El cuestionamiento social contra el presidente Pedro Castillo se trasladó a la ciudad de Lima, por eso, diversas movilizaciones que derivaron en enfrentamientos contra la Policía nacional, obligaron al mandatario a levantar el estado de emergencia y la inamovilidad en la capital.
Miércoles 6 de abril de 2022 08:39
El estado de emergencia decretado por el presidente de Perú Pedro Castillo ante la ola de protestas en el país no resistió siquiera 24 horas. La medida había sido anunciada en la noche del lunes a través de un mensaje a la nación y regiría para el día martes 05 de abril afectando la movilidad en la ciudad de Lima y Callao. Esta iniciativa perjudicaba el libre desplazamiento de miles de pobladores de la ciudad más poblada del Perú donde, precisamente, la impopularidad del presidente es muy alta. Sin embargo, ante la continuidad de las protestas y el creciente malestar social tuvo que revocar su propio decreto el mismo martes por la tarde.
La declaración del estado de emergencia buscaba evitar que las contundentes movilizaciones contra las políticas económicas del gobierno que desde hace una semana atrás se daban en el interior del país, puedan replicarse en Lima. Otra vez Castillo se equivocó grotescamente y su medida antidemocrática que vulneraba la libre circulación de la población, terminó por exacerbar los ánimos generando masivas movilizaciones que terminaron en enfrentamientos con la Policía nacional, represión y con daños a diversas instituciones y centros comerciales.
Perú impone toque de queda tras protestas contra aumento de combustibles 🇵🇪 pic.twitter.com/Vd5XHEgC8Q
— Reuters Latam (@ReutersLatam) April 5, 2022
Atemorizado por esta reacción de los manifestantes, en horas de la tarde de este martes, Pedro Castillo se reunió con la mesa directiva del Congreso de la Republica, la cual se encuentra dirigida mayoritariamente por la derecha y la ultra derecha parlamentaria a quienes, una vez más, Castillo llamo a la unidad comprometiéndose a no cerrar dicho poder del estado a cambio de que ellos desistan de seguir buscando su vacancia.
Posteriormente, el presidente anunció que derogaba el estado de emergencia y la inamovilidad en la ciudad de Lima y Callao, sin embargo, esto no detuvo la bronca de los manifestantes quienes continuaron con las movilizaciones y los enfrentamientos hasta bien entrada la noche del martes.
Uno de los más entusiastas defensores del estado de emergencia y de la inamovilidad en Lima y Callao, fue nada menos que el ex general y ahora congresista ultraderechista Jorge Montoya, quien justifico la arbitraria medida de Castillo aduciendo que ellos tenían información proveniente de los servicios de inteligencia donde se evidenciaba que el 5 de abril pobladores de las zonas más pobres de la capital “bajarían de los cerros y saquearían Lima”.
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Mientras esto ocurría en Lima, en algunas regiones del interior del país se realizaba el segunda día del paro de transportistas de carga de pesada contra el incremento del precio de los combustibles. Recordemos que en las provincias del denominado Perú profundo, la semana pasada se realizaron contundentes movilizaciones y paralizaciones contra las políticas económicas del gobierno central, las cuales han contribuido a elevar el costo de vida afectando así a los sectores de menos recursos.
Es por ello que campesinos, comuneros y sectores populares de las regiones más pobres del país, se encuentran muy descontentos con el accionar del presidente ya que este ha incumplido con sus promesas de campaña favoreciendo, en lo que va de su gestión, solo a los grandes empresarios nacionales y extranjeros, en desmedro de las grandes mayorías que son los más afectados por la crisis económica derivada de la pandemia y de la situación económica internacional. Por esa razón, la bronca social y la predisposición a continuar con las medidas de fuerza se mantienen latentes.
Esta oleada de movilizaciones estaría dando pie a una nueva situación política en el país, donde, las masas azuzadas por el hambre y la pobreza entran a la escena y cuestionan, a través de la movilización y la lucha, al gobierno de Pedro Castillo. Sin embargo, es importante tener en cuenta también que estas movilizaciones se dan un contexto de profunda crisis orgánica, por ello, por el momento; ni la oposición de derecha y ultra derecha, ni la izquierda reformista que apoyó al gobierno, tienen incidencia concreta sobre este despertar del movimiento de masas.