nosotros, como trans, en unidad con estudiantes, trabajadores, pueblo y diversidad sexual precarizados, debemos poner en jaque a este régimen pro empresarial, amigo de las iglesias y capitalista. Solo a través de la unión de nuestras fuerzas, podremos construir una sociedad en la que nadie se sienta con el derecho a arrebatarle la vida a otro.