Luego de que se aprobara la participación de la Guardia Nacional en tareas de seguridad, el PAN ahora quiere encabezar un "frente" contra la militarización, la misma que ellos provocaron en 2006.
Óscar Fernández @OscarFdz94
Miércoles 13 de mayo de 2020
A través de su Comisión Política Nacional, el PAN declaró que “convoca a las fuerzas políticas de oposición, legisladores, organizaciones civiles, dirigentes sociales, académicos, estudiantes, sindicatos, trabajadores y a la sociedad en general a rechazar el acuerdo del gobierno lopezobradorista de militarizar la seguridad pública”, esto después de que el presidente aprobara que la Guardia Nacional, ejército y marina pudieran realizar tareas de seguridad nacional.
La CPN del PAN la preside Santiago Creel, quien fuera Secretario de Gobernación en tiempos de Vicente Fox. Durante su gestión se cometió el asesinato de la defensora de derechos humanos Digna Ochoa del centro Miguel Agustín Pro Juárez, cuyo crimen jamás fue esclarecido y fue presentado como un supuesto suicidio.
Ya desde tiempos de Vicente Fox es que se había comenzado una política para la prevención de drogas, misma que vino acompañada de ataques a los cárteles del narcotráfico. Sin embargo, el salto vino una vez llegó Felipe Calderón a la presidencia del país. Ataviado con un uniforme militar que apenas le quedaba (cuya imagen de mangas largas sería burla de diversos caricaturistas a lo largo de su sexenio), Calderón anunció a pocas semanas de asumir el ejecutivo que le daría guerra a las drogas.
La política calderonista tuvo, por una parte, el objetivo de legitimarse luego de una controvertida elección que el actual presidente impugnó argumentando fraude electoral. Por el otro, se vieron beneficiados algunos grupos delictivos en detrimento de otros, a la vez que distintos elementos del Estado y los grupos del crimen organizado se mimetizaban de manera orgánica —fenómeno que quienes escribimos en La Izquierda Diario México veníamos señalando ya desde 2011 [1]— y no como se pretendía señalar desde los medios de comunicación al servicio del gobierno, los cuales sostenían que había una "infiltración" del narcotráfico en los órganos gubernamentales.
El resultado de esta política, según cifras oficiales de la SEGOB, [2] asciende a cerca de 2 mil personas asesinadas anualmente en promedio desde que inició la política de seguridad del PAN. A esto se suman iniciativas como la militarización para hacer frente a los feminicidios en Ciudad Juárez, los cuales se mantenían como un fenómeno de esa ciudad antes de que se expandieran a otras entidades del país.
Asimismo, destacan los señalamientos contra el expresidente Felipe Calderón y su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, de haber recibido sobornos de los cárteles.
Con el descontento provocado con ello, cuya expresión más aguda fue el MPJD, vino un serio cuestionamiento a las administraciones del blanquiazul, mismo que trajo el retorno del PRI a Los Pinos. Pero la crisis en el PAN no se detuvo y el estigma de sus políticas de "seguridad" lo seguía como sombra; los blanquiazules tuvieron que cometer entonces lo impensable hace 10 años y crear un Frankenstein político: ir en coalición con el PRD para frenar tanto al PRI como a López Obrador. Pero la movida no les resultó y con eso a su favor, el Morena logró ganar las elecciones en 2018.
Pero ahora el PAN intenta lavarse la cara y asegura que “buscará por todos los medios de carácter constitucional invalidar el acuerdo de militarización, para que el presidente de la República cumpla en mantener las funciones ordinarias del servicio público de policía, en un ámbito estrictamente civil y no militar, como ocurre en todas las democracias modernas en el mundo”.
Lo que el PAN está haciendo, más allá de su oposición al proyecto de López Obrador, es aprovechar la controversia que ha generado el decreto presidencial para montarse sobre él y aparecer como la única fracción que lucha en contra de las tendencias "dictatoriales" del ejecutivo, promoviendo el fantasma de los gobiernos posneoliberales de América Latina y sus políticas populistas.
AMLO puede ahora extender el uso de la Guardia Nacional ya no sólo para detener migrantes y fungir como el muro fronterizo de Trump, sino que ahora también la puede usar para frenar manifestaciones y garantizar sus megaproyectos. Sin embargo, tampoco puede pasar desapercibido este acto de cinismo del PAN, que por muchos años impulsó políticas similares. En 2012, como parte del Pacto por México —la alianza de gobernabilidad entre el PRI, PAN, PRD y el presidente Peña Nieto para garantizar legitimidad al gobierno luego del cuestionamiento provocado por el movimiento #YoSoy132— aprobó la creación de la Gendarmería Nacional apenas dos días después de que Peña Nieto asumiera la presidencia, como señala este artículo de El Economista; lo mismo ocurrió con la aprobación Ley de Seguridad Interior en 2017.
No puede haber ninguna confianza en un partido cuya agenda sistemáticamente se ha puesto en contra de los sectores populares y vulnerables del país. A esto también debemos subrayar su política profundamente reaccionaria, oponiéndose al matrimonio igualitario y al derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo; el PAN, por más "demócrata" que se pinte, es un aliado de un régimen que actúa en favor de los intereses de los empresarios, la Iglesia y que ha profundizado la subordinación de México a la Casa Blanca.
[1] Véase, por ejemplo, Oprinari, P. "Una aproximación desde el marxismo a la cuestión de la “narcoguerra” en México".
[2] Secretaría de Gobernación, Sistema Nacional de Seguridad Pública. (2018). Cifras de homicidio doloso, secuestro, extorsión y robo de vehículos 1997-2017 (pp. 1-6). Ciudad de México: Centro Nacional de Información. Recuperado de: http://secretariadoejecutivo.gob.mx/docs/pdfs/cifras%20de%20homicidio%20doloso%20secuestro%20etc/HDSECEXTRV_022018.pdf
Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana