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Congreso Nacional. Peña en Diputados: un país de fantasía, defensa de Caputo y justificación de los despidos

El jefe de Gabinete ratificó al ministro de Finanzas y defendió los despidos en el Hospital Posadas, Ferrobaires y el Inti. La campaña electoral de fondo.

Eduardo Castilla

Eduardo Castilla X: @castillaeduardo

Miércoles 14 de marzo de 2018

El primer informe del jefe de Gabinete en la Cámara de Diputados de la nación tuvo todos los condimentos: hubo chicanas, tonos elevados, mentiras y discursos mirando al 2019.

Esto último no fue solo privativo del oficialismo nacional. En el peronismo, Sergio Massa encontró un defensor, nada más y nada menos que en Agustín Rossi. El refrán reza que “la necesidad tiene cara de hereje” y el peronismo siente la necesidad de unir filas hacia el 2019.

El ministro offshore

Luis Caputo se convirtió en el protagonista involuntario de la jornada. Su nombre sonó en boca de los bloques opositores para cuestionarlo y en la de Marcos Peña para defenderlo.

El jefe de Gabinete lo ratificó “absolutamente” como ministro de Finanzas. El adverbio de modo viene a ilustrar la defensa enfática de un funcionario que, a esta altura, ya resulta impresentable.

Peña dictaminó que tener una offshore no es sinónimo de corrupción. Pero hasta el sentido común indica que no se trata de un negocio completamente legal. La misma evasión de impuestos ya implica, de por sí, un delito. Mal que le pese al jefe de Gabinete.

La ironía siempre tiene un papel en estos casos. La misma oposición peronista y del Frente Renovador que clama por el caso de Caputo no tuvo grandes dilemas a la hora de garantizar el acuerdo con los fondos buitre. Suponemos que nadie los considerará gente honrada que hizo millones trabajando esforzadamente y ahorrando.

A media sesión, el Bloque Justicialista le tendió a Peña un puente para dar una salida a los cuestionamientos contra Caputo. Fue Pablo Kosiner -el hombre que dio la cara para acompañar la discusión sobre la llamada reforma previsional- quien propuso que el ministro de Finanzas se hiciera presente en el Congreso, aunque fuera “en una comisión”, donde explicara la situación del endeudamiento y respondiera a las acusaciones en su contra.

Ni lerdo ni perezoso, el jefe de Gabinete aceptó el convite. “La semana que viene puede estar acá”, lanzó.

Obispos en la mira

El bloque Evolución Radical es el que encabeza Martín Lousteau, el hombre que salió y reingresó al oficialismo sin que se le generara conflicto alguno. Aunque conforma un espacio propio en la Cámara Baja está claramente referenciado con Cambiemos.

Este miércoles tuvo un momento de protagonismo cuando consultó a Marcos Peña sobre los montos que cobran los obispos. Entre las preguntas escritas que remitieron al funcionario nacional, ocho de las mismas habían estado destinadas a indagar la relación entre el Gobierno nacional y la Iglesia Católica.

En ese marco no sorprendió cuando la diputada Carla Carrizo tomó la palabra para defender a Mauricio Macri de las declaraciones del reaccionario Monseñor Aguer. “Descalificar la institución presidencial es descalificar el modo en que los argentinos vivimos”, disparó la legisladora que hizo campaña en una lista que se presentaba como opositora. Inmediatamente afirmó que “lo que estamos haciendo mal es que cada uno de estos obispos gana lo que no gana ningún docente argentino”.

Ironía o cinismo. Llámese como se quiera. Evidentemente el obispo cobra más que cualquier docente. Pero, hete aquí que el diputado nacional cobra 4 veces más que el obispo.

Si cualquier docente tiene derecho a reclamar la separación de la Iglesia y el Estado para no pagar con sus impuestos el mantenimiento de una casta inútil, también tiene derecho a exigir que todo legislador y funcionario gane, precisamente, como una maestra. Esa es una medida que también implica cuestionar a otra casta, la política. No viene mal recordar que los legisladores de las fuerzas mayoritarias se niegan a debatir la propuesta del PTS-FIT que empuja las dietas en sentido descendente.

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Carrizo le preguntó al jefe de Gabinete si se estaba impulsando algún taller para integrantes del clero sobre “derechos democráticos”. La respuesta fue negativa, nadie opinaba que pudiera ser distinta.

Pero esto no puede dejar de leerse como un mensaje hacia la Iglesia en el marco del debate abierto sobre el derecho al aborto. El ala laica del macrismo amenaza con cortar los víveres a los representantes del Vaticano en estas tierras. “Vandorismo” fiscal podría llamarse. Habrá que esperar una respuesta de la casta que dice hablar en nombre divino.

Despedidores seriales

“Un país de fantasía, inexistente para las clases populares”. La definición corrió a cargo de Nicolás del Caño, diputado del PTS-Frente de Izquierda. Como síntesis calza justo.

Marcos Peña habló de un país idílico. Solo faltó que afirmara “lo peor ya pasó” para que se tratara de una remake extendida del discurso presidencial del pasado 1° de marzo.

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El jefe de Gabinete, tal como lo había hecho por escrito, volvió a justificar los despidos en distintas dependencias del Estado. Con frases genéricas sobre “normalizar la situación irregular”, Peña argumentó a favor de los despidos en el Hospital Posadas.

Sobre Ferrobaires repitió los (pobres) argumentos que el ministro de Transporte había vertido el día anterior en reunión de comisiones. Contestando directamente las críticas de Del Caño, indicó que “no contamos con el presupuesto para realizar millonarias inversiones” en la red ferroviaria. A partir de allí justificó el cierre de ramales y los despidos, mientras hablaba de un abstracto “plan para la contención” de quienes queden despedidos y de una genérica “búsqueda de alternativas”.

La falta de presupuesto podría solucionarse tal vez con rapidez. Si tan solo decidieran dejar de pagarles $ 130 millones a la Iglesia, contarían con algunas monedas como para arrancar. Pero no parece que el discurso liberal contra la Iglesia vaya a pasar de las palabras.

Karl o Groucho

El cierre de la sesión encontró a un Agustín Rossi enfervorizado defendiendo a Sergio Massa como jefe de Gabinete. Una novedad de la política que no se puede entender por fuera de los intentos de armado electoral en camino hacia el 2019. Como ya se señaló una vez, en el peronismo lo único que parece sobrar son “traidores” que se convierten en “leales” sin mayores contratiempos.

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La escena bizarra de la jornada, o por lo menos una de las que se pueden destacar, corrió a cargo de Mario Negri. El radical que preside el interbloque oficialista en la Cámara Baja, decidió citar a Karl Marx en su ayuda. Lo hizo en pos de explicar las “condiciones heredadas” en las que “los hombres hacen su historia”. Se trató, grosso modo, de una versión complejizada del permanente discurso por la “herencia recibida”.

El diputado oficialista podría haber citado, en su favor, a otro Marx, a Groucho. Aquel que dijo "el secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido".

La política de Cambiemos se limita a esa simulación. Aunque sería bueno señalar que Marcos Peña difícilmente lo consiguió este miércoles.


Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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