Siguen las declaraciones cruzadas de importantes referentes de al UIA y la respuesta de los ministros. ¿De dónde vienen los nervios entre dos socios?
Lunes 5 de marzo de 2018
"Que se dejen de llorar", "que se pongan a invertir y a competir" y “que generen una agenda seria". Las palabras del ministro de Producción y hombre de confianza de Macri, Francisco Cabrera, no eran otro de los números artísticos de la Fiesta de la Vendimia. O por lo menos no lo tomaron así los máximos referentes del empresariado.
“Lo que dijo no cae bien, por ahí están un poco susceptibles” le respondió Miguel Acevedo, el presidente de la Unión Industrial Argentina. No hablaba a título personal, está claro. Transmitió el mensaje de los “hombres de negocios”.
El debate había comenzado el martes pasado, cuando voceros industriales se quejaron por el aumento de las importaciones, la suba de tarifas, la baja del consumo y el acuerdo Mercosur-Unión Europea.
Los reclamos no cayeron bien en Balcarce 50. “No lo van a decir en público, pero el ambiente que se respira en la Casa Rosada es de "decepción" con la actitud que están percibiendo de la mayor parte del empresariado” comentó Ámbito Financiero. Según el mismo medio en el entorno presidencial se quejan de "la falta de un líder que sea capaz no sólo de representar a los empresarios, sino también de tener una visión más amplia y acompañar los cambios que impulsa el gobierno".
El debate puede asombrar a cualquiera. ¿Pero cómo, desde que comenzó su gestión Macri no ha favorecido al empresariado con baja de retenciones, aumentos de tarifas, beneficios impositivos, suba del dólar, vía libre al aumento de precios y otros favores?
Todo eso es cierto, pero lo está detrás de los nervios y el duelo verbal entre los empresarios y su gobierno es el deterioro de la situación y las perspectivas económicas. La “maldición de los años pares" empieza a sonar como presagio recién arrancado el año.
Según la UIA, el 2017 cerró con un tímido crecimiento de 1 % en la industria pero volvió a retroceder en diciembre y según la Fundación Fiel la producción manufacturera cayó en enero. La sequía está afectando fuertemente al campo e impactará luego en el ingreso de dólares por exportaciones. Algunos industriales reclaman más devaluación (el eterno Rattazzi) y muchos contra las altas tasas de interés del Banco Central. Además el consumo masivo cayó un 2%, consecuencia lógica de la pérdida del poder adquisitivo de la población.
La lluvia de inversiones tampoco llega. Los resultados de las giras presidenciales no fueron los esperados. Llegan más productos importados y, con las facilidades ofrecidas por el gobierno, lo que “llueven” son los capitales especulativos. La última mala noticia la envió el “amigo” Trump, que quiere impedir el ingreso de acero a EEUU, lo que afectaría a dos líderes de la UIA como Techint y Aluar. El gobierno se demuestra “librecambista” pero choca con las tendencias internacionales al proteccionismo.
En definitiva, a pesar de que muchos sectores mejoraron sus ganancias en la última etapa, quieren más. Pero para satisfacerlos, el gobierno está atravesado por múltiples problemas. Por un lado su estrategia principal de endeudarse hasta más no poder está atada a medidas que se definen en Estados Unidos y el mercado internacional.
Por otro, la necesidad de “bajar costos de logística” (teléfono para Camioneros) y “mejorar la productividad” (léase flexibilizar convenios y techo salarial), implican un mayor ataque a la clase trabajadora. Como demostraron los últimos conflictos, la movilización del 21F y los paros docentes, los ánimos no están para aceptar más ajustes.
El Gobierno busca romper la maldición que muestra crecimiento en los años impares de elecciones y caída económica en los pares. Pero parece que sus amigos en solo dos meses ya se pusieron nerviosos. No es más que otro dato que confirma la crisis del “reformismo permanente” que había inaugurado pocos días después de ganar las elecciones”.
