Si la campaña de Piñera y la derecha partió en la primera vuelta rechazando las reformas de Bachelet y pretendiendo que nadie las quería, en el acto de cierre para la segunda vuelta debió admitirlas. ¿Su respuesta? Veamos.
Viernes 15 de diciembre de 2017

En las horas finales de la campaña, Piñera sufrió nuevos traspiés. Anunció el apoyo del médico estadounidense Patch Adams, de visita en Chile, que fue desmentido.
Para compensar el apoyo del ex presidente del Frente Amplio de Uruguay José “Pepe” Mujica, a Guillier, el candidato derechista mostró sus apoyos internacionales. Entre ellos, el del presidente derechista argentino Mauricio Macri que mientras Piñera iniciaba su acto de cierre, reprimía salvajemente la movilización contra el ataque a las jubilaciones en el país vecino. Todo un –involuntario- mensaje.
En su breve discurso dijo que “hemos aprendido que los chilenos queremos cambios profundos”. Una admisión ladina que no es más que una derrota política para las afirmaciones de la derecha cuando decían que las demandas populares no eran más que las de un “grupo minoritario” y que todos estaban conformes con “el modelo”.
Para tomar distancia, pretendió diferenciarse diciendo que esos cambios debían ser “basados en el diálogo y los acuerdos, no en la confrontación ni en la retroexcavadora". Aunque el gobierno de Bachelet con su “realismo sin renuncia”, una gratuidad que será universal en 70 años, unas AFP que siguen en pie, una Constituyente que nunca fue; con los “matices” de la DC, poco tuvo de “retroexcavadora”.
Pero es ladino y engañoso. Pretende ahogar las demandas populares con el crecimiento económico. Pero lo hubo en su primer mandato, y se lo llevaron todo los empresarios como él.
No es lo peor. Lo peor es la respuesta a las demandas populares que ahora debe admitir que existen y son reales. Dijo: “En nuestro gobierno vamos a apoyar y a respaldar a nuestros carabineros, les vamos a devolver el respeto que se merecen (...) y la autoridad".
Aumentar la autoridad. La respuesta de la derecha a las demandas populares va a ser fortalecer todos los mecanismos autoritarios de un régimen desgastado y cuestionado. Y utilizar la fuerza represiva de la institución de Carabineros.
Guillier, propone otro camino. Tampoco responderá a las demandas populares. Ya dejó claro que no terminará con las AFP. Que no condonará la injusta deuda del CAE. Que seguirá la ruta de la gratuidad de Bachelet para 70 años más. Pero haciéndolo de manera más engañosa, prometiendo, dando con la mano izquierda lo que quitará con la mano derecha; un camino más sinuoso que apoyó el Frente Amplio con sus principales figuras llamando a votar por el candidato oficialista.