Según la encuesta nacional Nación Placer más de la mitad de las personas considera que sus encuentros sexuales son muy o extremadamente placenteros. Sin embargo, alrededor de 1 de cada 10 considera el sexo como fuente recurrente de placer. ¿Por qué el placer sexual ocupa este lugar tan bajo en nuestra sociedad si la mayoría lo considera placentero?
Miércoles 10 de febrero de 2021
La encuesta Nación Placer fue levantada en conjunto entre Criteria Research y Japi Jane y recibió las respuestas de mil personas de distintos lugares del país, entre 18 y 80 años. El motivo fue realizar un estudio preliminar sobre el placer sexual en Chile, con personas de distintas edades, orientaciones sexuales e identidades de género. [1]
Te mentí, prefiero Netflix
Entre muchos datos y preguntas presentados en la encuesta, podemos citar dos que podrían generar una mezcla entre sorpresa e inquietud. En primer lugar, frente a la pregunta “¿cuáles son las actividades o experiencias que te generan más placer en tu vida?”, independiente de la frecuencia y dando la posibilidad de elegir 5 respuestas, sólo un 11% eligió el sexo como una de esas 5 respuestas.
En primer lugar se sitúa la comida y la bebida (51%), luego el descanso (34%) y en tercer lugar las vacaciones y viajes (33%). Una de las sorpresas de los resultados es que, a diferencia de lo que expresa el meme “te mentí, no tengo Netflix”, de las personas encuestadas un 22% señaló las películas y series como una de las actividades más placenteras, es decir, el doble de lo que señalaron para el sexo.
¿Y qué tan placenteros son nuestros encuentros sexuales?
Frente a la pregunta de “¿cómo calificarías en general tus encuentros sexuales con otra persona? Sin juguetes o accesorios de sexshop.” se les pidió a las personas que pusieran una nota del 1 al 7 a sus encuentros sexuales, siendo el 1 “nada placentero” y el 7 “extremadamente placentero. Aquí los resultados arrojan que un 52% califica con nota 6 o 7.
Por su contrapartida, un 22% calificó con nota entre 1 y 3 (un 14% calificó con nota 1). En pocas palabras y resumiendo, al menos 1 de cada 5 califica negativamente sus encuentros sexuales sin juguetes o accesorios de sexshop.
Entonces, ¿por qué si más de la mitad considera como muy o extremadamente placenteros sus encuentros sexuales sólo un 11% lo considera una de las actividades más placenteras? Una posible respuesta podría ser que más de la mitad declara tener encuentros sexuales de nunca a ocasionalmente, y sólo un 21% declara que lo hace habitual o frecuentemente. La frecuencia de la práctica podría conllevar una mayor posibilidad de comprender cuáles son las propias experiencias y prácticas que les son más placenteras.
¿Y si echamos un vistazo a los motivos que impiden o dificultan el placer sexual?
Partamos con un primer vistazo histórico: Desde los periodos de la caza de brujas, impulsadas por los señores feudales y alimentadas por la reacción cristiana, el placer sexual ha sido segregado y criminalizado para reducirlo solamente a una práctica que debía estar centrada en el placer de hombres cisheterosexuales.
Aquella herencia feudal, en conjunto con los múltiples impositivos de la sociedad capitalista, profundizan esta violencia hacia la vida sexual de la población, ya que, como escribe Federici en El Calibán y la Bruja “la nueva disciplina capitalista del trabajo, criminalizaba cualquier actividad sexual que amenazara la procreación, la transmisión de la propiedad dentro de la familia o restara tiempo y energías al trabajo.”
Podemos ver, en suma, una visión de la sexualidad que se ha instituido a través del tiempo moldeada por decisiones políticas de las clases dominantes para obtener así también efectos económicos. La reducción de los encuentros sexuales a “la penetración para la procreación” se convirtió en una institución perfecta para los capitalistas para reproducir la mano de obra sin que las relaciones sexuales restaran más energía a las y los trabajadores que así podían emplear en las faenas productivas que les llenaran los bolsillos.
Lo anterior es reflejado en la encuesta de Nación Placer, localizando la falta de tiempo y el exceso de responsabilidades como el principal elemento que dificulta el tener una sexualidad placentera en personas menores a 40 años, y de manera diferente según género.
Dificultades para el placer sexual en hombres y mujeres: situaciones distintas
En el caso de mujeres, el principal elemento que dificulta tener una sexualidad placentera es la falta de tiempo y exceso de responsabilidades (35%), siendo seguido por problemáticas de autoimagen (23%).
A primera vista nos aventuramos a poner al trabajo doméstico como un factor determinante para la sobrecarga de tareas en la población de mujeres, conformándose este como un punto de apoyo invisible para la sociedad capitalista. El PNUD en su informe de 1995 estima que el trabajo doméstico de las mujeres era “equivalente a 1,1 billones de dólares. Se debe relacionar esta cifra con la de la producción mundial, calculada en esa época en 2,3 billones de dólares, para tener una idea de lo que representa el aporte de las mujeres a la humanidad entera”. Así mismo, los impositivos de belleza generalizados por los medios de comunicación masivos igualmente impactan en la autoimagen de mujeres, siendo este el factor que porcentualmente presenta una mayor diferencia entre ambos géneros (en el masculino el impacto negativo de la autoimagen es tan solo de un 7%).
En torno a los hombres la encuesta arroja dos factores que dificultan mayormente el placer sexual: el desgaste de la relación de pareja y el estar soltero y sin pareja, ambos igualmente con un 27%.
Nuevamente surge una multiplicidad de explicaciones posibles, sin embargo, cabe destacar dentro de estas, que la figura hegemónica del hombre propietario genera una tensión constante dentro de esta población, teniendo como factor común problemático “tener pareja” ya sea en la ausencia o presencia de ésta.
Así podría ser un factor que dificulta el placer sexual el tener problemas con la pareja (en la rutina o desgaste) o el no tenerla, ante la constante expectativa masculina de “ser sexualemente activo”, y al estar ésta actividad socialmente relacionada a la actividad sexual con vinculos sexoafectivos, dejando fuera las prácticas autoeróticas.
En suma...
Llegamos a un punto en el que es claro que la falta de tiempo y el exceso de responsabilidades son uno de los puntos que más permean las dificultades para tener placer sexual, además de los factores propios a la construcción de los géneros, lo que se espera de hombres y mujeres socialmente.
El acceso al placer sexual se aparece así como un privilegio social: qué tanto se puede disponer de tiempo y cuánto se puede prescindir de realizar el trabajo doméstico, qué tanto se puede disponer de salud de calidad y educación sexual, de quién pueda pagar terapias de pareja o del acceso a métodos anticonceptivos de calidad, desigualdad que se puede ver por ejemplo en las tasas de embarazo adolescente según comuna.
El bajo acceso al placer sexual para una mayor parte de la población es también una de las razones por las que otros placeres más inmediatamente asequibles (como comida y bebida) estén más arriba en la lista, y que la poca disponibilidad de tiempo y el exceso de responsabilidades hagan más deseables el descanso y las vacaciones.
Para disfrutar de una sexualidad placenteramente se necesitan de condiciones materiales, sociales y jurídicas que permitan hacer valer y conquistar los derechos sexuales y reproductivos plenos. No se trata solo de buscar alcanzarlo individualmente, en pareja o con una u otra política aislada y mínima, sino que voltear las condiciones de todo un sistema económico y político que limita también nuestra vida sexual.
[1] El 98% de las personas encuestadas se identificó como cisgénero y un 2% se identificó como transgénero. Junto con ello, se les consultó acerca de su orientación sexual. La muestra arrojó que: Un 84,2% de las personas encuestadas se identificó como heterosexual, un 4,07% homosexual, un 7,14% bisexual, un 4,3% prefirió no responder y quienes se identificaron con la opción "otro" (donde se les pedía además especificar) señalaron: 0,32% pansexual, 0,03% demisexual, 0,09% bi-curioso y 0,03% hetero-curioso.