El bonaerense Ricardo Rodríguez mató a Augusto Abal (15 años) y a Lucas González (20) mientras perseguía en un auto particular a supuestos “delincuentes” en Pablo Nogués. Pese a un sinfín de maniobras en el juicio, fue sentenciado.
Daniel Satur @saturnetroc
Sábado 13 de octubre de 2018
El miércoles finalizó en los Tribunales de San Martín el juicio oral que había comenzado el 1° de octubre contra dos efectivos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires por el crimen de dos jóvenes ocurrido en junio de 2014 en la localidad de Pablo Nogués (norte del Gran Buenos Aires). Fue durante la gobernación del Frente para la Victoria a cargo de Daniel Scioli.
La jueza Claudia Esquivel y sus pares Luis Molinari y Adrián Berdichevsky hallaron culpable al sargento Ricardo Rodríguez de los homicidios de Augusto Abal y de Lucas Gonzáles, dos jóvenes de 15 y 20 respectivamente. A su compañero Miguel Torres, por el contrario, lo terminaron absolviendo pese a que participó del mismo hecho con Rodríguez y durante cuatro años ambos mantuvieron una misma estrategia de defensa.
Las alternativas del juicio demostraron, además de las profundas irregularidades en el accionar de los policías en los hechos del 17 de junio de 2014, las mañas institucionales de la Bonaerense al momento de buscar impunidad para sus perros guardianes.
Juan Combi, abogado de la familia de Augusto Abal, en diálogo con La Izquierda Diario definió el caso con un símbolo preciso: “Este es otro caso Rati Horror Show”. Y es que al conocer los hechos es inevitable recordar el famoso documental de Enrique Piñeiro.
Persecución y muerte
El 17 de junio de 2014 a las 19:30 el sargento de la Policía Bonaerense Ricardo Rodríguez iba en el asiento de acompañante del Citroen Picasso que conducía su compañero Miguel Ángel Torres. El auto era de este último y no tenía ningún tipo de identificación policial.
Nunca se pudo establecer por qué, cerca del cruce de las calles Capitán San Martín y Valparaíso de Pablo Nogués, los policías decidieron comenzar a perseguir al Fiat Punto azul en el que viajaban Ángel Gómez Ruiz, Lucas González y Brian Villa. Sí se pudo comprobar en el juicio que los tres jóvenes carecían de antecedentes penales y no tenían ningún tipo de armas encima.
La persecución siguió por varias calles hasta que en el cruce de la Ruta 197 y Sucre (en la llamada “cinco esquinas”) el auto perseguido ingresó en una vieja estación de servicio que hacía las veces de estacionamiento. Allí se encontraba, parado junto a su Ford F100 blanca, el joven de 15 años Augusto Abal, que había estacionado la camioneta para verificar un desperfecto mecánico.
En el momento en que el Fiat entraba a la estación de servicio en desuso, el sargento Rodríguez abrió fuego contra los ocupantes con su Browning 9 milímetros. Fueron varios tiros. Uno de ellos impactó sobre el pecho de Augusto, ocasionándole una hemorragia interna seguida de un shock hipovolémico que lo mató en pocos minutos.
Lejos de detener su arremetida, Rodríguez y Torres siguieron persiguiendo a los tres jóvenes por la Ruta 197. A la persecución se sumaría un patrullero con el que se cruzaron, conducido por el oficial Walter López y en el que también viajaban el Sargento Sánchez Loza y el Sargento Martínez. Los disparos nunca se detuvieron.
Con tres de sus ruedas pinchadas el Fiat llegó a un callejón sin salida y debió detenerse. Los cinco policías se bajaron de sus autos y avanzaron. Rodríguez entonces disparó “en por lo menos una oportunidad”, dijeron los jueces. Lucas González recibió un balazo en la zona parieto occipital derecha y murió en segundos.
Juicio y castigo
Juan Combi, abogado de la familia de Augusto Abal, en diálogo con La Izquierda Diario se mostró satisfecho por la condena a prisión perpetua para el sargento Rodríguez, aunque no por la absolución del oficial Torres.
“Creemos que es un fallo importante porque hay que tener en cuenta el operativo donde murió Augusto estuvo lleno de irregularidades”, afirmó Combi. Y detalló en ese sentido que “nunca se demostró que los tres chicos perseguidos fueran delincuentes pero sí que se los siguió en un auto particular sin sirena. Y encima a los dos chicos que se salvaron, mientras se estaba haciendo el juicio los obligaron a autoinculparse y firmar una probation. Es como pasó con Fernando Carrera”, dijo el abogado en referencia al joven cuyo caso se relató en el documental de Enrique Piñeiro El rati horror show.
El objetivo de criminalizar a quienes en verdad fueron víctimas llegó al colmo de que uno de los jóvenes que sobrevivió a las balas estuvo un tiempo preso porque fue "apretado" y terminó firmando un juicio abreviado.
El abogado agregó que durante el proceso la propia institución policial “pretendió plantar pruebas falsas, como por ejemplo que los jóvenes llevaban armas y habían intercambiado disparos con los policías, algo que no se comprobó en el juicio”.
Pese a los intentos de las defensas de desviar la investigación, los jueces Esquivel, Molinari y Berdichevsky debieron condenar a Ricardo Rodríguez a prisión perpetua por los delitos de “homicidio agravado por el abuso en el ejercicio de la función de un miembro de la fuerza policial” y “homicidio simple realizado por exceso en el cumplimiento del deber”, en perjuicio de Augusto Abal y de Lucas González, respectivamente. A su vez ordenaron la inmediata detención del sargento de la Bonaerense.
En el caso del oficial Torres, los jueces lo absolvieron por considerar que no tuvo participación directa en las muertas de Abal y de González.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc