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Red Internacional
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LES APLICARÁN DERECHO DE ADMISIÓN Y SE JUGARÁ EL PARTIDO. Peligró el superclásico por los barras Di Zeo y Martín

Como en las novelas de la tarde, la organización del superclásico Boca-River del próximo domingo tuvo idas y vueltas y estuvo a punto de suspenderse. Los barras xeneizes Di Zeo y Mauro Martín contaban con un fallo favorable para ingresar al estadio, pero el club desistió de permitirles el ingreso.

Jueves 30 de abril de 2015

Foto: Reuters

Los antiguos lideres de “La 12”, barra brava del club de la Ribera, enemigos mortales por encabezar la barra devinieron en aliados y, buscando recuperar el lugar perdido, presentaron un recurso de amparo para que se les reconozca la condición de socios activos del club –respetando su antigüedad como asociados- y así retornar a la cancha justo para el superclásico ante River.

La noticia y la decisión en primera instancia de la comisión directiva y del presidente Angelici de acatar el fallo judicial causaron gran revuelo durante el mediodía y la tarde de ayer. Al levantárseles el derecho de admisión, “Rafa” Di Zeo y Mauro Martín volverían a “La 12”, pero no sólo a alentar; también a ajustar cuentas con los actuales cabecillas de la famosa barra brava.

El secretario de seguridad de la Nación, Sergio Berni, amenazó con no enviar efectivos policiales al partido, con lo cual automáticamente quedaría suspendido. Por esa razón, Angelici y Berni sostuvieron una reunión por la tarde de ayer en la que acordaron no levantar las restricciones a Di Zeo y Martín para garantizar la realización del Boca-River.

En consecuencia, el primer superclásico de la serie de tres (este domingo por el campeonato, luego ida y vuelta por la Libertadores) se jugará como estaba programado.

El sainete le permitió a Berni mostrarse como un funcionario “racional” y “anotar un poroto” su incipiente carrera política para postularse como candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, tras quedar muy desprestigiado por la represión a los trabajadores de Lear, el caso del “canoso infiltrado” (un militar retirado que ordenaba los movimientos para la represión) y el gendarme carancho. La demagogia de mostrarse poniéndole límites a las barras le cae como anillo al dedo. Otro servicio que le prestan las barras bravas (como lo hizo en su momento la patota del SMATA en la lucha de Lear actuando junto a las fuerzas de represión), esta vez de manera indirecta.