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Red Internacional
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Nacional. Paritarias: la batalla que se viene

En medio de despidos, decretos en favor de las patronales y tarifazos, las paritarias serán el próximo round de la pelea entre Gobierno, empresarios y trabajadores. Hay condiciones para pelear.

Juan Manuel Astiazarán

Juan Manuel Astiazarán @juanmastiazaran

Jueves 2 de febrero de 2017

Los anuncios realizados por el ministro de Energía, Juan José Aranguren, cierran el primer mes del año en donde el Gobierno y las grandes patronales comenzaron a mostrar sus principales cartas de cara a lo que será el 2017. El aumento en las tarifas eléctricas, que va desde el 61% al 149%, es un nuevo golpe al salario y un nuevo regalo a las empresas prestatarias de los servicios, que siguen llenando sus bolsillos a costa de los usuarios y sin invertir un peso.

A pesar de eso, desde Cambiemos insisten en que la inflación será del 17% ya que el impacto que generarán los aumentos anunciados “estaban contemplados” en la proyección. A diferencia de esto, la mayoría de las consultoras privadas evalúan que el número rondará entre el 21% y el 25%.

"Estamos convencidos que la Argentina va a crecer. Todos los componentes de la economía van a tener un mejor comportamiento: El consumo, en función de la recuperación del poder de compra por la baja de la inflación, las exportaciones que vienen creciendo y la inversión", estimó anteayer el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivenda, Rogelio Frigerio.

Las palabras del funcionario están lejos de ser simplemente un derroche de optimismo y, por el contrario, preparan el terreno del próximo round que deberán enfrentar el macrismo y las patronales: las negociaciones paritarias en todo el país.

En paralelo al plan para reducir los costos laborales con la modificación de los Convenios Colectivos de Trabajo y la reforma de la ley de ART, el Gobierno se prepara para limitar las negociaciones salariales y atarlas al cálculo de la inflación oficial. Un ejemplo de esto lo muestra la actuación del Ministerio de Trabajo frente al acuerdo bancario, el cual se negó a homologar.

Casos testigos

El Gobierno pretende encarar las negociaciones usando como caso testigo el acuerdo entre los estatales bonaerenses y Vidal, que apenas significó un aumento del 18% en cuatro cuotas. Un punto por debajo de aquel es la cifra que Cambiemos quiere imponer como techo a la hora de negociar la paritaria nacional docente, para lo cual cuenta con el aval de todos los gobernadores, quienes aseguran estar muy preocupados por “cuidar las cuentas provinciales”.

Las definiciones más contundentes vinieron de la mano de Alberto Weretilneck, gobernador de Río Negro, quien aseguró que dará el aumento por decreto si los gremios no aceptan y amenazó con que “es preferible cobrar un poco menos que no cobrar”.

Mañana, el grupo que encabezan el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, el cordobés Juan Schiaretti, el sanjuanino Sergio Uñac, la fueguina Rosana Bertone, el chaqueño Domingo Peppo, el riojano Sergio Casas, el entrerriano Gustavo Bordet, el misionero Hubo Passalacqua, el neuquino Omar Gutiérrez y el rionegrino Weretilneck, se reunirán en el edificio del Consejo Federal de Inversiones. La invitación al encuentro se extendió, incluso, hacia los gobernadores del oficialismo, ya que consideran que será más sencillo negociar con los gremios si existe una posición común entre las 23 provincias y CABA.

Esa famosa CGT

En este contexto, el Consejo Directivo de la CGT se reunirá desde las 14 en la histórica sede de Azopardo. “De acá a marzo seguramente se anunciará alguna reacción” aseguró Juan Carlos Schmid, uno de los titulares de la central obrera, quien además señaló que se van a “suspender las negociaciones en la Mesa del Diálogo, el Trabajo y la Producción porque se ha quebrado un elemento sustantivo para cualquier diálogo social, que es la confianza".

Esa “confianza” a la que se refiere el dirigente sindical es la que hasta ahora permitió dejar pasar sin ningún tipo de resistencia los miles de despidos que se contabilizaron el año pasado y que siguen durante este año como demuestran los casos de AGR-Clarín, Banghó y Alpargatas entre tantos otros. Esa misma “confianza” fue la causa de que no exista ninguna respuesta hasta ahora frente al convenio flexibilizador para la explotación de Vaca Muerta, que finalmente se concretó ayer con el apoyo de los sindicatos petroleros y que pretende ser el marco para negociar nuevas condiciones laborales en todo el país, poniendo como eje “la productividad”.

Las declaraciones de Schmid y la posibilidad de concretar nuevas medidas de fuerza recuerdan los constantes amagues que los popes sindicales protagonizaron durante todo el año pasado y que finalmente terminaron en la nada. Sin embargo la continuidad de los despidos -a pesar del acuerdo firmado a finales de año con el Gobierno- y la ofensiva de las grandes patronales en alianza con Cambiemos despertaron ejemplos de resistencia como la que llevan adelante los obreros de AGR.

Asimismo, algunos sectores comienzan a verse golpeados por la ofensiva patronal, como la UOM que declara 9.000 despidos y 14.000 suspensiones y que tiene su caso más resonante en los 200 trabajadores de Bangho. El 14 de febrero finaliza la conciliación obligatoria y precisamente es “el día de los enamorados” la fecha prevista por el gremio que dirige Antonio Caló para movilizarse hacia el Ministerio de Trabajo y reclamar al ministro Triaca la continuidad laboral.

Hay condiciones para pelear

El malhumor social crece por lo bajo frente a las medidas del Gobierno y la ofensiva empresaria. La bronca acumulada muestra que las condiciones para una convocatoria a un paro general que se proponga frenar estos ataques están planteadas . Las paritarias serán la próxima batalla en donde los trabajadores medirán sus fuerzas con el gobierno de los CEO y es necesario desplegar todas las fuerzas de la clase obrera para hacer frente al creciente deterioro de las condiciones de vida que quieren imponer.

El sindicalismo combativo y la izquierda vienen exigiendo hace tiempo el llamado a un paro nacional que plantee paritarias sin techo, la equiparación del salario a la canasta familiar y la actualización automática según la inflación real. Después de un largo año de tregua, ¿cuánto tiempo más van a dejar pasar?