Ante el nuevo ataque del gobierno de Rajoy contra la inmersión lingüística, los y las estudiantes de No Passaran y Pan y Rosas repudiamos y exigimos la derogación del artículo 155 así como la defensa de la lengua y cultura catalana.
Lunes 19 de febrero de 2018
En medio de esta avanzada reaccionaria en Partido Popular, con el apoyo de Ciudadanos busca reforzar la oleada represiva contra el pueblo catalán. La escuela catalana está en el punto de mira de este nuevo ataque contra la inmersión lingüística, que lleva aprobada en Catalunya desde 1983 a través de la Ley de Normalización Lingüística. Gracias a la lucha que dieron familias, en su mayoría castellanoparlantes, asociaciones de vecinos y otras entidades.
Basta con recordar que la primera escuela en incluir en su programa la inmersión lingüística fue la escuela Rosselló Pòrcel de Santa Coloma de Gramenet. Con la inmersión lingüística que establece el catalán como lengua propia de la enseñanza se ha conseguido acabar con la segregación por criterios lingüísticos y poner fin a la separación de los alumnos en grupos según su lengua familiar, además de garantizar el conocimiento de las dos lenguas oficiales (castellano y catalán) al acabar la enseñanza obligatoria y el catalán pasaba a ser la lengua vehicular de la enseñanza.
Ahora, 35 años después el gobierno del PP, con el apoyo de C’s como fiel seguidor pretende volver a instaurar un modelo de escuelas en castellano y escuelas en catalán, y utilizar el reaccionario artículo 155, que se aprobó gracias al beneplácito del PSOE y la Monarquía,para barrer los derechos democráticos que con años de lucha se fueron conquistando en Catalunya. Una medida represiva que hoy cae sobre las espaldas del pueblo catalán, pero que se extenderá contra la clase trabajadora, las mujeres y la juventud en el conjunto del Estado español.
La juventud catalana hemos sido la punta de lanza en toda la lucha por el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán. No dudamos en echarnos a las calles, ocupar el rectorado de la Universidad de Barcelona y poner el cuerpo en la defensa de los colegios electorales donde la mañana del 1-O, la Guardia Civil, el brazo armado del gobierno de Rajoy, nos esperó a golpe de porra para cumplir el mandato del Régimen del 78 de impedirnos ejercer nuestro derecho al voto.
La derecha española en su nuevo golpe a la lengua catalana se escuda bajo el argumento de un supuesto “adoctrinamiento de los alumnos catalanes”. Pero en realidad lo que se esconde tras estas acusaciones no es otra cosa que la voluntad de “españolizar a los alumnos catalanes” como ya lo anunciaba el entonces ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, en 2012.
Los ataques a la inmersión lingüística no son solo un ataque contra el independentismo catalán, sino que forma parte del intento de erradicar cualquier atisbo de pensamiento crítico entre la juventud. Ejemplo de este adoctrinamiento que pretende imponer el Gobierno español, es la asignatura de Valores Sociales y Cívicos, donde el Gobierno de M. Rajoy quiere incluir alabanzas a las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad del Estado, la bandera heredada del franquismo como símbolo de paz o la figura del Rey como "símbolo de la unidad y permanencia del Estado".
Desde No Passaran y Pan y Rosas repudiamos este ataque a la inmersión lingüística y exigimos la derogación del artículo 155. Es necesario que el movimiento estudiantil junto al resto de la comunidad educativa se ponga a la cabeza de esta lucha a la vez que peleamos por una educación laica, totalmente gratuita, radicalmente democrática, antipatriarcal y antiimperialista al servicio de la clase trabajadora.
Para ello los grandes sindicatos de estudiantes como el SE y el SEPC, así como también las organizaciones sindicales con mayor influencia entre el personal docente y no docente deben convocar una gran huelga general de educación y llamar a asambleas en cada centro de estudio para que desde abajo nos organicemos para parar esta nueva afrenta.
Por eso también este 8 de Marzo tenemos que vaciar las facultades, los institutos y todos los centros de estudio para exigir el fin de la violencia machista en todas sus expresiones y exigir qué tipo de educación queremos. Así como también pelear contra el avance represivo que venimos sufriendo, en particular la juventud, no sólo de Catalunya sino de todo el Estado, a todo aquel que lucha por sus derechos.