José, Ruth y sus 3 hijos tenían marcada la fecha del 28 de Octubre como el día que los iban a sacar de su casa.
Lunes 29 de octubre de 2018
Imagen: ID.es
José, Ruth y sus 3 hijos tenían marcada la fecha del 28 de Octubre como el día que los iban a sacar de su casa. Hace unos años compraron su casa firmando una hipoteca con Ibercaja y años después tras no poder hacer frente a los pagos, negociaron un pago de la deuda más la entrega de la casa. Ibercaja pasó a alquilarles la vivienda por 350€ y hace un tiempo que no pueden afrontar el pago del alquiler.
El Gobierno de Aragón los consideró con vulnerabilidad extrema y les propuso un realojo en un pueblo a más de 40 kms. de Zaragoza. Una de sus hijas, la de 12 años sufre una enfermedad por la que necesita vivir cerca de un hospital y los padres no pudieron aceptar irse de Zaragoza.
Cada día se desahucian a 5 familias en Zaragoza(un 60% por impago de alquiler) y a más de cien en el Estado español debido a la subida de precios, la ultraprecariedad y la pobreza extrema. Una situación que se ha acelerado con la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos con la que se redujo el tiempo de alquiler mínimo de 5 a 3 años, favoreciendo la especulación y la subida del 18% de media en España en los últimos meses.
En el caso de la familia de José y Ruth, el desahucio estaba preparado a las 8.30h. Acudió la Policía Nacional a inspeccionar la zona y se encontró que en la puerta había un centenar de amigos, familiares, activistas y militantes de la izquierda sindical y política y representantes de la comunidad gitana convocados por Stop Desahucios.
Gritos de ‘este desahucio lo vamos a parar’ se oían con el fondo de lloros y miedo de los afectados y su familia. Tras 2 horas de dudas, Ibercaja retrocedió y dijo que no iban a desahuciar y que se sentarían a negociar.
Todo un triunfo de organización que fue celebrado con gritos de ‘el pueblo unido, jamás será vencido’. Ruth daba las gracias a todos y contaba que su hija mayor que se había ido llorando a clase esa mañana, se iba a poner loca de contenta.
Ahora Ibercaja va a negociar pero esta situación no termina ni en Zaragoza ni en el estado español. Las medidas de Zaragoza en Común, como aumentar la concesión de vivienda social por encima de las 650 viviendas, son insuficientes para parar las subidas de alquileres, la apropiación de vivienda acelerada de fondos buitres que mantienen unos 3 millones y medio de viviendas vacías en el estado (80% en núcleos de más de 5000 habitantes) mientras el parque público de vivienda no llega al 2%, lejos de los ratios entre 30 y 40% en Holanda y Noruega.
Los últimos acuerdos presupuestarios de PSOE-Podemos no acaban con la dación en pago, caso que afectó a Ruth y José y afecta a millones y ya el gobierno se ha olvidado de la promesa de derogar la reforma laboral, aquella con la que se manifestó en contra y que no ha supuesto más que despidos y empobrecimiento. No podemos olvidar que en el 20% de los desahucios eran en hogares en los que no había ningún ingreso.
Después de más de 10 años de crisis y ofensiva neoliberal, las victorias contra los desahucios son ejemplos de lucha a seguir y a aumentar en todo el estado. No se puede esperar que los acuerdos palaciegos de los grupos parlamentarios den una solución y enfrenten de raíz el problema: la banca recibió 70.000 millones de euros de dinero público en rescates y han mantenido 3 millones y medio de pisos vacíos que ahora están vendiendo en gran parte a fondos buitre que están siendo los grandes propietarios que aumentan el precio del alquiler.
Sólo la lucha en la calle puede parar cada desahucio, que la banca devuelva el dinero, exigir la expropiación a los bancos y fondos buitre de vivienda vacía y un control público del crédito para la vivienda. Además de acabar con la casta judicial que legisla y sentencia al gusto de la banca, como ya demostró el Tribunal Supremo.
Solo el pueblo salva al pueblo y como se gritó al parar este desahucio: ¡El pueblo unido, jamás será vencido!