En las últimas semanas el debate sobre costos y “reformas” laborales se metió en campaña. Ahora el secretario general de la UOCRA reconoce que en la construcción no generó más trabajo registrado pero la propuesta empresaria “pero es un tema a debatir” en cada sector.
Lunes 25 de octubre de 2021 10:22
Foto: Juan Obregón (Perfil)
¿Indemnizaciones o “mochila argentina”? ¿Reforma laboral por ley o convenio? Los empresarios, el Gobierno y las cúpulas sindicales no paran de correr el debate más a la derecha.
Un buen ejemplo es la entrevista de Gerardo Fontevechia a Gerardo Martínez y Teddy Karagozian en Perfil: “Debate sobre el trabajo” se titula.
Allí el dirigente de la UOCRA y el empresario textil que se convirtió en el talibán de la flexibilización laboral discutieron sobre los temas que marcábamos al principio.
Uno de los temas más interesantes es cuando se detienen en el tema del régimen de indemnizaciones. El “modelo UOCRA” es mostrado como ejemplo por los empresarios que quieren eliminar las indemnizaciones. En vez de regirse por la Ley de Contrato de Trabajo, tiene un “fondo de cese laboral” al que van aportando empresarios y trabajadores. El dinero es administrado por un banco. Como resume Martínez, casi con orgullo, en ese momento el trabajador que quedó en la calle “tiene la facultad de retirar ese recurso, gastarlo o ponerlo en una caja de ahorro”.
Pero la larga entrevista deja dos ideas importantes para rescatar. La primera, es que Martínez reconoce a fuerza de números que esas ventajas no permitieron la creación de empleo que se promete. “Hoy tenemos todavía 360 mil puestos de trabajo” dice Martínez. Lo dice comparando con el 2018 pero también con el momento en que llegó al gremio, hace 40 años.
El mismo dato había sido planteado por el economista Luis Campos en un hilo de tuits que destrozó los argumentos de Karagozian, Lousteau y sus amigos. No solo no se había creado más empleo que en otras ocupaciones, sino que en la industria de la construcción el 60% de los asalariados no tiene aportes jubilatorios.
Mirá que lo reconoce hasta este...
Gerardo Martínez confirmó que, en la Construcción, el régimen que eliminó las indemnizaciones no generó empleo en 40 años https://t.co/suP7SYagvr— Myriam Bregman (@myriambregman) October 25, 2021
Martínez presenta su teoría: “el nivel de empleo no está sujeto al sistema laboral. Está sujeto a una cierta cantidad de condiciones que hacen a la fórmula polinómica. Ser competitivos, que haya productividad, solvencia, garantías, reglas de juego, previsibilidad”.
Productividad, solvencia, reglas del juego. A lo largo de la entrevista, uno busca al principio de la frase si la está diciendo el sindicalista o el empresario. Los argumentos son tan parecidos que confunden.
Entonces llegamos al segundo punto. El periodista le pregunta si entonces coinciden que en realidad el aumento del empleo no depende del cambio del sistema de indemnizaciones.
“Es un tema en debate. Deberá adecuarse a las diversas circunstancias” dice Martínez. O sea, que está abierto a discutirlo y aplicarlo en otros gremios. Ya no como dirigente de la UOCRA sino de la CGT. “Respeto las propuestas de Karagozian. Es interesante que cada sector se anime a generar un plan, ver cómo consensuamos y cómo cada uno se adecua en cada actividad”. La reforma laboral en cuotas.
Pero otra vez Martínez deja ver su concepción de los problemas laborales: “hay que recuperar la cultura del trabajo, el diseño de la disciplina laboral. Puedo enseñar cómo hacer cierto revoque o una pared, pero si no incorporo a ese trabajador o trabajadora a la disciplina laboral, no cumplirá con las reglas”.
Como si los albañiles y los trabajadores y trabajadoras tercerizados en el convenio UOCRA les faltara “cultura del trabajo” y “disciplina laboral” y les sobraran derechos.
Lo cierto es que la amigable charla entre uno de los empresarios referentes de la flexibilización laboral y uno de los máximos dirigentes de la CGT todavía no eliminó las indemnizaciones pero va eliminando las dudas: empresarios y sindicalistas, peronistas o derechistas, discuten cómo conviene atacar los derechos laborales.