Conversamos con Pastora Filigrana, abogada laboralista de Sevilla y activista antirracista. Hablamos de la situación de quienes siguen yendo a trabajar sin condiciones de seguridad, de los temporeros de Huelva, acerca de la codicia de las patronales y las salidas colectivas para enfrentarlos.
Josefina L. Martínez @josefinamar14
Viernes 27 de marzo de 2020
[#Coronavirus] Pastora Filigrana, abogada laboralista, activista antirracista e integrante del SAT - YouTube
En estos tiempos de pandemia y cuarentena, Pastora Filigrana no para ni un minuto su actividad. En una semana ha recibido más llamadas que nunca, trabajadores y trabajadoras que buscan asesorarse, porque en su empresa no hay condiciones adecuadas de protección para el coronavirus, porque les han hecho un ERTE, porque se vienen los despidos, o porque quieren saber cómo hacer huelga en sectores precarios. Desde Sevilla, acompaña especialmente las denuncias de los temporeros de Lepe y otras localidades andaluzas, recluidos en chabolas sin agua, con un alto riesgo de contagio. Conversamos virtualmente entre Madrid y Sevilla y compartimos esta entrevista con nuestros lectores. La versión completa puede verse en el video.
En medio de esta cuarentena, millones de personas están obligadas a seguir yendo a trabajar cada día sin condiciones de seguridad, ¿cómo ves esta situación desde tu actividad como abogada laboralista?
Nosotras desde los sindicatos o con una cooperativa de abogadas en la que estoy, lo que estamos recibiendo son testimonios de un miedo colectivo muy grande.
Porque los trabajadores y trabajadoras lo que están recibiendo es un bombardeo constante por televisión de miedo, advertencias de peligro, “quédese en casa”, pero al mismo tiempo existen muchos sectores donde la gente está teniendo que ir a trabajar cada mañana, sin tener estas medidas de seguridad que nos bombardean los medios que son necesarias para prevenir el contagio.
El real decreto que declara el “Estado de alarma” mantiene los servicios esenciales, lo que estamos denunciando es que hay servicios no esenciales que están manteniendo la producción, y que tal vez eso podría estar justificado si mantuvieran unas altas medidas de seguridad para los trabajadores, pero desde luego bajo ningún concepto si no se están cumpliendo estas medidas. Porque están poniendo el riesgo a muchísimos trabajadores, a su familia, y, por ende, a la sociedad entera.
Donde estuvimos haciendo más hincapié la semana pasada fue en el campo, la fresa de Huelva está en plena campaña de recolección. Pues estos sectores del campo siguen trabajando en una situación de inseguridad tremenda según los testimonios que recibimos, los videos y las fotos.
Aquí en Sevilla también la aeronáutica, donde está muy presente el Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT); este sector sigue funcionando, se siguen haciendo piezas de aviones, y siguen funcionando sin tener estas medidas de seguridad.
Estamos viendo en Italia la convocatoria de una huelga general contra la falta de condiciones de seguridad en los trabajos. ¿Es algo que haría falta aquí, una mayor respuesta de los sindicatos para esta cuestión?
En mi opinión, sí. En una situación de alarma, la patronal –hablamos de servicios no esenciales– no se está haciendo responsable y están manteniendo la producción en condiciones de inseguridad y las administraciones no están actuando con la rapidez que se exige. Más en un estado de alarma con una pandemia donde los científicos alertan del alto nivel de propagación de este virus… Es decir, que cerrar una empresa dos días antes o dos días después tiene consecuencias realmente en cuestiones de salud, en cuerpos concretos. La administración no está actuando, ¿qué nos queda? Que actuemos los trabajadores y las trabajadoras, que sean estos paros, estas huelgas en estos sectores no esenciales. Las huelgas de Italia me parecen una vez más un ejemplo de que los trabajadores y las trabajadoras organizados suelen tener más conciencia del común y de lo colectivo que la administración y la patronal.
¿Y qué nos estamos encontrando en España? Pues que tampoco desde las organizaciones obreras, sobre todo los sindicatos, se está actuando con la rapidez que la situación requiere, y no se están decretando estos paros en sectores no esenciales, que son focos de contagio en este momento. Yo soy sindicalista, participo activamente en los sindicatos, pero estoy siendo muy crítica con todo el arco sindical que creo que no está sabiendo actuar, y está cayendo en las secciones sindicales de cada centro de trabajo la responsabilidad de hacer los paros o no hacerlo, y cómo se hace esto.
Tu estas acompañando la denuncia de los trabajadores temporeros de Lepe y otros lugares, que están en una situación terrible. ¿Cuál es la realidad de estos trabajadores y trabajadoras?
Efectivamente la situación de los asentamientos es insostenible. Estos asentamientos chabolistas son bolsas de trabajadores temporeros, en su inmensa mayoría subsaharianos y magrebíes, aunque también existe población de Europa del este, que vienen a hacer la campaña de recolección de la fresa.
Trabajan en esa campaña, pero no se les garantiza acceso a la vivienda, y no existe ninguna dotación municipal para alojar a estos trabajadores y estas trabajadoras que están produciendo cada año. Por eso han proliferado este tipo de asentamientos, donde no hay suministros y no hay agua.
Es algo que llevamos reivindicando desde organizaciones y sindicatos hace muchísimos años en Huelva. Esta situación, que ya era extrema, imagínate hoy en día, donde sigue sin existir agua ni suministros. La UME apareció la semana pasada en algunos campamentos chabolistas con la orden de confinar gente. Se está confinando gente en chabolas sin agua y sin suministros. Eso está ocurriendo hoy. Estamos tocando todas las puertas para que haya respuestas de la administración. Quieren agua, así de sencillo. Primero por ellos, los trabajadores y las trabajadoras, y después por toda la comunidad. Esto no es caridad, esto son derechos fundamentales básicos.
Nosotros estamos planteando que hay muchos sectores productivos que se podrían reconvertir para producir todo lo necesario para enfrentar esta crisis, como respiradores, mascarillas, y que para eso haría falta que sean los propios trabajadores los que hagan esta propuesta y comiencen a controlar estas condiciones. ¿Qué te parece?
Al final, la inteligencia colectiva de los trabajadores y las trabajadoras desde abajo es la que está poniendo las soluciones más necesarias y loables. Mis compañeros y compañeras del SAT del sector aeronáutico están diciendo, en este momento, qué interés hay en seguir construyendo piezas de aviones. Y que toda esa maquinaria, todos esos insumos se pongan al servicio de hacer algo útil por la sociedad, como sería hacer respiradores, camas de hospitales o para los laboratorios. Esas máquinas que estén funcionando para el bien común y no para el enriquecimiento de una patronal. Ahora mismo no tiene ningún sentido que se estén construyendo ciertas piezas en las industrias.
Josefina L. Martínez
Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.