El ministro de Economía, Axel Kicillof, ratificó ayer que el plan de Paul Singer, CEO del fondo Elliot que litiga con la Argentina por la deuda no reestructurada, busca “una megadevaluación” del peso.
Miércoles 10 de septiembre de 2014
Fotografía: es.wikipedia.org
El ministro de Economía, Axel Kicillof, ratificó ayer en su exposición ante los diputados de tres comisiones que tratan el proyecto de Ley de Pago Soberano que el plan de Paul Singer, CEO del fondo Elliot, consiste de varios puntos que apuntan a “una megadevaluación”.
Para el ministro la supuesta estrategia empieza con “el ataque a la moneda”, en el marco de “un movimiento extorsivo” para hacer temer de las consecuencias de no pagar a los buitres. El ministro dijo que el plan continuaría con un intento de “debilitar al gobierno, atacar a la presidenta de la Nación, a los funcionarios, al Parlamento argentino para cobrar los 832 millones de dólares” por una inversión en bonos
defaulteados de 50 millones de la moneda norteamericana.
También Kicillof advirtió que los holdouts “van a atentar contra cualquier intento de la Argentina de pagarle a sus bonistas reestructurados” y “van a intentar impedir todo acceso de la Argentina al financiamiento internacional”.
El titular del Palacio de Hacienda destacó que representantes del fondo de inversión de Paul Singer estuvo “haciendo turismo” por el país y reclutó a “alguna gente que se convierte en repetidora, amplificadora”, en referencia a los socios de la ex Secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright que cuya consultora está trabajando para los buitres.
El ministro también sostuvo en la reunión que el caso de la pelea de la Argentina contra los “fondos buitre” puede transformarse en un antecedente para frenar maniobras de los buitres. Remarcó que las Naciones Unidas “por primera vez en su historia” podrían establecer medidas para que ese tipo de maniobras sean reguladas” y “contenidas a escala internacional”.
Con sus declaraciones sobre el intento de Singer de forzar un ajuste cambiario, el ministro apunta a reafirmar un concepto que el gobierno también usó después de la devaluación de enero: cualquier ajuste de la moneda, no sería responsabilidad del gobierno, sino de los golpes de mercado.
Redacción Izquierda / Fuente DyN