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Red Internacional
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PRIMERA PARTE - ENTREVISTA PATEANDO EL TABLERO - RADIO. Pasado y presente de un obrero revolucionario. Primera Entrega

Pateando el Tablero (Sábados de 11 a 13hs.) entrevistó a José “El Negro” Montes, presidente y fundador del PTS, obrero naval argentino, militante y dirigente revolucionario hace más 41 años. Comenzando por sus orígenes militantes en el PST, siendo parte de grandes gestas de la clase trabajadora argentina como fue la resistencia a las privatizaciones de los años ‘90 en el Astillero Río Santiago, nos cuenta su trayectoria y experiencia de vida militante. Además, opina sobre las luchas en curso como Lear y Donnelley en la Zona Norte, donde se concentra la mayor cantidad de trabajadores industriales del país. Entrevistó Carlos “Titín” Moreira, miembro de Pateando el Tablero, quien compartió años de lucha y militancia con José Montes.

En esta primera parte (de tres entregas), conocemos sus comienzos en la militancia revolucionaria, en la época de la primavera camporista, su participación en la gran jornada obrera del “Rodrigazo”, la clandestinidad de los ’70 y las lecciones para las nuevas generaciones.

Pateando el Tablero @pateandotv

Domingo 2 de noviembre de 2014 23:04

¿Cómo comenzaste tu militancia, en esto tan apasionante que es la lucha revolucionaria?

Lo ligo al nacimiento de mi primera hija Mónica que empecé a militar una semana antes de que cumpliera años. El 18 de Marzo cumple años mi hija y yo empecé una semana antes a militar. Tengo los años de militancia que tiene mi hija mayor.

¿11 de marzo del 1973 empezaste vos? Justo cuando ganaba la elección el Tío Cámpora. Mirá vos, que interesante. ¿Por qué ese día?

Leía el viejo “Avanzada Socialista” que era la prensa del PST y empecé a preguntar cómo y dónde se reunían, como hacían, y me planteaba qué tenía que pensar, que tenía que discutir con los compañeros antes de que me invitaran a las reuniones. Yo leía en la prensa que querían hacer un partido de trabajadores revolucionario, hacer la revolución para hacer el socialismo, para cambiar la sociedad y yo tenía acuerdo con eso, por eso pensaba, ¿por qué tengo que esperar tanto para empezar a reunirme?.

El 11 de Marzo del ‘73 fueron las elecciones donde el PST encabezó la fórmula con Juan Carlos Coral y Nora Ciapponi.

Eso me acuerdo porque fue la fórmula que yo voté sin haber empezado a militar. Era un bicho medio raro porque yo vengo de una familia con gran tradición peronista, tanto la vía materna como la paterna, fueron dirigentes sindicales, delegados de la FOTIA, delegados de Luz y Fuerza, del sindicato de empleados de Comercio.

Estamos hablando del Tucumán caliente de fines los ‘60….

Sí. Antes del golpe de Onganía. El hermano más chico de mi vieja era Secretario Administrativo de la FOTIA (la Federación Obrera de Trabajadores de la Industria Azucarera), el gremio más combativo de los ’60. Después del golpe, con Santillán que lo matan en el ’74 la Triple A acá en Buenos Aires, se escaparon hacia Santiago del Estero, estuvieron como tres o cuatro meses escondidos en un monte, con los zafreros, hasta que pudieron llegar a Buenos Aires. Al venir de esa tradición, nunca milité en el peronismo…

Vos no militaste en el peronismo pero estuviste en algunas acciones que hizo el peronismo.

Sí, a partir de la militancia en el PST empecé a ser parte de ese momento álgido , que era un proceso revolucionario que estaba en curso más allá de que después del golpe de Perón empieza una oleada represiva a manos del peronismo, las tres A. Fui parte de hechos históricos de la clase trabajadora argentina como fue el 1 de Mayo de 1974 cuando Perón echa a los Montoneros de la Plaza, que todo el mundo lo recuerdo que los echó de la Plaza al grito de “estúpidos imberbes” pero en realidad el hecho político más significativo de ese día es la defensa que hace de la burocracia sindical, los Pignanelli de esa época, los Lorenzo Miguel y todos los burócratas que estaban nucleados en el sector más de derecha dentro del peronismo, que habían llevado a cabo de la Masacre de Ezeiza, bajo las órdenes de Rucci.

Vos estuviste en la plaza el primero de Mayo más bien como un espectador de ese proceso. Hubo otro gran acontecimiento en Plaza de Mayo…

Una jornada obrera impresionante. El 21 de Junio del ‘75 conocido como “El Rodrigazo”, una reacción de la clase obrera al ataque que había lanzado el Ministro de Economía en ese entonces el gobierno de Isabel Perón, Celestino Rodrigo. Por eso ese acontecimiento se conoce como “El Rodrigazo”. Se negaban a homologar las paritarias y las movilizaciones de miles y miles de trabajadores. En esa época hablaban de 200.000 personas aproximadamente en la Plaza de Mayo. Vos te parabas en la esquina de Avenida de Mayo y 9 de Julio y veías pasar las columnas de la UOCRA, UOM, SMATA, horas y horas de delegaciones de las seccionales, miles y miles de obreros con las banderas de los sindicatos cantando la famosa consigna de 14.250 o Paro Nacional.

Al poco tiempo después vino el golpe José, ¿cómo fue eso para tu militancia y en general del PST? ¿Cómo pudieron hacerlo ante esos duros años de la dictadura?

A pesar de lo terrible que había sido la dictadura lo que logramos sortear es no ser buscados, no ser apresados ni detenidos por la dictadura, seguimos llevando la militancia en forma clandestina desde ya y trabajando en fábricas y tratando de organizar. Porque a pesar de la dictadura había algunos lugares que se podía organizar a los trabajadores para llevar adelante sus reclamos que tiene que ver con la rica tradición de la clase obrera argentina que son los cuerpos de delegados, las comisiones internas que fueron clave en la resistencia peronista para enfrentar la dictadura y en cada uno de los procesos de dictaduras que hubo a posteriori siguen jugando un rol clave la organización de base del movimiento obrero. Entonces eso era una actividad que se podía llevar adelante más allá de los riesgos que implicaba y las medidas de seguridad que tenías que tomar.

Riesgo obvio porque el PST donde militabas tuvo entre asesinados de la Triple A y compañeros desaparecidos más de 100…

100 compañeros. Eso fue un golpe para la organizaciones relativamente chicas, un golpe grande que lo obligo al trabajo oculto, a cambios de ciudad, cambiar de lugar de trabajo...
Hay una anécdota que siempre cuento a los compañeros como pasábamos los materiales, los periódicos. No era un periódico normal sino que más bien era una hoja. Tomarnos el trabajo de cerrar un paquete de cigarrillos, envolverlo y pasarlo de esa manera de forma clandestina.

Era un papel muy finito…

Bien envuelta terminaba entrando en un paquete de cigarrillos.

Complicado para mí que yo no fumaba…

Sobre aquellos años de gran ascenso, puja revolucionaria, de sectores de vanguardia de miles de desaparecidos y de compañeros que fueron mártires. Sobre esos años tan candentes de la lucha de nuestro movimiento obrero y los sectores populares. Sobre eso, ¿Qué tiene hoy el PTS que decirles a las nuevas generaciones?

Yo creo que hay un proceso muy importante que es como entramos a la militancia de esa época que era producto de un ascenso revolucionario que se había abierto en el Mayo francés en el ‘68 y se extendió a todo Latinoamérica, los procesos revolucionarios como el de Chile, Uruguay, Bolivia y eso explica porque tanta saña de la dictadura que hubo en todo el continente haciéndolos desaparecer. En el caso nuestro país, casi el 70% de los compañeros desaparecidos eran dirigentes y militantes obreros y estudiantiles.
Siempre me preguntan cómo eran los debates en la vanguardia en ese entonces, no se discutía si había que hacer el socialismo o no, que había que acabar con la explotación del hombre por el hombre. Esos eran debate comunes, la discusión era alrededor de cual eran las vías para llevar adelante esa tarea. Los debates si podían ser por la vía pacífica, como el modelo chileno a través de las elecciones o los que propugnaban las organizaciones guerrilleras que tenían un peso enorme en los sectores juveniles, en el propio movimiento obrero, si era la vía armada.
Yo tuve la suerte de participar en el proceso de las coordinadoras, en el Villa Constitución, una reunión con más de 5.000 delegados de organizaciones obreras, delegados de todo el país, bajo la dirección de las corrientes que dirigían a sectores del movimiento obrero como Pichinini, Tosco, Salamanca, los Montoneros. Nos juntábamos en el Club Riberas del Paraná en Villa Constitución.

En abril del ‘74, poco después del triunfo de los obreros metalúrgicos que derrotaron a la burocracia sindical…

A la burocracia de Lorenzo Miguel. La UOM de Villa Constitución. Impulsábamos la necesidad de desarrollar las coordinadoras a nivel nacional. Me acuerdo que cantábamos la delegación del PST “¡Llego la hora de las coordinadoras!” y las corrientes fundamentalmente Montoneros y el resto de los dirigentes nos contestaban amablemente “No rompan más las bolas con la coordinadora”. Como muestra de una política de negarse a extender ese proceso que hubiera sido fundamental para afrontar la represión o la situación que se daba en ese momento. Hubiera cambiado la perspectiva para el movimiento obrero.

Vos sos protagonista de una película que se llama “Memorias para reincidentes” donde sos uno de los dirigentes setentistas que dan su opinión. A su vez el PTS hace un balance de aquellos años en un libro…

Como dice la canción de “si la historia la escriben los que ganan significa que hay otra historia”. Primó una primera etapa de un relato de una guerra que impuso la dictadura, después los sectores progresistas particularmente el kirchnerismo, la épica, los Montoneros, la guerrilla en general, nosotros intentamos dar una visión más genuina en relación al proceso real, un cuarto relato a través de un que creo la compañera Ruth Werner y Facundo Aguirre el libro “Insurgencia obrera” donde hablamos del cuarto relato, de la verdadera historia de las luchas de la clase obrera y por qué hubo tanta saña en asesinar y hacer desaparecer a los dirigentes obreros en esa época, por el enorme peso que tenía la clase obrera en ese entonces y había fracasado producto de la muerte de Perón, el intento de que fuese el peronismo el que podía contener ese ascenso y desviar ese ascenso revolucionario a fracasar. Al morir Perón, termina tanto el imperialismo como los gobiernos nacionales llevando adelante, y la propia burguesía, una salida que es el golpe genocida del ‘76, haciendo desaparecer a casi 30.000 compañeros.

Ver segunda parte de la entrevista.

Ver tercera parte de la entrevista.