Alberto Fernández, Matías Kulfas y el gobernador Uñac presentaron el Clúster Renovable Nacional, con proyectos industriales de energías renovables. Mientras el negocio extractivista crece a la sombra del FMI, negaron que esto fuera una contradicción.
Martes 18 de enero de 2022 21:06
Este martes, en San Juan, Alberto Fernández anunció junto al gobernador Sergio Uñac y funcionarios del Frente de Todos, el lanzamiento del Clúster Renovable Nacional. Un organismo público-privado, integrado por seis provincias y cámaras empresariales que tienen proyectos industriales relacionados a la producción de energía eléctrica con fuentes renovables, como la eólica, la solar y la hidroeléctrica.
También estuvieron presentes los ministros Martín Guzmán (Economía), Matías Kulfas (Desarrollo productivo) y Juán Cabandié, el cuestionado ministro de Ambiente. Y los gobernadores de las provincias involucradas.
Matías Kulfas, al tomar la palabra, calificó a la iniciativa como un “plan de desarrollo productivo verde”. Y atajandose de las críticas de los sectores ambientalistas que, hoy en día, son un importante movimiento, admitió que “hay quienes ven una contradicción”, en relación al “estímulo que estamos dando a otras actividad, como la producción de hidrocarburos o la minería”. Pero afirmó que “esa contradicción no es tal”.
Qué distinto piensan los miles que, éste mismo martes, se movilizaron en todo el país, reclamando un mar sin petroleras. En rechazo a la exploración offshore en la Costa Atlántica, que el Gobierno nacional y el ministro Cabandié autorizaron realizar a la multinacional Equinor, junto con Shell e YPF. O el pueblo de Chubut, que viene de pararle la mano a la megaminería contaminante en su provincia, luego de masivas movilizaciones en defensa del agua, que soportaron la represión del gobernador Arcioni, acompañadas de cortes de ruta y un contundente paro marítimo-portuario.
“Este es el camino para que las generaciones futuras no nos acusen de haber destruido la casa en la que vivimos”, dijo el presidente Alberto Fernández, durante su exposición en San Juan. “A confesión de partes...”: el odiado modelo extractivista es el verdadero privilegiado del Gobierno nacional. A través de estas mega-industrias contaminantes, con las que se benefician las multinacionales destructoras del medioambiente, espera que lleguen las divisas que satisfagan la sed de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El discurso oficial fue presentar la iniciativa del Clúster Renovable Nacional, como un plan de transición energética ecológica. Kulfas insistió en que “no tiene por qué haber contradicción entre producción y cuidado ambiental”. ¡Pero la hay! Mirando solo San Juan, la megaminería viene ocasionando desastres medioambientales y la recurrente contaminación del agua potable que fluye de los ríos de deshielo.
El gobernador Uñac planteó que esta provincia "provee aproximadamente el 37% de la generación solar a nivel país", pero (no sin inteción) omitió decir que San Juan también es la principal provincia minera de la Argentina y la más codiciada por multinacionales que anunciaron inversiones por más de U$S 5 mil millones para profundizar la minería a cielo abierto. El modelo extractivista sigue a pleno.
"Debemos aprender a producir esos minerales preservando el medioambiente y respetando el acuerdo social de aquellos lugares donde la producción minera se desarrolla", dijo el presidente. En relación a que ciertos minerales son necesarios como insumos en la producción de energías renovables.
Lo que muestran los hechos es que quienes se benefician son las multinacionales, como la canadiense Barrick Gold, conocida por intoxicar el cauce de seis ríos de San Juan, en 2015, con un derrame de cianuro, mercurio y boro. Y que hoy, completamente impune por sus crímenes ambientales, anunció nuevas inversiones en San Juan, junto a la china Shandong Gold.
El envenamiento del agua -que luego ocurrió otras 3 veces a gran escala- tampoco impidió a Kulfas hablar de “modelo minero seguro” y “minería inclusiva y sustentable”, en una anterior visita a la provincia. Tampoco frenó a Alberto Fernández de recibir a los CEOs de la minera canadiense Lundin que a través de la firma Josemaría Resource vienen de recibir 84 hectáreas por parte del gobierno de San Juan para, según afirman en su página oficial, explotar a cielo abierto “6,7 mil millones de libras de cobre, 7,0 millones de onzas de oro y 30,7 millones de onzas de plata”.
En total, son más de U$S 9.300 millones los que invertirán capitalistas de Canadá, China, Estados Unidos, Corea del Sur, Australia, Francia y Rusia, para profundizar el modelo extractivista en cinco provincias del país, de la mano del Gobierno nacional. Codiciando particularmente el cobre y el litio.
Aún así, el Gobierno nacional insiste en un discurso de capitalismo verde.
“Estamos viviendo un proceso de transición ecológica, que llevará muchos años", dijo Kulfas en el acto oficial de este martes". Y agregó que "algunos sostienen que serán 20 ó 30. No tenemos aún certezas”.
Con el enorme impulso que el Gobierno viene dando a los negocios del extractivismo, es claro que no solo no tienen certezas, si no que no tienen un verdadero plan para impulsar la transición energética. Tan necesaria, entre otras cosas, para frenar el calentamiento global -cuyas consecuencias hemos vivido en la ola de calor que atravesó el país y que produjo el colapso del precario sistema de suministro eléctrico en el AMBA.
Pero, para dentro 20 ó 30 años, hablamos verdaderos desastres en el ecosistema.
El Sexto Informe de Evaluación (AR6) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, plantea en su escenario más "optimista" que si para el año 2050 se suprimen por completo las emisiones de carbono (provocadas en gran parte por los combustibles fósiles) y la temperatura global promedio aumenta 1,5 °C en 2040, manteniéndose entre 1,2 y 2°C hasta fin de siglo, las consecuencias climáticas aún son catastróficas. Fuertes precipitaciones, inundaciones récord, olas de calor, sequías, monzones, mega tormentas; el derretimiento de glaciares y aumento del nivel del mar serían irreversibles por milenios, afectando a todas las regiones y ecosistemas del mundo, con consecuencias desastrosas para la vida en la tierra.
Es necesario terminar de inmediato con la extracción de combustible fósil y cambiar de conjunto la matriz energética. Si el plan del Gobierno es profundizar el extractivismo, orientando la economía al servicio del FMI y de las grandes empresas; la pelea del movimiento ambientalista, los jovenes y trabajadores, tiene que orientarse a desconocer los pactos de la deuda odiosa y rechazar las imposiciones que esta trae.
El Frente de Izquierda Unidad plantea el desconocimiento soberano de la deuda fraudulenta y destinar esos recursos para una verdadera transición energética y agroecológica y para el beneficio del pueblo trabajador y las mayorías populares.