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Red Internacional
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MUJERES PARA DECORAR. Perdiendo la batalla (cultural) por el fuego amigo

Diputados, vedettes, gobernadores, actrices. ¿Volvieron los noventa? La farandulización de la política y las mujeres como objetos decorativos no son sólo privativos del oficialismo.

Andrea D'Atri

Andrea D’Atri @andreadatri | Diputada porteña PTS/FIT

Martes 22 de marzo de 2016

Clarín lo tituló mejor que nadie. “Educada para sonreír”, fue la frase con la que el diario presentó a la esposa de Mauricio Macri. Juliana Awada, la empresaria textil de prestigiosas marcas acusadas de tercerizar en talleres clandestinos, es descripta con las banalidades de una mujer de su clase. Nadie esperaría otra cosa de Juliana Awada y tampoco de Clarín. Del mismo modo que nadie esperaría que un Macri defienda los derechos de las mujeres, nos trate como pares o no redunde en los estereotipos cuando se refiera a nosotras.

En La Izquierda Diario ya nos hemos referido a los ataques que este gobierno empieza a perpetrar contra nuestros derechos más elementales, en sus primeros cien días, mientras su esposa luce "sencillos" modelos que cuestan miles de dólares y se limita a sonreír, tal como le enseñaron a comportarse en los colleges de su infancia. Pero el noventismo no está sólo en los gestos del gobierno. No pasaron más de cien días, para que la farandulización de la política volviera como una figurita repetida, de la mano de líderes de La Cámpora o gobernadores kirchneristas.

"Me casé con un boludo", se leía detrás de la pareja integrada por la vedette Victoria Xipolitakis y el diputado kirchnerista José Ottavis, mientras los paparazzi disparaban flashes y los periodistas de la farándula requerían sus declaraciones. Salían de la premiere de una comedia a la que también asistieron Mauricio y Juliana. Mientras tanto, "uno de los cuadros más importantes que tenemos" –como el inefable Guillermo Moreno definió al gobernador de Salta- salía en las noticias por su apasionado y repentino romance con la actriz Isabel Macedo.

Si uno googlea los nombres de estos dos dirigentes kirchneristas hoy, se encuentra con que las primeras entradas remiten a los cariñosos besos que se prodigaron Urtubey y la actriz en el recital de Ricky Martin o al enojo de Máximo Kirchner con Ottavis porque no le contó que estaba enamorado de la blonda Vicky. Tinelli, por supuesto, ya está operando para tenerlos en pantalla. Ya había logrado, anteriormente, que el kirchnerista Insaurralde anunciara en su programa el matrimonio con la modelo Jessica Cirio. O que Scioli y su ex esposa, la modelo y empresaria Karina Rabollini, intercambiaran bromas de mal gusto con un imitador del ex gobernador K.

La resistencia no tuvo ningún aguante. La batalla cultural se perdió por abandono. Las tilinguerías, las carteras que cuestan miles de dólares, las bromas de la ex presidenta que en un discurso en el Congreso Nacional dijo que "¡a las minas nos encantan las pilchas!", junto con estas últimas novedades farandulescas, no nos sorprenden. En el fondo (buitre), la diferencia apenas está –como se sinceró Máximo Kirchner- en conseguir la mejor negociación posible. Y mientras nos saquean, parece que estar acompañado por mujeres que sepan sonreír, no es sólo privativo del misógino oficialismo. Lamentable.


Andrea D’Atri

Diputada porteña del PTS/Frente de Izquierda. Nació en Buenos Aires. Se especializó en Estudios de la Mujer, dedicándose a la docencia, la investigación y la comunicación. Es dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Con una reconocida militancia en el movimiento de mujeres, en 2003 fundó la agrupación Pan y Rosas de Argentina, que también tiene presencia en Chile, Brasil, México, Bolivia, Uruguay, Perú, Costa Rica, Venezuela, EE.UU., Estado Español, Francia, Alemania e Italia. Ha dictado conferencias y seminarios en América Latina y Europa. Es autora de Pan y Rosas. (…)

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