En la apertura de su programa “Fort Apache”, el líder de Podemos intenta explicar el resultado de Unidos Podemos por “el miedo al cambio” entre los propios simpatizantes de Podemos.
Diego Lotito @diegolotito
Viernes 1ro de julio de 2016
Foto: Pablo Iglesias durante su programa de tertulia política, Fort Apache.
Algunos han querido destacar “el bajo perfil de nuestra campaña” o bien “la confluencia con Izquierda Unida” que “nos habría situado en el temido margen izquierdo del tablero”, dice Pablo Iglesias en un video de poco más de un minuto publicado este viernes como presentación a su programa “Fort Apache” dedicado al tema.
Iglesias asegura que ambas hipótesis colaboran a “alentar el enfrentamiento interno” en Podemos y, por eso, sus enemigos insisten en ellas. Pero en su opinión ninguno de estos dos factores ha sido determinante, y que, por el contrario, “la causa que explica la frustración de nuestras expectativas y el fracaso de las encuestas es otra.”
“Recuerdo haberla identificado con Íñigo (Errejón) cuando preparábamos la estrategia de campaña del 20D, la famosa remontada”, explica Iglesias. “Sospechábamos entonces que éramos una fuerza política que provocaba mucha simpatía y que podría recibir el voto de personas que sin embargo no pensaban que pudiéramos gobernar perro que veían con simpatía nuestra irrupción y que pusiéramos en apuros a los grandes partidos.”
“Pero entonces razonábamos que esa gente no nos votaría si nos veía como posibles ganadores. Creo que esos votantes han sido la clave para entender lo que nos pasó en las últimas elecciones. Tienen simpatía por nosotros, agradecen el meneo que le hemos dado a la política española, responden a un encuestador que nos van a votar, pero ante la evidencia de que podíamos gobernar, deciden finalmente no votarnos.”
Para Iglesias, el problema no estuvo en la alianza con Izquierda Unida. “Si el acuerdo con Izquierda Unida nos hizo daño fue porque nos relanzó inmediatamente como fuerza hegemónica, no porque Izquierda Unida provoque más miedo que nosotros”, dice, explicitando su respuesta al ala errejonista del partido, que desde que se conocieron los resultados puso la diana en la coalición con IU como la madre de todos los males.
“La clave, a mi entender, fue el miedo a lo nuevo. Si el brexit influyó en algo, fue precisamente en la dirección de confirmar esos temores al cambio”, concluye Iglesias.
La publicación del video esta mañana, que es sólo la apertura del programa Fort Apache dedicado al balance electoral –aún no emitido-, no fue casualidad. Pocas horas antes de la reunión que mantuvo en la tarde del viernes la plana mayor de Podemos con los representantes de IU y las confluencias, el líder de Podemos hizo uso de su propio plató de televisión para dar la “versión oficial” que, previsiblemente, será la que se imponga a partir de ahora. Lo cual presupone un cierto nivel de acuerdo con el errejonismo, al menos para salir del paso. En dicha reunión, fuentes de la dirección de Podemos reconocieron que “No hemos sido capaces de movilizar a los nuestros” y validaron la explicación de Iglesias.
Podemos abordará oficialmente el balance del 26J este sábado en una reunión en Madrid, con la participación de todos los dirigentes autonómicos. El Consejo Estatal (su Comité Central), por su parte, se reunirá el próximo 9 de julio en un contexto de guerra interna de baja intensidad, al menos por ahora.
Esta semana se cruzaron mensajes y se alistaron las armas de campaña en los telegrams de los “errejonistas” y los “pablistas”. A tal punto que el “polite” Echenique, que llegó a la secretaria de organización colocado por Iglesias, después de la destitución a dedo de Sergio Pascual -un afín a Errejón-, amenazó por Telegram que estaba dispuesto a “extirpar las malas hierbas” en Podemos.
En un mensaje interno que se “filtró” a la prensa, el secretario general de Podemos Aragón escribió: “Ya sabéis que yo soy mucho de amor y eso, pero no me resisto a añadir algo también necesario para este momento”, antes de enseñar los dientes y decir que “en caso de que la vía del amor y los cuidados se demuestre inútil, se actuará de manera contundente, decidida, concreta y grave contra quienes no comprendan que las guerras internas nos desangran, nos queman y nos hartan. Para que crezca el amor no sólo hay que regarlo sino también extirpar las malas hierbas de las violencias enquistadas”.
Mientras tanto, todos buscan respuesta para explicar el millón de votos perdidos. La dirección morada incluso ha encargado un estudio demoscópico para saber qué pasó con más un millón de votos de la formación. ¿Se fueron asustados ante la posibilidad de un “Iglesias presidente”? ¿Abandonaron el barco hacia el PSOE, viendo que la alianza con IU llevaba a Podemos hacia la “izquierda”? ¿Fueron votantes desencantados de IU que no quisieron votar a Podemos? ¿Desencanto con la formación morada después de dos años de exposición pública y moderación de su programa? ¿La frustración de un sector al ver que Podemos proponía un gobierno con “la casta” del PSOE? Estas son algunas de las preguntas en boga.
En la presentación de Fort Apache, Iglesias intenta explicar el fiasco del 26J. Pero no lo logra. Su argumento fundamental, el “miedo a lo nuevo” de un sector de votantes de Podemos, peca de un interesado reduccionismo, o por lo menos de ingenuidad. Aunque dudamos que Iglesias tenga en la coleta un pelo de ingenuo.
Cierto es que en poco más de un minuto poco se puede decir, pero Iglesias eligió ese formato para simplificar la cuestión hasta el absurdo. Porque de ese modo no puede explicar factores centrales que operaron en que 1 de cada 5 votantes de Podemos e IU el 20D decidieran el 26J quedarse en su casa. Para sintetizar:
1) El deterioro en la imagen de Pablo Iglesias, visto por muchos -y no sólo los enemigos- como una suerte de déspota sonriente y arrogante con un discurso bipolar. Como hemos leído en estos días, la táctica del "poli bueno" y el "poli malo" no suele dar resultado cuando se concentra en una sola persona.
2) El discurso socialdemócrata apelando a la base social conservadora del PSOE, que la convenció el 20D pero la espantó en las negociaciones post 20D –con “cal viva” de por medio–, para intentar fallidamente recuperarla con “patria, orden e instituciones” en la última campaña. Un zigzag permanente que, a la postre, llevó a Unidos Podemos a perder a un sector de la base social históricamente de izquierdas que, todo indica, no quiso tragarse el sapo del PSOE, la OTAN, la Corona y el catálogo de Ikea.
3) La desilusión de un sector en el margen izquierdo de los votantes de Podemos con las experiencias de gobierno en las que participan Podemos e IU. El 26J, Unidos Podemos perdió mucho en las ciudades donde gobiernan los deslucidos “ayuntamientos del cambio”, que en un año de gestión capitalista de las principales ciudades del Estado no han cambiado significativamente nada.
4) El “miedo” fue sin lugar a dudas un factor actuante en la campaña y los resultados del 26J. La campaña sucia, Venezuela, Cuba, y el brexit que cayó en el peor momento para Unidos Podemos, jugaron un papel. Pero lo tuvo centralmente aglutinando el voto de derecha en el PP. Aunque hizo mella en un sector de los votantes de Podemos, la moderación infinita del discurso y el programa, así como el respeto a rajatablas de las reglas de juego de la democracia capitalista, aminoraron su incidencia.
La explicación de Iglesias es “por derecha”. Evidencia que su preocupación es buscar por qué no los votó un sector conservador temeroso de “lo nuevo”, que utilizó a Podemos para presionar al PSOE pero que no lo considera una alternativa de gobierno estable. Hay algo de cierto en esto, hay que reconocerlo, pero lo lamentable es que no se intente buscar las coordenadas que también llevaron a la desilusión, por izquierda, de una buena parte de sus votantes el 20D. Y estos tuvieron mucho peso en los resultados del 26J.
Como decíamos en otro artículo, “tanta devaluación del programa, tanta devaluación de las ilusiones de cambio, tanto marketineo sin contenido, terminaron devaluando sus ‘acciones’ electorales en las urnas” La clave, ahora, es si más allá del balance del aparato, hay sectores que hacen su propio balance de dos años de experiencia podemista y se plantean la posibilidad de que surja nueva hipótesis de izquierda, que revalorice la lucha de clases y no los platós de televisión como el motor de la historia.
Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.