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Red Internacional
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DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA. ‘Poesía en Transición’: poemario que narra las vivencias de un hombre trans mexicano

Daniel Nizcub, poeta oaxaqueño de 35 años, plasmó en 17 poemas el primer año de su transición. Se trata, muy probablemente, del primer poemario de un hombre trans mexicano. Ya está disponible en librerías de la Ciudad de México.

Nancy Cázares

Nancy Cázares @nancynan.cazares

Jueves 21 de marzo de 2019

Foto: Emilio Morales Pacheco

Daniel Nizcub Vásquez Cerero nació en la Ciudad de México y se mudó a Oaxaca a los doce años, recién entrado el año de 1996. En Zaachila creció y desarrolló su gusto por las letras. Según reseña Manuel Coronel para la edición de Pez en el árbol, fue ahí también en donde Daniel tejió una red de relaciones personales que le ha acompañado a lo largo de su vida y su carrera como poeta.

Licenciado en Ciencias y Técnicas de la Comunicación, Daniel Nizcub ha incursionado en la edición y el periodismo en medios oaxaqueños. Partícipe de actividades comunitarias e indígenas, ha alzado la voz en talleres sobre género y en defensa del territorio y los derechos humanos por medio de producciones radiofónicas locales.

En marzo de 2017, Daniel Nizcub presentó en Oaxaca su libro Poesía en transición, un conjunto de 17 poemas que, según ha explicado Daniel, son resultado de doce meses de seguimiento de su proceso de transición.

Este jueves, a través de sus redes sociales, Daniel anunció que su libro está disponible en la Ciudad de México, en la librería Somos Voces, ubicada en Niza 23, Colonia Juárez. Si no vives en la Ciudad de México, la editorial Pez en el árbol ofrece el libro para su descarga en su sitio web.

Reproducimos el poema "A la mitad", uno de los primeros poemas de Poesía en Transición:

He vivido con el miedo atroz de no conocerme;
con la duda,
siempre la duda arrogante,
de no saber mi lugar.
He vivido con las manos atadas,
con la cabeza agachada
para evitar decir no.
He vivido
con las ganas calladas de ocultar lo que sobra.
Con el grito ahogado de mi nombre,
con las venas laceradas
y los oídos dispuestos a escuchar de boca de otros
el dictado de mi biología.
He vivido respirando a medias,
con los pies cubiertos,
los ojos vendados
y siempre a la mitad.
Sólo me sobran las manos para retener,
sólo me sobran los pies para patear la nada,
sólo me sobra la voz para vomitar palabras.
Y a la mitad,
siempre a la mitad,
a la mitad del camino,
a la mitad del miedo,
a la mitad entre la tierra y el cielo,
a la mitad de la noche
y sin avanzar.