El anuncio del apoyo del PS de Atacama a la candidata DC Yasna Provoste y no al del PC Lautaro Carmona, motivó que el PC amenazara con no apoyar a candidatos PS en otras Regiones, sanciones en el partido de la Presidenta, y desnudar lo que en verdad se juega.
Jueves 14 de septiembre de 2017
La decisión del PS regional generó un efecto cascada. El PC respondió que entonces no apoyarán la candidatura senatorial de Isabel Allende en Valparaíso, ni la de José Miguel Insulza en Arica.
El PS decidió intervenir, y su Tribunal Supremo abrió una causa disciplinaria contra la presidenta del PS de Atacama Ema Albanez, suspendiéndola de la militancia y dándole cinco días para presentar sus descargos.
Se muestran distintas aristas de lo que está en juego.
Primero, en lo que queda de la Nueva Mayoría, “Fuerza de Mayoría”, la base de apoyo parlamentario y de la militancia de base a Guillier, más que fuerte es endeble.
Segundo, en la DC, que su camino propio, tampoco tiene base de sustento firme, y cada caudillo local es el que sigue su propio camino, con negociaciones y alianzas de acuerdo a sus propias definiciones políticas (Yasna Provoste era más proclive a mantener la Nueva Mayoría) y a sus posibilidades electorales.
Tercero, en el PS, emerge un cisma, con la presidenta regional aclarando que fue una decisión unánime y que “tendrían que sancionar a los 20 dirigentes de la región de Atacama”, agregando nuevas divisiones a las que ya generaron con la decisión de apoyar a Guillier y no a Lagos, y a la de cambiar de circunscripción a Insulza.
Cuarto, para el conjunto de los partidos, que no tienen unidad política, y por eso deben recurrir a medidas disciplinarias.
Quinto, que anteponen posibilidades electorales de hacerse con los cargos parlamentarios a proyecciones políticas del conglomerado, o, como dicen, de “la centroizquierda”.
