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Red Internacional
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CONFERENCIA. Paula Bach habla sobre las tendencias de la economía internacional en la Casa Museo León Trotsky

En su visita a México, Paula Bach, economista marxista e integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas se presentó en la casa que albergara por última vez al revolucionario ruso León Trotsky para hablar sobre economía internacional.

Domingo 15 de octubre de 2017

Paula Bach, economista marxista, columnista de La Izquierda Diario y parte del staff de “Estrategia Internacional”, revista de teoría y política de la Fracción Trotskista realizó una presentación en la Casa Museo León Trotsky en Coyoacán, ante un auditorio colmado por 150 trabajadores y jóvenes, para hablar sobre el balance a nueve meses del gobierno de Trump, las diferentes vueltas de su gobierno y la nueva conformación con la situación internacional.

Una de las ideas centrales que se desarrolló fue el hecho de que Trump viene de una serie de contrastes y fracasos, como el Obamacare que impidió la inyección de 100 mil millones de dólares en obras públicas para salir del conflicto económico. Y es que gran parte de estos fracasos sirvieron para definir lo que sería el gabinete de Trump marcado por personajes de corte nacionalista, donde los militares están ocupando puestos claves en el gobierno.

Esta conformación hace pensar en los nuevos fenómenos nacionalistas del gobierno de Trump. Es decir, la política exterior que ha tenido Trump que lo ha llevado a impulsar el retiro del acuerdo nuclear con Irán, el retiro de la UNESCO, retiro efectivo del protocolo de París, y la renegociaciíon del TLCAN con Canadá y México.

Esta política han producido una realidad muy contradictoria que está expresada en tres principales pilares. Primero, el carácter no habitual de la economía internacional; segundo la situación en China; y tercero, una combinación entre la contradicción creciente de los fenómenos nacionalistas y la globalización, tomando en cuenta el modo de desarrollo y salvataje de los grandes capitales durante los últimos años.

Sobre el primer punto, se destacó que la crisis economía mundial –que inició en 2008 en estados Unidos con la caída de los principales bancos estadounidenses– y que después se extendió con grandes estímulos monetarios logrando contenerse con la recuperación de China, fue determinante para evitar que se disiparan elementos de catástrofe, pero que no fue suficiente para lograr que la economía lograra crecer en los países centrales.

Esta contradicción que logra evitar la catástrofe y mantenerse con una recuperación débil en la economía, combina elementos que tienen que ver con que el capital hegemónico logra perpetuarse, sin embargo, la propia crisis hizo que amplios sectores del trabajadores vieran reflejada la situación con un empeoramiento de sus condiciones de vida desde 2008. Paula Bach señala que es importante tener en cuenta la relación de bajo consumo en sectores de la clase obrera y el mecanismo de crédito en las familias en Estados Unidos, donde además los empleos que se ofrecen son precarios.

La idea de un futuro catastrófico es un factor que más golpean en el imaginario social; no hay claramente una idea de ’progreso’ que se pueda vender a las nuevas generaciones.

El segundo aspecto es el estatus de China como un elemento central de la recuperación de la crisis y su relación con Estados Unidos como factor clave para mantener el equilibrio capitalista a partir de 2010. Bach explicó que China es el sector central de atracción de capitales, como una de las mecas del mercado internacional, con trabajos sumamente precarios. Esto ha permitido una exportación de capitales, mostrando a su vez debilidades que tienen que ver con la perdida de dinámica de la economía mundial, donde la mayor dificultad –por la propia debilidad de la economía estadounidense– es su papel como país exportador. Esto quiere decir que se necesita un “cambio de modelo exportador”, haciendo un giro hacía mercado interno como exportador de capitales; un factor de mayor presión imperialista.

A su vez, la deslocalización de empleos de China a países como Vietnam, Bangladesh o incluso México, ha propiciado el “fin del sueño chino” que sin duda refiere a una realidad más cruda respecto al “sueño americano”, pero que permitía una “generación continua” de baja calificación en el mundo del trabajo. Esto hace que sean cada vez más limitadas las ideas nacionalistas, estando lejos de las economías innovadoras, así como hacer desechar la idea de China como el garante de la globalización.

En el tercer elemento, Paula Bach, destacó la contradicción entre tendencias nacionalistas y el lugar de la globalización, tanto financiera como internacional. La economista marxista, parte de la idea de delucidar el termino “globalización”, que vista desde el carácter abstracto es “congénita al capitalismo” desde sus inicios.

La internacionalización de la crisis se ha llevada a cabo gracias al rol del Estado, que se vuelve fundamental para las empresas multinacionales, en el sentido de seguir explotando las condiciones externas. En este sentido se destacó lo dicho por David Havey cuando afirma que “la forma clásica de reconstruir el consenso es el nacionalismo”, siendo una idea anclada en las grandes empresas multinacionales cuyo objetivo es mantener el poder del Estado. De ahí el peso de la contradicción entre nuevos fenómenos del nacionalismo versus la globalización, que dan sustancia a la propaganda política de Donald Trump, por ejemplo con la renegociación que se está dando con el TLCAN.

Paula Bach explicó también que como producto de sostener esta contradicción dual se esperan nuevos conflictos en Estados Unidos y en el mundo, tanto por derecha como por izquierda. En este sentido, ya se han visto elementos importantes de la crisis histórica; lo que está definido es que “nada termine como empezó”, es decir que se de paso a grandes cambios, donde hay un intento por parte de los sectores hegemónicos de la burguesía por lograr una “nueva empresa”, basada en nuevos ataques para el conjunto de la clase trabajadora y las fuentes de trabajo.

Finalmente, lo que se da cuenta sobre este escenario es la gran oportunidad que tienen las organizaciones de izquierda para preparar las condiciones que permitan revertir esa situación –no de la manera catastrófica donde el capitalismo quiere y necesita seguir robando a los trabajadores su fuerza de trabajo como fuente de las grandes ganancias– sino luchar por demandas que unifican en los hechos a la clase trabajadora; responder con la unidad de la clase trabajadora nativa y extranjera en la conquista por sus demandas.