Estos días está en el centro político la discusión en torno a los tres decretos del Gobierno de coalición. Consiguieron aprobar dos de ellos in extremis con el apoyo de Junts, que se hizo de rogar a cambio de, entre otras prebendas, el traspaso de competencias de extranjería para endurecer las políticas contra la inmigración, como quiere la derecha catalana. Pero el Gobierno no logró aprobar el decreto relativo al subsidio por desempleo con los votos en contra de la derecha… y de Podemos. Este voto en contra ha despertado un debate bastante bronco en el que el PSOE, Sumar y la progresía mediática acusan a Podemos de “hacerle el juego a la derecha” o no saber lo que es estar en el paro.
Lucía Nistal @Lucia_Nistal
Viernes 12 de enero de 2024
Más allá de la hipocresía del PSOE, que de votar con la derecha -y gobernar con políticas de derecha- sabe más que nadie, es importante entender qué contenía realmente el decreto que no ha salido adelante y por qué Podemos ha votado en contra realmente.
“Es una falta de respeto enorme y tiene que ver con no saber que implica estar en paro.
Aquellos que no quieran estar trabajando en la política y quieran seguir haciendo partidismo creo que es el momento para que den un paso al lado o para que rectifiquen.”
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— Sumar (@sumar) January 10, 2024
Mas allá del discurso del PSOE y Sumar alabando los decretos como “avances en derechos de las personas trabajadoras” y haciendo todo tipo de demagogia, la realidad es que el decreto sobre subsidio de desempleo contenía un importante recorte. El resumen, como explica Santiago Lupe, es que incluyen “un aumento mínimo del subsidio de desempleo a cambio de un tijeretazo a las pensiones de los parados de larga duración”.
Veamos los números. La subida consistía en que el subsidio de desempleo para aquellos que no puedan recibir la prestación contributiva subía de 480 euros a 570 mensuales. Pero esto, que no deja de ser un sinónimo de extrema precariedad, solo sería durante seis meses. Después pasaría a 540 otros seis meses y, después de ese año volverían a los 480 euros al mes. Llamar a esto migajas se queda corto.
Pues bien, esa es la miserable subida que Bolaños, Enrique Santiago, Yolanda Díaz y compañía defienden como si fuera una gran conquista. Pero el exceso de retórica no es accidental, sirve para tapar otra medida. Se trata de el recorte de unas de las pensiones más bajas. Porque el decreto planteaba reducir la base de cotización de los desempleados mayores de 52 años que cobren el subsidio, pasando del 125% de la base mínima al 100%. Desde el Gobierno justifican esta bajada diciendo que lo que había antes era una “sobrecotización”. Pero la realidad no es el relato, es que un trabajador que hubiera trabajado 15 años y quedase en situación de desempleo crónico tendría un recorte de su pensión de 1900 euros cada año. Casi el doble que los 1020 euros extra que habría percibido solamente en el primer año del subsidio.
Ahí está el truco, por eso calculaban ahorrarse más de 93 millones de euros con el decreto y hasta 468 millones en 2028, tal y como quería Nadia Calviño, y por eso la Comisión Europea pedía su aprobación, en línea con la nueva senda de recortes que vuelve a imponerse desde Bruselas.
Desde la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones no han dejado de denunciar la “desagradable sorpresa” que contenía la nueva regulación, un recorte “en pensiones futuras a población vulnerable”. Los pensionistas afirman que mientras el gobierno escatima con el Sistema Público de Pensiones, pagó “el 11 de diciembre pasado 3.643 millones como parte del rescate bancario del año 2012. Pero curiosamente es el ajuste en pensiones el que “facilitará” nuevos créditos “next generation”.
Teniendo esto en cuenta, desde el punto de vista de la defensa de los derechos de los trabajadores es evidente que había que votar contra este ataque a uno de los sectores más vulnerables de la clase trabajadora, más cuando se lo ha presentado con el lazo “progresista” para venderlo como un avance social. Por cierto, BNH y EH-Bildu también denunciaron este recorte, aunque votaron a favor.
Un par de apuntes sobre los decretos. Contienen recortes muy importantes, por eso los exigía la Comisión Europea para entregar los fondos europeos. El que no ha salido adelante incluía un ataque a los desempleados mayores de 52años, a los que bajaría la base de cotización un 25%+
— Lucía Nistal (@Lucia_Nistal) January 11, 2024
Ahora bien, ¿son estos los motivos por los que Podemos ha votado en contra del decreto? Lo dudo, y mucho. Porque hace bien poquito, cuando Podemos era parte del Gobierno “progresista”, no solo votaba a favor de ataques similares, sino que era el más ferviente defensor de que cada una de sus medidas eran un “avance histórico”, y diciendo a quien se opusiera a ellas desde una posición de independencia de clase que “le hacía el juego a la derecha”. Sirva de ejemplo la reforma laboral de Yolanda Díaz, que mantuvo lo esencial de la contrarreforma de Mariano Rajoy de 2012. Otro buen ejemplo es la firma por parte de Unidas Podemos de los presupuestos con la mayor subida de las partidas en gasto militar de las últimas décadas y donde las partidas sociales quedaban por debajo de la subida inflacionaria, a los que llamaron “el mayor gasto social de la historia para reforzar el Estado de bienestar”.
¿Por qué cuando Podemos tenía ministros y ministras en el Gobierno defendían ataques o como mucho decían que no podían hacer más y ahora votan en contra de este tipo de medidas? Porque entre el discurso de Podemos y lo que realmente han hecho (y hacen) siempre hubo una distancia extraordinaria. Solo que ahora desde fuera del gobierno es mucho más fácil de desplegar, haciéndose los “izquierdistas” desde Canal Red. Por eso, cuando leo en un editorial de ese medio sobre los recortes del gobierno la afirmación: “Además, este tipo de recortes provenientes de gobiernos supuestamente progresistas son uno de los ingredientes principales detrás del auge de las nuevas extremas derechas” pienso, perpleja, si no se dan cuenta de que esa frase se podría aplicar letra a letra a lo que ellos mismos hicieron desde el gobierno durante años y hasta hace apenas unos meses.
El motivo central del voto en contra de Podemos, por el que ahora tanto “progresista” defensor del Gobierno los está linchando en las redes sociales, fue la escenificación de sus diferencias con Sumar, tratando de aparecer frente a ellos como una alternativa de “izquierda”. Una operación con la que pretenden imponer una suerte de amnesia colectiva sobre cuál fue su labor desde el Gobierno (y, dicho sea de paso, construyendo e impulsando a lo que hoy es Sumar). Es decir, se trata de un cálculo político, una vez han sido expulsados del gobierno, para tratar de preservarse. Una impostura, vamos.
Por eso, aunque su voto en contra fue “correcto”, no hay que dejar de señalar con claridad el papel que ha jugado, juega y seguirá jugando Podemos cuando tenga oportunidad, exagerando hasta el infinito las bondades del trabajo en las instituciones capitalistas, mientras han hecho todo lo posible por desmovilizar las calles. Así, podremos poner en juego las fuerzas sociales necesarias para frenar ataques como este, los que vendrán, y para reconquistar nuestros derechos, hay que hacer lo opuesto a lo que ha hecho Podemos. Algo que pasa necesariamente por la organización de los y las trabajadores y sectores populares con independencia de los diferentes partidos del régimen y por la exigencia de un plan de lucha a las burocracias sindicales que contienen la movilización y negocian con ellos. Ya está bien que sean otros los que hagan política por nosotros, porque siempre acaba siendo en contra nuestra.
Lucía Nistal
Madrileña, nacida en 1989. Teórica literaria y comparatista, profesora en la Universidad Autónoma de Madrid. Milita en Pan y Rosas y en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT).