El viernes falleció un cadete, atropellado por un colectivo en Rosario. Estudiaba Ingeniería, abrimos una reflexión necesaria.
Domingo 12 de abril de 2020 17:01
La noche del Viernes nos enteramos que un laburante de Pedidos Ya había muerto atropellado por un colectivo en la esquina de Av Francia y Cerrito, Emma Riosendaulv Joncka, lo dieron a conocer como estudiante de la UNR, pero más tarde supimos que era de la facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, dónde estudiamos hace ya varios años. Tenemos mucha bronca, sabemos que cursaba en nuestras mismas aulas, que leía sus apuntes en el mismo patio donde nosotros lo hacemos y que seguramente tenía el mismo interés por la ciencia que nosotros, pero también sabemos, en carne propia, lo que significa tener trabajos precarios donde pagan dos pesos y seguimos en ellos, haciendo malabares para llegar a fin de mes con la comida y a la vez tratar de mantener la carrera.
Emma Joncka de tan solo 23 años, tenía una aspiración grande en ser ingeniero mecánico, en Haiti sabemos que la educación de nivel superior es privada y de casi imposible acceso para las grandes mayorías populares, estudiar en Rosario significaba poder estudiar sin aranceles, pero las dificultades son muchas de todas formas, una beca hoy no alcanza ni para pagar un alquiler, ni que hablar de comida, trasporte y materiales educativos. Pero tampoco hay una salida con las pasantías que nos ofrece la facultad, son pocas y además son en acuerdo con grandes multinacionales que despiden trabajadores calificados para que nosotros hagamos su trabajo a la mitad de precio. Nosotros ya denunciamos el convenio de FCEIA con Generals Motors que ofrecía pasantías una semana después de despedir a 150 trabajadores, la pasantía era clara: mano de obra barata, sin convenio colectivo de trabajo.
Pedidos Ya, hace publicidades donde muestra a sus trabajadores felices en sus bicicletas, pero la realidad es que laburan jornadas eternas por salarios bajisimos, aparecen registrados como monotributistas y les quitan el derecho a estar sindicalizados, tener obra social e incluso seguro de vida. Esta semana vimos a los empleados de Mc Donalds de todo el país subiendo a sus redes mensajes desesperados, se habían encontrado en su cuenta con que estaban cobrando un cuarto de su sueldo y así en muchas cadenas de comida rápida. ¿Hasta cuando la ganancia de unos pocos nos va a destinar a vivir así?
Una reflexión necesaria
El dolor y la bronca fueron expresados en las redes sociales tanto por docentes, estudiantes y agrupaciones estudiantiles, donde muchos y muchas lamentaron el terrible hecho. Ante esto abrimos un debate, que en tiempos de crisis se hace aún más necesario: enfocar la bronca y el dolor a los responsables de que un joven estudiante precarizado haya muerto.
Una posibilidad es pensar que el consumo de estas plataformas de pedidos a domicilio en estos tiempos de cuarentena puede implicar que uno mismo ponga en riesgo a esos pibes. Pero nosotros no estamos de acuerdo en que las familias o jóvenes que usan el delivery sean los que tienen que reflexionar o hacer mea culpa, los verdaderos culpables son quienes empujan a pibes como Emma a trabajar en esas condiciones, jugando con las necesidades cotidianas, para así precarizarlos y dejarlos a su suerte trabajando sin mínimas medidas de seguridad.
Hablamos de esas empresas multinacionales que acá y en todo el mundo precarizan a la juventud y pulverizan sus vidas. Hablamos de los gobiernos que avalan, que miran la desidia empresarial y la dejan actuar con impunidad, mientras no dan respuesta a los pibes que no tienen futuro. Hablamos de los gobiernos que cuando los trabajadores se organizan por sus derechos mandan a reprimir, como Kicilof y Berni a los trabajadores del frigorífico Penta. Pero también hablamos de las direcciones sindicales que les dan la espalda a los trabajadores y tranzan con las patronales.
Emma era uno de nosotros, uno de esos tantos pibes que muestran disposición a trabajar y colaborar con el abastecimiento de una sociedad que está en aislamiento obligatorio, a pesar de la exposición de la pandemia. Porque no queremos que sigan pasando estas cosas, desde el Frente de Izquierda venimos exigiendo un salario de emergencia de 30000 pesos para los que se quedaron sin ingresos, tan solo un 3% de impuestos a las grandes fortunas alcanzaría para que esta propuesta sea realizable. Para conseguir esta y más medidas de emergencia necesitamos centros de estudiantes que esten a la altura y organicen a esos miles de jóvenes trabajadores que se vieron esta semana que no pueden recurrir ni a sus sindicatos. Los centros de estudiantes podrían ser una gran voz y un lugar de organización para todos ellos, necesitamos un movimiento estudiantil que esté ligado a los trabajadores precarizados para poder accionar juntos, golpear con un solo puño.
Santa Fe lidera en tiempos de pandemia, el ranking nacional de desocupación y despidos. Mientras quienes sueñan con hacer una carrera y tener una profesión, en tan solo una noche de trabajo puede perderlo todo. Por eso, resulta necesario dar vuelta las prioridades. Esta crisis solo la podemos enfrentar con la fuerza de los trabajadores al frente y organizándonos para que no nos pisen la cabeza, porque nuestras vidas, valen más que sus ganancias.