Durante la conferencia de prensa mañanera de este martes Alejandro Encinas dio a conocer el registro de fosas clandestinas. Los cuestionamientos y críticas no se hicieron esperar.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Miércoles 15 de mayo de 2019 15:07
En la conferencia de prensa mañanera de este martes 14 de mayo, el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, presentó información sobre los hallazgos de las fosas clandestinas que se recabaron durante los casi seis meses del nuevo gobierno.
Se incluyen un total de 81 sitios ubicados, en donde se encontraron 222 fosas y 337 cuerpos, son Colima, Veracruz, Sonora Sinaloa, Guerrero y Nayarit, los estados con más descubrimientos.
Organizaciones, académicos y periodistas, como Marcela Turati, cuestionaron que la información no cuadra con las investigaciones de periodistas de otros estados, así como el desentendimiento de hallazgos de años pasados. Pidieron información tanto de la metodología empleada para el informe, como de su forma de intervención con las fosas y restos. De igual manera se hizo hincapié el por qué fue Encinas quien dio el informe y no una personalidad de la fiscalía.
Sigue siendo el Estado
Miles de familiares sin ayuda del gobierno de turno han continuado con la búsqueda de sus seres queridos, ya porque la han buscado y éste les ha dado la espalda, o porque saben el rol directo que el Estado y todo su aparato tiene en el fenómeno de las desapariciones forzadas, una de las nefastas consecuencias de la guerra contra el narcotráfico desplegada desde el gobierno de Felipe Calderón.
El Estado y sus instituciones son parte activa del mismo. La guerra contra el narcotráfico es una estrategia impulsada desde Estados Unidos, que lejos de pacificar al país sacó al ejército a las calles y aumentó desmedidamente el número de ejecuciones, desapariciones y desplazamientos forzadas y feminicidios.
Sólo sirvió para el florecimiento del crimen organizado, gracias a sus vínculos con altos funcionarios de gobierno y del Ejército, y para beneficiar a la industria armamentística estadounidense.
Nada bueno debe de esperarse de la continuación de la militarización con la Guardia Nacional de López Obrador. Esta nueva fuerza represiva mantendrá el reaccionario fenómeno de la violencia estructural que azota México.
Por eso, los sindicatos que se reivindican democráticos, junto al conjunto de la clase trabajadora, la juventud y las mujeres debemos oponernos activamente a la militarización.