Tras la renuncia de Almirón, resistido por los hinchas más por sus planteos tácticos que por los resultados, la comisión directiva del club decidió contratar a Mauricio Pellegrino como nuevo DT, contra los deseos de hinchas y simpatizantes. ¿Qué perspectivas se le abren al rojo?

Augusto Dorado @AugustoDorado
Miércoles 10 de junio de 2015
Foto: FotoBaires
El desencuentro entre Jorge Almirón y la hinchada de Independiente databa de varias fechas atrás. Cambios inexplicables, la salida de un jugador emblemático (aunque ya por debajo de su nivel) como el Rolfi Montenegro, de jugadores que merecían nuevas oportunidades como Penco (autor de varios goles clave en la campaña por el ascenso) y el mantener a otros que no mostraron demasiados méritos (Riaño, Lucero), sumado a incorporaciones desafortunadas (Valencia por ejemplo, que hasta ahora deambuló por el césped los minutos que tuvo en cancha). Ese cóctel se combinó con tácticas demasiado cautelosas por momentos, desordenadas en otras (con los consecuentes desacoples y errores defensivos); pero sobre todo con una manera de jugar demasiado anodina, algo que el hincha de Independiente no tolera, todavía bien acostumbrado al buen fútbol que escasea desde hace décadas salvo algunas intermitencias.
La salida de Almirón fue por la puerta de atrás, con un torneo de 30 equipos que encuentra a Independiente (el único grande que no jugaba copas internacionales y podía concentrarse más en el campeonato) en la mitad de la tabla de posiciones. Esa crisis futbolística no es responsabilidad exclusiva del DT, también tienen su cuota de responsabilidad los jugadores. Pero sin una conducción táctica clara y adecuada a las potencialidades de un equipo, el desempeño colectivo flojo difícilmente mejore.
Pero con la contratación de Pellegrino sale a la luz la responsabilidad de los dirigentes del club: un plantel que necesita descomprimir la situación de tensión con su hinchada impaciente para poder lograr la tranquilidad que le permita salir del pozo debería contar con un técnico de antemano aceptado por el hincha. Pero no, Moyano y compañía optaron por el más resistido.
Aunque Mauricio Pellegrino aún no dirigió siquiera un amistoso, algunos datos de la realidad lo ponen en un lugar incómodo para ocupar la silla de DT en Independiente: no está identificado en absoluto con el club (ni como jugador, mucho menos como técnico), no llega con ningún “pergamino” ni título en su haber –en el Valencia, que venía de salir tercero en la liga española, se fue con el equipo en mitad de tabla; por Estudiantes pasó sin pena ni gloria- y para colmo de males en su reciente experiencia platense no se caracterizó por el juego vistoso ni contundente. Una relativamente a favor: fue ayudante de campo de Rafa Benítez (DT que retorna al Real Madrid) en el Liverpool y en el Inter de Milán campeón del mundial de clubes de 2010.
Sería del agrado de quien redacta estas líneas que el flamante DT disipe la desesperanza con el correr de los partidos que juegue el primer equipo de Independiente tras el receso por Copa América. Pero los argumentos para la esperanza no son muchos.