Con 68 votos a favor y 56 en contra, el gabinete presidido por la abogada Mirtha Vásquez logró el voto de confianza por parte del Congreso de la República. Este gabinete promueve la continuidad económica y el respeto a la constitución fujimorista de 1993.
Viernes 5 de noviembre de 2021 09:40
La mayoría de las bancadas de los congresistas se dividieron al momento de votar la confianza al gabinete ministerial presidido por Mirtha Vásquez quien, como se recuerda, reemplazó en el cargo a Guido Bellido, personaje muy cercano a Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre que empezó a diferenciarse del presidente Castillo en estas últimas semanas a raíz de que el mandatario le recortó la denominada “cuota de poder partidario” en el ejecutivo.
El gabinete de Vásquez, a todas luces es un gabinete moderado, el cual, a través de la misma Mirtha Vásquez y otros ministros como Pedro Francke, Betssy Chávez o Aníbal Torres, han reconocido en repetidas oportunidades en los medios de comunicación que el gobierno encabezado por Pedro Castillo no apuesta por cambiar la Constitución de 1993 y que serán respetuosos de la gran inversión privada extranjera, a la cual consideran como el medio más importante para alcanzar el desarrollo económico y social, mas allá de las nefastas consecuencias que nos han traído, sobre todo para los trabajadores y para el pueblo pobre, los 30 años de neoliberalismo donde la gran inversión privada extranjera y sus aliados locales reinaron a su antojo precarizando el trabajo, contaminando el medio ambiente y saqueando el país.
Es precisamente a raíz de este posicionamiento a favor de mantener incólume el piloto automático neoliberal y de preservar la vigencia del régimen jurídico y político de 1993, que diversas fuerzas de la derecha le dieron el voto de confianza al gabinete Vásquez. Así tenemos que: 14 de 15 congresistas de Acción Popular (centro derecha) votaron a favor, lo mismo hicieron 13 de 15 congresistas de Alianza para el Progreso (liberales, también de centro derecha), 3 de 10 de Avanza País , 2 de 9 del ultra reaccionario Renovación Popular, 8 de 9 de Somos Perú, 4 de 5 de Podemos Perú.
Los sectores de la izquierda liberal reformista que tienen presencia en el parlamento, y que anteriormente también apoyaron gestiones neoliberales como las de Kuczynski, Vizcarra o Sagasti, también cerraron filas con el nuevo gabinete, es el caso de los congresistas que hacen parte del Frente Juntos por el Perú donde se encuentran los seguidores de la ex candidata Veronika Mendoza, del Partido Socialista y del Partido Humanista, es por ello que 4 de 5 congresistas de este sector votaron a favor. El Partido Perú Libre, que formalmente lo dirige Vladimir Cerrón y que fue el partido que llevo a la presidencia a Pedro Castillo, se fracciono en la votación ya que el sector mayoritario apoyó a Vásquez (19 votos), mientras que la minoría (16 votos) terminaron votando en contra.
¿Qué representa el voto en contra?
Fuerza Popular, que es la expresión actual del fujimorismo, a través de sus 24 parlamentarios voto en contra de otorgarle la confianza al gabinete Vásquez, así como lo hicieron el sector mayoritario del ultra reaccionario Renovación Popular (6 de 9) y la mayoría de Avanza País (6 de 10).
Estos partidos representan a diversas variantes políticas pro empresariales, y se caracterizan por sus posiciones conservadoras y de extrema derecha. Ellos, desde el Parlamento vienen asumiendo una labor obstruccionista al ejecutivo ya que, a partir de la debilidad del gobierno, pretenden capitalizar políticamente el probable descontento social para encaminarlo hacia una salida reaccionaria, ya sea por la vía electoral o a través de alguna maniobra golpista dentro de la cual no descartan la vacancia presidencial. Es por esa razón que, más allá de los llamados a la unidad nacional y los guiños que les hace permanentemente el presidente Castillo y sus ministros, este sector prefiere jugar a ser oposición.
El sector parlamentario de Perú Libre, que hoy se expresa en los 16 votos que le negaron la confianza al gabinete Vásquez, si bien pretende mostrarse como una oposición por izquierda al gobierno, no se diferencia esencialmente del ejecutivo y de su proyecto político ya que ellos también apuestan por un gobierno de unidad nacional con la burguesía y sus representantes, como bien lo ha dicho Vladimir Cerrón en diversas oportunidades. Sus diferencias con el ejecutivo se centran más bien en la posibilidad de tener una mayor incidencia al interior de las instituciones del estado y la burocracia del sector público, lo que Cerrón llama las “cuotas de poder partidario”.
Recordemos que este sector estuvo completamente de acuerdo con la suscripción de la denominada “proclama ciudadana” que asumió Castillo para encarar la segunda vuelta, la cual partía de reconocer el carácter incuestionable de la Constitución de 1993 y el régimen político que ha permitido el saqueo neoliberal. La firma de este acuerdo político también permitió que la izquierda liberal encabezada por Pedro Francke y Verónika Mendoza se suban al carro electoral de Castillo con la venia de Cerrón y la dirección política de Perú Libre.
Además de ello, cuando al sector de Cerrón le toco dirigir el ejecutivo a través de Guido Bellido, no propusieron concretamente ninguna iniciativa que confronte a los grandes empresarios y que busque desmontar el régimen económico, todo lo contrario, nombraron como director del Banco Central de Reserva al banquero neoliberal Julio Velarde y no dudaron en pedirle la renuncia a Héctor Bejar de la cancillería cuando este responsabilizo a la marina de guerra de estar involucrada en actos de terrorismo de estado en los años 70. Además de ello, durante la gestión de Bellido el ejecutivo promovió y aprobó - con la complicidad del parlamento - el ingreso de tropas norteamericanas al territorio peruano.
Lo que se viene
Si bien el voto de confianza al gabinete Vásquez es una bocanada de oxígeno para el gobierno de Castillo el cual venía de una serie de crisis – la última se dio hace dos días atrás cuando se vieron obligados a renunciar al ministro del interior Juan Barrenzuela -, esta victoria no resuelve la profunda debilidad del ejecutivo, la cual últimamente se ha visto afectada también por una serie de conflictos sociales, sobre todo en las provincias del interior del país, a raíz del incremento de la pobreza y de la agudización de la crisis económica que el gobierno no ha podido parar, precisamente por continuar con las políticas económicas heredadas de los gobierno anteriores.
La derecha ha percibido la debilidad del gobierno y su predisposición a ceder a sus presiones y chantajes y eso los llevará seguramente a seguir imponiéndole la agenda política y a tumbarle otros ministros. Frente a esto, el ejecutivo no tiene mejor idea que correrse más a la derecha, mostrarse más dócil a la burguesía, por eso llama desesperadamente al gran capital a invertir en el Perú, ofrece estabilidad jurídica a los grandes empresarios y hasta saca a los militares a patrullar en Lima y Callao amenazando con extender esta medida reaccionaria al resto del país donde el descontento social empieza a manifestarse, como claramente lo evidenciaron las luchas de los comuneros de Aquia, del corredor minero y de otras regiones golpeadas por la crisis.
Podemos decir entonces que el voto de confianza a favor del gabinete de Mirtha Vázquez, si bien le da mayor capacidad de maniobra al ejecutivo, no termina por cerrar la crisis que atraviesa este poder del Estado, ni la crisis de inestabilidad política y económica que se vive en el país y que ahora empieza a manifestarse en movilizaciones, tomas de carreteras y paralizaciones, sin bien aun insipientes y dispersas, pero que desde diferentes ángulos y con diferentes énfasis empiezan a cuestionar las políticas económicas del Gobierno de Pedro Castillo.