Patrick George Zaky es un activista egipcio de 27 años y estudiante de la Universidad de Bolonia en Estudios sobre la Mujer y el Género. El viernes pasado fue detenido en Egipto cuando viajó a visitar a su familia.
Jueves 13 de febrero de 2020
A las cuatro de la mañana del viernes pasado, según informó su abogado, fue detenido en el aeropuerto de El Cairo por las fuerzas de seguridad egipcias, acusado de difundir noticias falsas y de atentar contra la estabilidad nacional, de incitar a manifestaciones sin permiso, de intentar derrocar al régimen, de utilizar de manera "impropia" las redes sociales para dañar la imagen del régimen y la propaganda de los grupos terroristas y de utilizar la violencia. Cargos que pueden valer la pena de prisión perpetua en Egipto.
El joven se preparaba para pasar unas vacaciones en su país natal, donde sus padres viven en Mansura.
Patrick, ilocalizable durante 24 horas y condenado a 15 días de prisión, fue sometido a un interrogatorio de 30 horas: con los ojos vendados, esposado, golpeado repetidamente con un barril y descargas eléctricas; así lo informaron sus padres en una entrevista con el diario italiano La Repubblica, donde dijeron que sus carceleros querían saber "sus vínculos con Italia y con la familia de Giulio Regeni". Pero él no sabe nada de todo esto". Hoda Nasrallah, del equipo de abogados que sigue el caso, también confirma que "Fue sometido a descargas eléctricas y golpeado, pero de tal forma que no se observan rastros en su cuerpo".
Un procedimiento similar al que sufrió un amigo de Zazy, Amr, un egipcio de 29 años de edad que vive en Berlín desde hace algún tiempo, quien en la ANSA dijo que fue secuestrado por las fuerzas de seguridad egipcias, interrogado durante 35 horas, con los ojos vendados, atado, golpeado y privado de sueño.
Patrick está encarcelado desde el sábado en una sala de seguridad de la comisaría de Mansoura-2, a 120 kilómetros al norte de El Cairo, su ciudad natal.
La campaña de solidaridad internacional por la liberación de Patrick y contra las violaciones de los derechos humanos por parte del Estado egipcio ha comenzado de inmediato: en Bolonia, durante cuatro días consecutivos se organizó una concentración en la Piazza Nettuno, así como en Granada (España), sede del programa del Máster Erasmus Mundus en Estudios de las Mujeres y de Género, “Gemma", en el que está inscrito el joven, donde se realizó una concentración el pasado martes 11 de febrero.
La Universidad de Granada lanzó un comunicado propio donde denunciaba la represión sufrida por el estudiante, a la vez que pedía su liberación y el fin de la represión a todo estudiante, profesor o investigador que luchase por los derechos humanos. Asimismo, las y los compañeros del propio máster expusieron otro comunicado, como alumnado del máster, donde planteaban también la liberación del joven y el fin de la represión a los activistas.
Un régimen en dificultades detrás de la fachada represiva
Los métodos y las acusaciones son los mismos y no es casualidad que, especialmente después de las protestas del 20 de septiembre de 2019, el régimen egipcio haya estrechado aún más su control sobre los activistas y las redes sociales. Los vídeos publicados por el empresario egipcio autoexiliado, que denuncian la corrupción y las fechorías de la burguesía militar en el gobierno en materia de contratos y financiación, han impulsado de hecho al régimen a controlar aún más ampliamente las redes de activistas.
En un Oriente Medio en plena efervescencia política y social, como lo demuestran las protestas callejeras en el Líbano, el Sudán, el Iraq, Argelia y, en parte, en Libia, el régimen egipcio mantiene una fachada de estabilidad interna funcional al crecimiento de los negocios en el país por parte del capital occidental.
En una de sus últimas entrevistas con la agencia de noticias DIRE, Patrick Zaky dijo que Egipto no es un país estable en absoluto. En la entrevista dijo: "Egipto no es un país estable en absoluto, ni desde el punto de vista socioeconómico ni desde el punto de vista de las libertades fundamentales. La gente no puede encontrar trabajo, el costo de la vida sigue aumentando y el gobierno hace todo lo posible para limitar el margen de disensión".
Hay que decir que la despiadada represión de la disidencia, a pesar de la aparente fuerza del régimen para garantizar el "orden y seguridad" en el país, no es más que una demostración de lo políticamente débil que es el sistema de seguridad de Al-Sisi.
Como lo demostraron las protestas del pasado septiembre, el tan alabado crecimiento económico del país pesa una vez más sobre los hombros de la clase trabajadora en Egipto.
Las políticas de austeridad, a pesar de la débil apertura del régimen a los subsidios, y los dictados del FMI han reducido a cerca del 40% de los egipcios al hambre. Es en este marco que la represión del régimen golpista de Al-Sisi opera sin perturbaciones con la bendición de la Unión Europea e Italia.
Según los datos, Italia entre las armas, el gas y el turismo ha aumentado su comercio con el régimen a 4.500 millones en 2019 con un aumento de las exportaciones de petróleo y gas (respectivamente +31% y 200%). No son una excepción las exportaciones de armas (que pasaron de 7 millones en 2018 a 69 millones en 2019) y el turismo, con un aumento de alrededor del 40% el año pasado.
Una panacea para el capitalismo italiano que, ENI en primer lugar, hace negocios de oro con su "socio inevitable" legitimándolo tanto a nivel nacional como internacional.
No es de extrañar, en efecto, que la tímida reacción de las instituciones italianas ante la detención del joven estudiante y que, una vez más, estén convencidas de que el régimen de Al-Sisi actúa con pleno respeto a la persona. De hecho, la idea de vigilar el juicio del joven con observadores europeos es de hecho otra ayuda a la dictadura.
En este caso, la fuerza del régimen egipcio reside en el hecho de que actúa respetando plenamente las leyes del país. Todo parece, aunque no lo sea, estar en la norma y en cumplimiento de las leyes del estado. Las acusaciones hechas contra el joven estudiante, aunque ridículas, muestran cómo el Estado legitima realmente esta forma de actuar.
Esto explica la airada reacción del Ministerio del Interior egipcio, que en Twitter, de hecho, reclama la legitimidad del gobierno egipcio para arrestar a quién y cómo y cuándo quiera.
Patrick, como otros, es sólo la enésima víctima de un régimen enfermo que, incapaz de resolver los problemas crónicos del país, tortura, encarcela y mata en nombre de la estabilidad de la región con la aprobación de Italia y de la Unión Europea.
* Publicado originalmente en La Voce Delle Lotte