Lanzan un crowdfunding para sostener un proceso judicial contra varias clínicas de reproducción asistida en el Estado español, una iniciativa sin precedentes.
Isabel Cruz @IsabelCruzSM | Contenidos Digitales
Martes 31 de diciembre de 2024
Foto: @Asociacion_AHID
El Estado español es la primera potencia europea en volumen de tratamientos de Reproducción Humana Asistida (RHA) y la tercera del mundo, alrededor del 40 por ciento de tratamientos se realizan a pacientes extranjeras movidas por el turismo reproductivo. Este turismo viene en busca de precios más asequibles pero, entre sus motivaciones, también destaca la búsqueda del anonimato de la persona donante. El Estado español es una excepción en lo que se refiere a esta cuestión, pues cada vez son más los países que han abolido el anonimato, y esta excepcionalidad se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del modelo de la industria reproductiva española, basado en la mercantilización de gametos.
El pasado 20 de diciembre Maria Sellés, Miquel Roura, Bárbara Vidal y dos personas más que han preferido no revelar sus nombres, todas ellas integrantes de la Asociación de Hijos de Donante (AHID), instalaron un punto informativo frente a la clínica CEFER de Barcelona. Que estuvieran precisamente frente a esta clínica no fue casualidad, pues se trata de una de las primeras clínicas del Estado español dedicada exclusivamente a la RHA y fundadora del primer banco de semen de España en el año 1977.
Maria y Bárbara nos cuentan que en CEFER se concibieron a varias socias y socios de AHID y que la clínica se ha negado repetidas veces a proporcionarles cualquier tipo de información sobre sus orígenes biológicos y genéticos. Explican que el acceso a esta información forma parte del derecho a la identidad recogido en la Ley de los derechos y las oportunidades en la infancia y la adolescencia y que este derecho a la identidad les está siendo vulnerado sistemáticamente a las personas donoconcebidas.
Y es que, a pesar de que este derecho a acceder a la información sobre los orígenes está redactado como un derecho universal, no se aplica de forma universal, pues la Ley de RHA recoge que está prohibido revelar ninguna información en relación a los orígenes. La reivindicación de AHID gira entorno a esta Ley de RHA, que es la que formalmente priva del derecho a la identidad de las personas donoconcebidas y que data de 1988; las denunciantes de AHID, sin embargo, nacieron años antes de la Ley de RHA.
CEFER no solamente es una clínica de RHA, es un lugar que representa los intereses del capital, los del lobby de la industria reproductiva. Una industria que arrancó en el Estado español en 1978 y que, tras estar 10 años funcionando sin un marco legal, en 1988 se hizo una Ley de RHA a medida para blindar el anonimato y así proteger sus intereses económicos. Los intereses económicos de las clínicas están fuertemente vinculados al anonimato porque este anonimato las hace propietarias de los gametos a los que las familias receptoras deben acudir por ley, dando lugar a una cadena de compra-venta de gametos. La ley de 1988, que obliga al anonimato, no hace otra cosa que convertir los gametos en un activo económico de las clínicas.
La reivindicación de AHID en relación a la Ley de RHA es doble: por una parte, AHID y un colectivo de monomadres han impulsado una recogida de firmas para exigir al Congreso de los Diputados un cambio en la ley de 1988 por la abolición del anonimato; por la otra, desde AHID lanzan una campaña de micromecenazgo con la que dar inicio a esta batalla judicial contra el lobby de las clínicas por el derecho a los orígenes de las personas nacidas antes de la ley de 1988.
El objetivo de AHID con esta denuncia es alcanzar una sentencia judicial que siente un precedente para conseguir la abolición del anonimato en la Ley de RHA de 1988, tal y como sucedió recientemente en países como Portugal y Francia y anteriormente en países como Suecia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, Finlandia, Austria, Suiza, Alemania, Australia o Canadá.
De hecho, desde AHID confían en ganar este proceso judicial puesto que, además, un reciente informe del Comité de Bioética de España concluye que el conflicto entre el derecho a la identidad y los intereses de las clínicas debe resolverse primando el principio del interés superior del menor, es decir, anteponiendo el derecho a conocer sus orígenes por encima del anonimato de la persona donante. Desde AHID, además, ven un paralelismo entre su situación y la de las personas adoptadas, quienes recientemente consiguieron que se les reconociera el derecho a los orígenes y para las que la Generalitat de Catalunya ha habilitado un servicio para facilitar el conocimiento de sus orígenes.
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Lo que es innegable es que, en una situación de claro descenso de la natalidad en el Estado español, consecuencia directa de una acuciante precariedad laboral y de la dificultad en el acceso a la vivienda fruto de una exponencial especulación inmobiliaria estas últimas dos décadas, la RHA se ha presentado como la “gran alternativa” para que las mujeres puedan posponer la maternidad y así adaptar los ritmos de sus cuerpos a los ritmos del capital. La RHA se ha convertido en un gran negocio que cotiza al alza y así lo prueban los movimientos de los fondos de inversión, cada vez más atraídos por esta industria reproductiva. Un caso claro de esta tendencia lo encontramos en la clínica IVI, la principal empresa de tratamientos de RHA en el Estado español, que ha sido adquirida por parte de KKR, una multinacional de administración de fondos de inversión y capital de riesgo.
Existen algunas diferencias con respecto al modelo de RHA entre los países donde se ha abolido el anonimato, algo que plantea nuevos interrogantes que se suman a un debate en el que este artículo no pretende ahondar. Lo que está claro, en cualquier caso, es que la industria reproductiva plantea grandes cuestiones bioéticas de profunda complejidad y que el modelo actual de RHA español es un ejemplo descarnado de la alianza criminal entre el patriarcado y el capital. Es necesario un cuestionamiento desde el feminismo y el anticapitalismo a este modelo, que en estos últimos años viene creciendo, precisamente, a costa de la precariedad y la salud de las mujeres. Es necesario también que en este cuestionamiento al modelo español de RHA se ponga la vida en el centro: la de quienes nacen.
Aunque la lucha de AHID, por alusiones, pueda resultar incómoda e incluso dolorosa para las familias receptoras de gametos, lo cierto es que es imprescindible para el análisis de la cuestión tener presente que la lucha de AHID no hace otra cosa que apuntar contra los intereses del capital. Es la lucha de David contra Goliat.