Este martes se realizaron marchas en Caracas y otras ciudades, que ponen de relieve la crisis nacional, pero donde ni el gobierno ni la oposición representan los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre.
Miércoles 5 de abril de 2017 00:29
Los marchas de este martes, tanto de la oposición como la del chavismo, son correlato de la escalada en la tensión política que tuvo un salto la semana pasada cuando el Tribunal Supremo de Justicia lanzó dos sentencias que anulaban la inmunidad de los parlamentarios y la atribución de las competencias de la Asamblea Nacional al propio TSJ y al presidente Maduro. Una medida política que el gobierno de Maduro tuvo que retroceder expresando su mayor debilidad.
Es que con tales sentencias el chavismo terminó desatando una mayor crisis e, incluso, avivando fuerzas políticas que aún no se habían manifestado, al menos públicamente, y capaz difícil de conjurar. No sólo por las acciones que pudo haber llevado a cabo la oposición en el plano nacional y el derechismo continental en su búsqueda de una mayor injerencia, sino centralmente por lo que desataba hacia el interior del chavismo y más aún dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
En la búsqueda de descomprimir aún más, este martes Maduro habló por primera vez de realización de elecciones, aunque sosteniendo que serían para el año entrante. Hasta no hace poco, Maduro no avizoraba convocar a elecciones en un futuro próximo llegando a afirmar que “cuando haya elecciones que el CNE las convoque, no sé cuándo, en qué año…”, pero ahora este día ha sostenido que “el próximo año hay elecciones y les vamos a dar una pela” refiriéndose a la oposición, e invitándola para que se prepare para la contienda pero precisar si las elecciones serían regionales y/o presidenciales.
Pero a pesar de recular, buscando evitar que la situación se le fuera de las manos, y nuevas políticas para distensionar, al gobierno ya no le es posible volver la situación a los niveles de comienzos de la semana pasada. Aunque por el momento pareciera que haya descomprimido, esto pueda ser nada más la apariencia de una situación más agitada que continúa desarrollándose y que puede tomar cauces incluso más convulsivos.
La fuerza y el significado de las marchas de la oposición y el chavismo
La marcha que la oposición organizó este martes no se caracterizó por su masividad si lo comparamos con la movilización del pasado 1 de septiembre, si es que partimos para para evaluarla tomando en cuenta los niveles de la tensión política reinante, pero sí se caracterizó por niveles violentos por la represión a la misma. Es que si bien la oposición ha mostrado músculo electoral como se observó en las pasadas elecciones hacia la Asamblea Legislativa, y si se quiere por las encuestas que marcan intenciones de voto, experimenta lo que algunos analistas califican como “un profundo problema de credibilidad” y la poca capacidad de poner en acción grandes movilizaciones continuas en la calle. La situación para ello, indicaba esta dinámica, pero eso no ha sido lo que se ha visto.
La marcha del gobierno tampoco se caracterizó por la masividad, más allá de los alardes del chavismo, pero esto ya se viene observando desde hace tiempo por los bajos niveles de popularidad de Maduro. A pesar de contar con todo el apoyo de la parafernalia del Estado, y de movilizarse sin restricciones ni correr el más mínimo riesgo de represión alguna, el personal del alto escalón del chavismo ya no es capaz de volver a las épocas de la “marea roja”. Si a esto le sumamos los niveles de frustración o desmoralización de un pueblo que, aunque aún se pueda referenciar en Chávez, viene siendo fuertemente golpeada por la profunda crisis económica del país que llega a niveles casi catastróficos.
La oposición salió a las calles para rechazar lo que llama el "golpe de Estado" contra la Asamblea Nacional, y levantando que Maduro "se vaya", en medio del recrudecimiento de la tensión política. La manifestación de la oposición, a la que acudieron miles de personas, fue dispersada en distintos puntos como la avenida Libertador y la principal autopista de Caracas, la Francisco Fajardo, por la acción de las fuerzas de represión del Estado cuando intentaban llegar a la sede de la Asamblea Nacional en apoyo a la destitución de siete magistrados del Tribunal Supremo. Los violentos choques dejaron 7 funcionarios policiales heridos, según diversos medios, además, al menos 9 manifestantes resultaron lesionados, según informó el alcalde del capitalino municipio Chacao, Ramón Muchacho, integrante de la oposición. Para la oposición, de acuerdo al diputad y dirigente de Primero Justicia, Freddy Guevara, la marcha de la oposición culminó "exitosamente", aunque no pudieran llegar a la sede de la Asamblea Nacional como tenía previsto.
La manifestación del chavismo estuvo acompañada también de miles de sus seguidores y otros dirigentes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), llegando a los alrededores de la Asamblea Nacional, encabezada por el diputado Diosdado Cabello y otros parlamentarios. Maduro, que no estuvo presente en la marcha, manifestó como ya es típico, que “desde el norte han dado una orden a la derecha fascista, derrotada de Venezuela, de llenar las calles de Venezuela de violencia y de sangre, hoy intentaron de manera fallida llenar las calles de Caracas", y saludando a la manifestación chavista que concluyó cerca de la Asamblea Nacional para, según el partido de gobierno, "contrarrestar" los "intentos de golpe de Estado" que, afirman, intenta dar la oposición.
Los llamados a la intervención de las Fuerzas Armadas en la crisis del país
Pero no faltaron, en los discursos de la oposición, las apelaciones a las Fuerzas Armadas. Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional volvió a declarar al igual que Capriles la semana pasada que “El papel de la FANB es ser los herederos del ejército libertador o los guardaespaldas de Maduro. Es la hora de que las FANB defiendan la Constitución y la democracia”, en clara intención de una salida de carácter militar en la crisis política, que no puede leerse de otra manera, que los militares tomen las riendas de la situación.
Los fuertes rumores de que, además de la presión que ejerciera la Fiscal General de la República, sosteniendo que la declaración del TSJ rompía el hilo constitucional, la presión pudo haber venido también desde las propias Fuerzas Armadas que durante los dos días más críticos no realizó pronunciamiento alguno, es lo que lleva a que la oposición insista en sus llamados a los militares. Si ya lo de la Fiscal, una primera fisura pública desde dentro del chavismo, que es claro y notorio que no actuó sola, hizo encender las alarmas, algo público en el mismo sentido por parte de las FANB abriría una crisis de proporciones inesperadas.
Actualmente las Fuerzas Armadas constituyen uno de los pilares fundamentales en el sostén del gobierno de Maduro, más aún luego que el chavismo perdiera las elecciones parlamentarias, y sobre todo en la pugna abierta de poderes existente. Por eso se han transformado en el fiel de la balanza hacia cualquier tipo de salida política que se dé en el país. Si Maduro redobla sus apelaciones a la unidad y lealtad de las FANB, también la MUD multiplica sus llamados a los militares, como ha hecho Capriles, Julio Borges, entre otros, en recientes declaraciones.
Por eso el constante llamado a los militares tiene una tónica cada vez más presente. Las Fuerzas Armadas han tenido a lo largo de más de una década y media una ubicación clave en la vida política del país, además de una importante incursión en actividades económicas y comerciales, desarrollando intereses materiales y beneficios "del modelo", las FF.AA vienen a ser una variante fundamental a la hora de cualquier transición, y más aún de una situación tan caótica.
Como hemos manifestado al principio, la situación política puede ir a una escalada mayor. En esta situación tanto desde el gobierno como desde la oposición buscarán continuar moviendo sus fuerzas con sus llamados a movilizaciones, en función de sus intereses y no los del pueblo. Sostenemos que los trabajadores y el pueblo nada tienen que ganar de tras de uno u otro sector, y deben pelear por una política independiente en función de sus demandas fundamentales.
Como planteamos desde la LTS, en esta situación imperante “Es necesario pelear por un plan obrero de emergencia y por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana donde la mayoría de la población, compuesta por los trabajadores y los sectores populares, decida sobre los grandes problemas estructurales del país, como la nacionalización del petróleo bajo control obrero contra los planes privatistas y la lucha contra la injerencia imperialista”.
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