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Red Internacional
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Violencia de género. Paro en las 5 unidades de la UAM ¿Qué está pasando?

Los paros en la UAM se desataron por denuncias de violencia de género, lo que ha despertado una enorme solidaridad de parte de la comunidad. Asimismo, se están destapando otros problemas que las autoridades se habían esforzado por ocultar.

Viernes 17 de marzo de 2023

A partir del 10 de marzo, estudiantes decidieron tomar las instalaciones de la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM). El motivo del movimiento fue una denuncia por violencia de género que no fue atendida por las autoridades de la UAM-Cuajimalpa.

En las diversas unidades se realizaron consultas virtuales, para luego, organizar asambleas presenciales en las que la comunidad estudiantil (tanto mujeres como varones) expresaron su molestia e indignación por el hecho, por lo que decidieron por medio de una votación, realizar un paro de actividades total, es decir, la no impartición de clases presenciales ni virtuales.

Luego de las tomas, las autoridades universitarias respondieron con una serie de comunicados con argumentos ambiguos y cuestiones legales sin dar soluciones a las demandas de la comunidad y aún menos, proponiéndose resolver la base estructural que genera la violencia patriarcal dentro de la universidad.

Lucha contra el patriarcado en la UAM

No debemos olvidar que el patriarcado como sistema de dominación y opresión contra la mujer, el cual está íntimamente relacionado con el capitalismo, tiene varias dimensiones en la que se manifiesta, por ejemplo, el acoso, la violencia física, las violaciones, el feminicidio y por supuesto la precarización laboral, en la cual las mujeres son objeto de peores condiciones laborales que sus compañeros varones y vulnerables a múltiples flagelos.

Dentro de la UAM se observa el patriarcado en todas sus formas, pero si las autoridades universitarias dicen combatirlo ¿por qué no se logra resolver el problema? Sin duda es una cuestión estructural que atraviesa a toda la sociedad, pero, en lo que respecta a la universidad esta situación no ha mejorado mucho.

Creemos que esto es así, porque al existir una casta dorada que gobierna a la UAM, sus imposiciones responden a sus intereses como altos burocráticas y no al interés de la mayoría de la comunidad, por ende, no resuelven las demandas de las mujeres porque no les reditúa en ningún beneficio, muy por el contrario, los recursos que ellos le niegan a las trabajadoras y estudiantes los pueden tomar para llenar sus bolsillos, de ahí deriva la desigualdad, así que para luchar contra la precariedad del sector femenino y contra la violencia que se les impone a sus cuerpos y vidas, un primer paso debería ser eliminar los privilegios (empezando por sus exorbitantes y obscenos salarios) y proceder a una toma democrática de decisiones de todos los sectores de la comunidad educativa unidos, algo que la casta dorada se niega obstinadamente a hacer.

Las autoridades fomentan, por la vía de los hechos, las condiciones para que se siga reproduciendo la violencia contra las mujeres al mantener estructuras jerárquicas de poder, antidemocráticas, como la cancelación o disminución de derechos sociales, como la insuficiencia de guarderías, la falta de aumentos salariales que remonten la inflación, salas de lactancia, permisos de maternidad y paternidad, etc.
Cómo triunfar

El paro ha durado al menos 5 días y la rectoría cada vez está más urgida de que el movimiento termine y retomar el control de las instalaciones, pues mientras más dure la lucha, mayor cuestionamiento puede haber hacía las autoridades. Sin embargo, la pregunta que debemos hacernos es qué hacer para que las demandas triunfen y se pueda ir por más derechos para todas y todos.

Primero que nada, creemos que es fundamental ampliar el movimiento a todos los sectores de la UAM: una asamblea tripartita de estudiantes, trabajadores y académicos (basificados y contratados). Respecto al sector estudiantil, pensamos que es muy importante sostener el estado asambleario, y para ello, es necesario organizar asambleas amplias, por carrera quizás, sosteniendo que sean mixtas para impedir las divisiones y perder la fuerza, en las que discutamos y decidamos democráticamente cómo seguir el paro y cómo fortalecer el pliego de demandas, pues con la unidad y la toma democrática de decisiones es posible involucrar a toda la comunidad para que el movimiento se masifique.

Asimismo, algo que debemos proponernos y pelear, es porque esta asamblea tripartita conquiste la facultad de administrar los recursos de la universidad en función de las necesidades de la comunidad en su conjunto y no de la casta dorada.

En lo que respecta a los trabajadores y académicos, el sindicato debería ponerse a la cabeza de llamar a asambleas de base con sindicalizados y no, para involucrar a las y los trabajadores y apoyar decididamente las demandas del movimiento estudiantil, pues si bien profesores y trabajadores en lo individual hemos apoyado sus demandas, así como algunos sectores del sindicato han expresado su apoyo en comunicados públicos, es insuficiente para soldar una verdadera alianza entre estudiantes y sindicato. Por lo que, es necesario un apoyo efectivo, ya que la pelea contra el sistema patriarcal concierne a todas, todos y todes dentro de la UAM.

En muchos ejemplos de lucha, pudimos ver que, cuando se sostienen asambleas amplias, es posible contestar colectivamente a los ataques o intentos de divisiones y desvíos de las autoridades, pues se puede discutir conjuntamente las posiciones y, sobre todo, poner en manifiesto las trampas que la rectoría tiende a poner al movimiento estudiantil, como por ejemplo, el fortalecimiento de normas más punitivas que no dieron solución a los problemas de fondo, por el contrario, los protocolos punitivos se terminaron usando contra el activismo y el estudiantado. Por el contrario, necesitamos crear comisiones mixtas en cada plantel, en las que busquemos salidas integrales a la violencia y no sólo el castigo.

En el caso concreto las denuncias que hacen nuestras compañeras, debemos proponernos la conformación de comisiones independientes de las autoridades (conformadas por estudiantes, trabajadoras y académicas) que investiguen y determinen el camino a seguir para reparar el daño y garantizar que efectivamente no se vuelva a repetir una situación de esta índole. Pero es fundamental que confiemos en nuestras fuerzas ya que las autoridades, a pesar de su discurso de género, han demostrado que, no sólo no les interesa resolver nada, sino que bloquean la posibilidad de que realmente haya justicia.

Por último, bajo las circunstancias actuales, es fundamental rechazar unidxs cualquier intento de criminalización a los y las estudiantes, de parte de la rectoría, así como a las y los trabajadores sindicalizados y contratados, que apoyan el movimiento, pues esté discurso trata de dividir entre manifestantes “buenos” (aquellos que sólo siguen los cauces institucionales) y los “malos” (quienes tratan de tomar caminos independientes), ataques que tienen como fin desarticular y vencer los justos reclamos de las y los estudiantes.