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Red Internacional
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¿Quién gana? Paritarias de enero: la pulseada de los sindicalizados y la catástrofe de los precarios

Enero arrancó con los primeros acuerdos salariales de la era Milei. Los sindicatos acordaron aumentos que intentan seguir de cerca la inflación y no quedar lejos de la canasta familiar. Para un sector lo logran, pero millones de contratados, tercerizados y precarios están cada vez peor. No entran en los aumentos y tampoco se actualiza el salario mínimo. ¿Cómo enfrentar el empobrecimiento y la fragmentación?

Lucho Aguilar

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2

Viernes 19 de enero 15:44

El “caputazo” y la aceleración de la inflación sacudieron el bolsillo popular, no hace falta explicarlo mucho. Se nota en las góndolas, en los lugares de veraneo, en los restaurantes semi vacíos. Ese deterioro general se encontró con las primeras pulseadas salariales. ¿Qué fue lo que pasó?

Algunos grandes sindicatos, con cierto poder de fuego, hicieron acuerdos “cortos”, activando las revisiones que tenían contemplados en las paritarias 2023.

  •  Construcción. Aumento el 20% mensual pero con duración mensual, o sea que sería revisado el 31 de este mes. Como explicamos acá, no tiene cláusula gatillo sino que la actualización depende de la voluntad de la UOCRA y la patria contratista.
  •  Carga y descarga. El gremio que representa a trabajadores y trabajadoras de Mercado Libre, entre otros, acordó un aumento de 51% para el primer trimestre. Incluye cláusula gatillo pero como explicamos acá solo beneficiar a un sector del personal, viene de un atraso 2023 y corre por detrás de la inflación prevista.
  •  Camioneros. Aumento del 33,5% en dos tramos a liquidarse durante el primer bimestre de 2024, o sea un promedio de 16% mensual, por detrás de la inflación aunque se reúnen en febrero a revisar.
  •  Bancarios. Activó la revisión y recibirán una actualización del 23% (tomando la base de salarios de diciembre 2022). Con los adicionales ubica el básico en 900 mil pesos.
  •  SMATA. El sindicato automotriz acordó un aumento del 38,85% (17,8% mensualizado) que rige el bimestre enero-febrero.
  •  Aceiteros. La Federación de Aceiteros acordó en diciembre una nueva actualización salarial que deja el ingreso inicial en $ 888.715 y un bono de $ 576.863 para el primer bimestre.
  •  Gráficos. La Federación Gráfica Bonaerense (FGB) acordó una mejora del 23% para enero 2024, que continuará con porcentajes similares en febrero y marzo. Aún así el básico inicial apenas supera los 260 mil pesos.
  •  Calzado. El sindicato cerró un aumento salarial para el primer bimestre del 42% no remunerativo del año (31% en enero y 11% en febrero). Habrá revisión en marzo.
  •  En el caso de los estatales, la paritaria nacional comienza en estos días pero ya les quieren descontar ilegalmente el día de paro. En Provincia de Buenos Aires el gobernador Kicillof hizo un aumento por decreto donde los empleados bonaerenses siguen perdiendo. Comercio tiene que discutir en los próximos días pero Cavalieri está negociando la reforma laboral en su convenio. La UTA está en “estado de alerta” pero está más preocupado por el tarifazo que piden sus empleados que por salario de los choferes.

    Pero mientras a Milei ese panorama no le cierra. Ya dijo que quiere reponer el impuesto al salario.

    ¿Y los contratados y precarios?

    La que contamos antes es una parte de la película de la puja distributiva de la clase trabajadora. La de quienes tienen convenios colectivos y paritarias. Pero otra parte, la mayoría, no los tiene. Por eso, además de salarios más bajos y menos derecho, los aumentos dependen de la voluntad del Gobierno, acompañada por las cámaras empresariales y centrales sindicales.

    Lo más desesperante es la situación de los millones que se rigen por el Salario Mínimo Vital y Móvil. El SMVM es tomado como referencia no solo para millones que trabajan sin registrar, sino para las trabajadoras de casas particulares o los beneficiarios del Potenciar Trabajo.

    Hoy es de 156 mil pesos. Un tercio de la canasta básica. El último “Consejo del Salario” se reunió en septiembre y acordó, por ejemplo, un aumento para diciembre de 8,5%. O sea un tercio de la inflación. Una vergüenza. Al punto que la Argentina se transformó en el país de América Latina con el salario mínimo más bajo medido en dólares: 125. Solo supera a Venezuela.

    Pero lo más doloroso es si uno sale de esos números y lo mide, por ejemplo, en un alimento básico. Según estudios recientes, hoy el SMVM permite comprar solo 87 kilos de pan. Es un 63% menos que el año anterior. Para tener una idea histórica, en la crisis de 2001 era el nivel más bajo y se podía comprar 138 kilos. Con la recuperación posterior se llegó a 320. Esa caída estrepitosa, en el granero del mundo, es la expresión más cabal del empobrecimiento de la clase que siembra, cosecha, amasa, carga y descarga ese alimento que apenas puede comer.

    Pero se puede estar peor. Las trabajadores y trabajadores desocupados que son parte de las organizaciones sociales, cooperativas y sus emprendimientos, según la ley cobran la mitad de de ese monto. O sea 78 mil pesos. Un poco más de 40 kilos de pan. Lo que le sale una cena a Marcos Galperín y un amigo.

    Por eso la demora del gobierno en convocar al “Consejo del Salario”, por mínimo que sea, es criminal. Y también afecta a las trabajadoras de casas particulares, cuyo sueldo se discute en ese mismo organismo (a través de la Comisión Nación de Trabajo en Casas Particulares). Como no se reunió, en febrero no tendrían aumento. El último fue de 10% por diciembre, contra una inflación del 25%. Hoy una “empleada de tareas generales” cobra 173 mil mensuales. Una miseria.

    La guerra contra el salario solo se la derrota con unidad

    Una de las conquistas que empujó el menemismo, el gobierno preferido de Milei, fue la fragmentación de la clase trabajadora. Efectivos, contratados, tercerizados, convenios a la baja, precarios, informales, desocupados, monotributistas, cooperativistas. Entre los “extremos” hay infinidad de salarios, derechos y poder de fuego.

    La CGT y la CTA avalaron esa división. Los movimientos sociales en su mayoría también. Es la mayor conquista de las patronales que todos los gobiernos supieron respetar. Milei viene a darle otro golpe.

    Por eso la pelea contra el Caputazo, la Ley Ómnibus y el DNU también es una pelea por unir a toda la clase trabajadora y enfrentar el empobrecimiento a la que la empujan. Si un camionero o un aceitero pueden ganar “un palo” porque generan fortunas pero caminan entre millones de hermanos y hermanas arrojados a la precarización del trabajo y la vida, nos han derrotado.

    Este 24, y en el plan de lucha que tiene que iniciar el paro, hay que levantar juntos esas banderas:

  •  Aumento de emergencia para los salarios, jubilaciones y programas sociales, incluyendo un ingreso para monotributistas e informales.
  •  Que nadie cobre menos que lo que vale la canasta familiar: 500 mil pesos.
  •  Pase a planta permanente de contratados, tercerizados e informales.
  •  Apoyo a los reclamos de las organizaciones sociales: alimentos de calidad para comedores, herramientas para los proyectos productivos, reconociento de las tareas de cuidado.
  •  Ningún tarifazo.
  •  Anulación total del "impuesto al salario".
  •  Anulación de los aumentos de precios y apertura de los libros contables de las empresas formadoras de precios.

    La clase trabajadora es una sola.


  • Lucho Aguilar

    Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.

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