Este miércoles entra en su octava década el compositor de himnos como “The Sound of Silence”, “Mrs. Robinson” o “The Boxer” y discos solistas que marcaron época como “Graceland”.
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Augusto Dorado @AugustoDorado
Miércoles 13 de octubre de 2021 00:00
Paul Simon, uno de los más importantes cantautores del siglo XX, está cumpliendo 80 años.
Entre las primeras sentencias que se pueden encontrar sobre Paul Simon en un googleo relámpago, en Wikipedia, aparece una máxima indiscutible: el artista “es considerado uno de los mejores cantautores de toda la historia”. No es para nada una exageración.
Nacido un 13 de octubre de 1941 en Newark, la ciudad más populosa de Nueva Jersey, su inclinación por la música despertó muy temprano: el paso más importante lo dio a los 13 años asociándose con su amigo de la escuela secundaria, Art Garfunkel. En menos de un año probaron suerte grabando algunas de las primeras composiciones del dúo, por aquel entonces denominado Tom and Jerry (irónicamente anticipando un poco el devenir de la sociedad artística porque si bien fueron inseparables también atravesaron momentos de cruda rivalidad, como el gato y el ratón). En esos inicios se subieron a la ola del naciente rock en sintonía con el dúo más exitoso de la época, los Everly Brothers. Eran canciones muy logradas, pero no alcanzaron demasiada repercusión, salvo a nivel local.
Al finalizar la secundaria, los amigos/socios siguieron rumbos divergentes: Paul encaró altos estudios en literatura inglesa (razón de los muchos viajes que realizó al Reino Unido, también siguiendo la pista del “folklore” musical de aquella región), Art se abocó estudios universitarios en Matemáticas en la Universidad de Columbia. A principios de los ´60 parecía que el dúo había quedado en simple anécdota colegial. Pero Paul Simon insistía con la composición, por lo general como solista bajo el nombre artístico de Jerry Landis y cada vez más orientado a lo que se conocía como música folk en esos tempranos ´60.
Luego de algunos años de colaboraciones intermitentes, el dúo se reencontró en 1964 ante la oferta del sello Columbia -interesado en el sonido folk- de grabarles un disco. Wednesday Morning, 3 AM fue el debut del dúo Simon & Garfunkel (nombre solicitado por el sello, porque denotaba más seriedad acorde al perfil que buscaban). Pasó casi sin pena ni gloria, excepto por una canción que les abrió las puertas de la música universal: “The Sound of Silence”. El tema era una hermosa composición acústica que rotó por algunas radios y llamó la atención de la audiencia que comenzaba a pedir ese tema, que para las autoridades de las estaciones era poco “radiable”. Entonces, sucedió la magia.
El productor Tom Wilson, que ya había estado involucrado en el cambio de sonido de Bob Dylan en el disco Bringing It All Back Home, hizo por su cuenta una remezcla “eléctrica” de “The Sound of Silence”, agregándole un arpegio de guitarra eléctrica, bajo y batería. Era septiembre de 1965 y las primeras reacciones de Paul Simon, habida cuenta de que la mezcla fue sin consentimiento de los autores, fueron una mezcla de furia y horror. Pero el público no opinó lo mismo: el furor fue inmediato.
Esa versión se incorporó para abrir el sólido segundo disco de 1966, que tendría por título el nombre del tema éxito. Pero que ya fue la plataforma de despegue del dúo y en especial de la calidad de Paul Simon como compositor: bellísimas piezas como “Leaves That Are Green”, “Kathy´s Song” (tema que explica indudablemente a artistas como León Gieco), “I am A Rock”, las más rockeras “Somewhere They Can Find Me”, “We´ve Got a Groovy Thing Goin´” o “Richard Cory” (impresionante relato de la vida de un miembro de la alta burguesía desde el punto de vista de un obrero de fábrica); un discazo sin desperdicio.
Le seguirían otros 3 discos para cimentar una corta pero fundamental obra que puso a Simon & Garfunkel en el panteón de las bandas más importantes del siglo XX. Parsley, Sage, Rosemary and Thyme (fines del 66), Bookends en el ´68 y Bridge Over Troubled Water en 1970 para cerrar una obra impecable. En el medio, nada menos que el sello indeleble de la banda de sonido de la película El Graduado con Dustin Hoffman y Anne Bancroft.
Los amigos/rivales/socios volverían a reunirse en algunas ocasiones para rememorar su obra juntos en diversas ocasiones como en el inolvidable concierto en Central Park de septiembre 1981 (casi 10 años exactos luego de la separación), en algunos casos con fines benéficos como una breve aparición en un show por las víctimas del huracán Katrina en 2005; y alguna que otra aparición televisiva en común que les ayudaba a darle difusión a las obras solistas de cada uno. Pero Garfunkel no llegó tan lejos como su colega, que desarrolló una demoledora carrera en solitario, con varios hitos en su haber.
Ya en su primer disco solista (sin contar uno previo a la etapa Simon & Garfunkel), Paul Simon revela sus intenciones: ampliar el arco de sus intereses musicales. Lo deja claro desde los primeros acordes del tema que abre Paul Simon de 1971: “Mother and Child Reunión” ¿Alguien esperaba folk o suaves melodías? Pues encontró un rocksteady de corte jamaiquino. Ese disco también ofrecería uno de sus primeros clásicos en solitario: “Me and Julio Down By the Schoolyard”.
Con su segundo disco alcanzó todavía más repercusión: There Goes Rhymin´ Simon es un poco más sofisticado explora territorios como el gospel o el blues y contiene canciones como “American Tune”, considerada -tal vez por tener cierto condimento beatlesco- como la mejor de 1973 por la revista Rolling Stone.
Para su tercer disco, nuevamente pega un volantazo: Still Crazy After All These Years tiene condimentos de jazz y está impregnado de sentimientos producto de su primera separación. El éxito de ese disco es contundente al respecto: “50 Ways to Leave Your Lover” (“50 maneras de abandonar a tu amante”). Obtuvo el premio Grammy al “Mejor Álbum” de 1975.
La década de los ´80 no arrancó del todo bien: venía de un 1979 de problemas de sello discográfico (litigio con CBS, mudanza a Warner), un disco que resultó de temas compuestos para una banda sonora (para la película “One-trick Pony”, el disco se titula igual) que no tuvo el impacto esperado. Y no sería su único cruce con el universo del cine: un fugaz matrimonio con la actriz Carrie Fischer (la princesa Leia de Star Wars) y un papel en Annie Hall de Woody Allen también se cuentan en su haber.
Concert ticket for Bercy in Paris, France from The Graceland Tour (June 16th, 1989) pic.twitter.com/K89cNoo1n5
— Paul Simon (@PaulSimonMusic) September 30, 2021
Pese a otro disco que pasó sin gran repercusión, Hearts and Bones, la década de los ´80 le depararía otro de sus grandes hitos: el disco Graceland de 1986, que fundó la era de lo que se conoció como world music; básicamente la apertura de artistas del universo del rock a otro tipo de ritmos, géneros y sonidos. Paul Simon fue pionero, viajando a grabar a Sudáfrica (impresionado por un casete de los Boyoyo Boys), rompiendo los paradigmas con la incorporación de artistas sudafricanos como los Ladysmith Black Mambazo pero también de latinos como Los Lobos. Vendió 8 millones de copias y varios temas fueron suceso, aunque “You Can Call Me Al” -empujado por un simpático video junto al humorista Chevy Chase- fue el éxito principal de su carrera en solitario.
Para finales de la década, Simon intenta profundizar la expansión de las fronteras musicales, abordando sonidos de Brasil que plasma en The Rhythim of the Saints de 1990, donde vuelve a relacionarse con músicos autóctonos como -en este caso- los Olodum. Sería infructuoso abrir un debate sobre “apropiación cultural” cuando géneros enteros como el rock o el tango son producto de la confluencia de elementos de la música flamenca, de ritmos africanos, de instrumentos de Europa del Este. El mérito de Paul Simon fue abrirle la puerta a texturas musicales que no estaban en la palestra del mainstream.
Para Songs from the Capeman orientaría el rumbo hacia la cultura musical latina: allí aparecen Rubén Blades o Marc Anthony, aunque resultó un fracaso comercial. Pero remonta para finales de los ´90 con You´re the One y vuelve a subir la vara con otro discazo, esta vez en sociedad con el legendario Brian Eno: Surprise es una auténtica sorpresa, con un sonido moderno y un Paul Simon conmovido por los atentados a las Torres Gemelas, la guerra de Irak y su madura década de los 60 años.
Hasta el momento, su última aventura es In the Blue Light de 2018, un disco de reversiones de temas propios que tal vez pasaron un poco desapercibidos en su profusa y casi inabarcable obra. ¿Nos regalará en su octava década alguna aventura más? Difícil saberlo. Lo esperaremos, no en plan de exigencia sino de esperanza, reconociendo que ya bastante corrió los límites en más de 6 décadas de carrera. La música tiene mucho que celebrar con Paul Simon y sus 80 años.
'The Sound of Silence' singer Paul Simon, a 16-time Grammy winner, turns 80 years old. pic.twitter.com/bI8B5csqCT
— Reuters (@Reuters) October 12, 2021