El mandatario tucumano afirma que el sector que representa la expresidenta debe ser incluido en una eventual alianza electoral. Un mensaje con múltiples destinatarios.
Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Viernes 25 de enero de 2019 00:00
Bastaron unas horas para que el mensaje de un minuto que grabó Juan Manzur haga el ruido que se esperaba. Desde cuentas oficiales se fue replicando un video en donde el gobernador sostuvo que la unidad del peronismo “tiene que ser con Cristina Fernández de Kirchner adentro”. "¿Por ahí me preguntan por Cristina? Yo lo dije públicamente y le vuelve a decir: tiene que ser con CFK adentro del peronismo. Yo voy a trabajar y estoy convencido de esto", afirmó el mandatario desde un encuentro con dirigentes en la Casa de Gobierno.
El presidente del PJ #Tucumano, @JuanManzurOK , hace un nuevo pedido para que, a nivel nacional el peronismo vaya unido para enfrentar a este Gobierno Nacional que sólo genera pobreza y exclusión. pic.twitter.com/LSOEJfjfaP
— PJ Tucumán ✌️ (@PJTucumanOK) January 23, 2019
Las palabras de Manzur son parte de las posiciones encontradas que despierta la expresidenta dentro de Alternativa Federal. Entre los referentes de este espacio, Juan Manuel Urtubey ha manifestado que Cristina es su límite, impugnación que también comparte Miguel Ángel Pichetto. Ubicado aún en el centro, Sergio Massa no rompe el diálogo ni cierra las posibilidades a la dirigencia kirchnerista.
Aunque Manzur diga que sus declaraciones no son novedosas, ya que se trataría de una posición que sostiene desde hace meses, lo cierto es que borran con el codo del 2019 las palabras escritas con la mano tras la derrota del 2015. Si parece que fue ayer nomás cuando el gobernador se movía con soltura en los estudios de TN para declarar que el kirchnerismo era “una etapa superada”. En aquella entrevista de mediados del 2016 reconocía una matriz que marcó al grueso del peronismo: votarían todas las leyes requeridas por el macrismo y aportarían a la gobernabilidad. Pasarían muchos meses hasta llegar al 17 de octubre del año pasado, cuando el tucumano fue el anfitrión de un acto por el Día de la Lealtad en el que lanzó la campaña por su reelección y donde el kirchnerismo estuvo ausente en la foto de la “unidad”.
De obvia repercusión nacional, las declaraciones de Manzur no dejan de ser un mensaje tierra adentro. Luego de blanquear su intención de disputar la gobernación con su sucesor, José Alperovich redescubrió al kirchnerismo y deslizó que su candidatura tenía el respaldo de CFK. En una entrevista reciente, el exgobernador instó a Manzur a trabajar “para que Cristina Kirchner vuelva a ser presidenta”. La movida tuvo un imprevisto con las palabras del gobernador, quien habló para marcar la carta fuerte del actual senador. Los números que arrojan las encuestas señalan que la ex jefa de Estado tiene un piso de votos importante. Por ello, las palabras de Manzur también quieren encontrar eco en el espacio kirchnerista.
Aunque en un primer momento CFK se haya fotografiado con Alperovich, desde su entorno se señaló que la expresidenta no se involucraría en la interna de las provincias. En esa sintonía, habría celebrado la unidad del PJ en San Juan. De esa unión, Sergio Uñac sale fortalecido en la pelea por su reelección pero también con la vista de ser el posible candidato presidencial de la unidad. Por otras vías, Uñac y Manzur han logrado simpatías mutuas. Aunque en la intrincada rosca peronista, el tucumano remaría en el bote de Massa, quien a su vez desde Tucumán marcó distancia con las afirmaciones de su aliado.
Peronismo real
Como se sabe, el orden de los factores no altera el producto. Entonces, las declaraciones de Manzur y Alperovich se tocan por el vértice en la construcción del “poder real” que el kirchnerismo reivindica de su pasado. Pero es, además, lo que se propone reeditar en este 2019. No por nada, José Luis Gioja pidió “tragarse algún sapito” en el camino de conquistar “la unidad hasta que duela”.
Desde esta perspectiva, Alperovich y Manzur cumplen con los antecedentes. Durante los años kirchneristas, el primero fue un gobernador predilecto, reflejo de la unidad con los “señores feudales” de las provincias; mientras que el segundo llegó hasta el Ministerio de Salud. Tras la derrota del 2015, los senderos comenzaron a bifurcarse pero con igual destino: ser indispensables en la aplicación de los planes de ajuste del macrismo.
Más pronto que tarde, el kirchnerismo aclarará que “tragarse algún sapito” incluye a Alperovich y Manzur, según la conveniencia. Se tratará de digerir, por ejemplo, un comienzo de campaña signado por la mano dura. O una suma de pañuelos celestes que militan por la clandestinidad del aborto, de sucesivos gobiernos unidos a la Iglesia para negar los derechos de las mujeres como la ESI mientras se encarcelaba a Belén y ocurrían femicidios como el de Paulina Lebbos. De una oferta para la juventud que se reduce a la precarización laboral y la represión policial en las barriadas. De una estructura económica donde una minoría de empresarios gana cada vez más mientras persisten los salarios bajos y con el trabajo en negro rozando al 50% de los trabajadores de la provincia. Potentes escenas de lo que se llamará “mal menor” y donde la tan proclamada unidad es la forma de dorar la píldora.