El diputado provincial por el Frente Social y Popular (FSP) llama a apoyar a Scioli luego de haber tenido una postura sectaria con el Frente de Izquierda, al que no llamó a votar públicamente a pesar de que algunos de los colectivos integrantes del FSP sí lo hicieron. Un debate clave en la izquierda.
Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r
Jueves 29 de octubre de 2015
En el programa “Radio Historias” del 27 de octubre, el periodista y diputado provincial electo, Carlos Del Frade, se posicionó a favor de apoyar a Scioli en el balotaje. La intervención completa puede escucharse en la página de Radio Cut FM.
En una intervención lamentablemente cargada de epítetos contra la izquierda, algo no acostumbrado en él, Del Frade dice que ni siquiera es una opción votar en blanco en el balotaje: “Formo parte de lo colectivo y si lo colectivo dice que los candidatos a presidente son Scioli o Macri, yo no me puedo borrar”.
Extraño argumento cuando el compañero no hizo una sola opción pública llamando a votar al Frente de Izquierda. La fórmula encabezada por Nicolás del Caño era la única de la izquierda que había superado el piso proscriptivo de las PASO, quedándose fuera de la elección Víctor De Genaro, a quién Del Frade apoyó en las internas. Sin embargo, Del Frade no se posicionó a favor de apoyar a la izquierda en la elección del 25 de octubre, como sí lo hicieron, con argumentos diversos, Patria Grande o Causa que integran el FSP junto al periodista. ¿Por qué cuando había una opción de izquierda sí era válido no pronunciarse y ahora que hay dos candidatos de los empresarios, encima menemistas y ajustadores, es obligatorio elegir uno o el otro? El voto en blanco o nulo es (y especialmente en Argentina con las sucesivas proscripciones al peronismo y con la crisis del 2001) una forma de protesta política y social que incluso aliados de Del Frade como el PCR han defendido históricamente (y erróneamente en la elección general, en la cual también exhibieron un inexplicable sectarismo con el FIT, a pesar de, o coherentemente con, haber apoyado a Hermes Binner en elecciones previas).
La reticencia a apoyar a la izquierda contrasta con la rapidez del periodista para pronunciarse a favor de Scioli, antes incluso de abrir la discusión entre la militancia del Frente que lo llevó a ser diputado, puesto que en el FSP no existe un programa previamente acordado que dé una respuesta a la situación actual. La ausencia de programa acordado y de consulta alguna a las bases ya condiciona la postura a adoptar de todo el espacio político, pues Del Frade es la figura que aparece de forma cotidiana en los medios y que intervendrá en la Cámara de Diputados Provincial.
Con Macri o con Scioli se viene ajuste y represión
Los momentos que se vienen en Argentina revisten una enorme gravedad. La situación económica internacional, que fueron la base de sustentación del llamado “modelo kirchnerista” ha cambiado radicalmente. Se agotó el “viento de cola” de la economía mundial y el conjunto del empresariado nacional y extranjero con intereses en nuestro país pugna por un duro ajuste económico, que como todo ajuste necesita estar acompañado de represión a los que luchan. En esto, no importa si es Scioli o Macri. Ambos gobiernan para la misma clase capitalista que no le tembló el pulso para organizar la dictadura de Videla, para impulsar la hiperinflación de los 80, para privatizar todo en los 90, para hacer el corralito en el 2001, para liquidar el salario en el 2002. Todos hechos en los que el peronismo -desde la Triple A y la represión al heroico Villazo, hasta la devaluación de Duhalde-, participó o fomentó. El candidato es Scioli porque la clase capitalista necesita un Scioli o un Macri para la situación actual. La salida “por arriba y por derecha” que menciona Del Frade no es solo el empresario millonario Macri con su esposa dueña de talleres clandestinos. La salida “por arriba y por derecha” también es Scioli, detrás del que se agazapa el aparato bonaerense asesino de Maxi y de Darío, la burocracia sindical entreguista y otras fuerzas que nadie podría confundirse con que son “desde abajo y por izquierda”. No por nada la UIA dijo, sin miramientos, que le da lo mismo cualquiera de los dos. ¿Por qué los trabajadores y la juventud tendríamos que estar por detrás de la conciencia de clase de los capitalistas que todos los días viven de nuestro sudor y trabajo?
El Frente de Izquierda llama a votar en blanco o anular el voto, porque mientras más grande sea la franja que rechace a ambos candidatos, menos legitimidad tendrá el gobierno que venga para aplicar el ajuste que preparan. Para los trabajadores, que ven amenazadas cada día más las conquistas obtenidas a partir de las jornadas revolucionarias del 2001, esta pelea clave. Ante este escenario que ensombrece el futuro de millones, la postura anunciada por Del Frade, compañero al que respetamos por sus denuncias cotidianas, flaquea ante estas verdaderas “PASO” de la clase dominante, en la que hay que abstenerse de participar.
Un embellecimiento de la “democracia para ricos”
La noción de que “lo colectivo” eligió que Macri o Scioli sean los candidatos es un embellecimiento inaceptable del régimen de la democracia para ricos que domina la Argentina. Los grandes aparatos mediáticos, estatales y empresariales, que imponen que solo los candidatos a su imagen y semejanza tengan llegada a los millones de argentinos, no están manejados por “lo colectivo”. Precisamente lo contrario: solo un puñado de capitalistas los manejan. Pero además, Macri y Scioli no hacen campaña diciendo que van a ajustar, a liquidar los sueldos, a garantizar despidos y represión. Mienten. Hasta Macri dice que va a garantizar las conquistas de los trabajadores.
¿Cómo se puede embellecer tanto un régimen político injusto, una democracia con derechos plenos solo para una minoría enriquecida? Del Frade se compara con un “delegado” que tiene que hacer lo que dice la base. Pero la “base” no elije nada. No elije devaluación. No elije no llegar a fin de mes. No elije no poder pagar el alquiler.
No elije inundarse cada vez que llueve. No elije trabajar en negro. Menem dijo: “si yo decía lo que iba hacer, nadie me votaba”. Scioli y Macri son hijos políticos del menemismo. El espejo de Brasil está para que lo miremos: Dilma tampoco dijo lo que iba a hacer, y lo que hizo fue ajustar y devaluar. Lo mismo que se prepara a hacer Scioli, a pesar de las esperanzas de Del Frade.
Pero además, y nuevamente, también está la opción el voto en blanco, derecho al que pueden apelar, de mínima, el otro 30% que no eligió ni a Macri ni a Scioli, dentro de los cuales se encuentra una histórica franja de trabajadores, mujeres y jóvenes que votaron por la izquierda y también muchos que ya votaron en blanco. ¿Acaso el 30% de “lo colectivo”, un tercio del país, que no votó a Macri ni a Scioli, no tiene derecho a expresarse votando en blanco? El único que plantea la defensa de este derecho democrático elemental es el Frente de Izquierda de Nicolás del Caño, que exige que existan espacios gratuitos en medios para defender la tercera postura, la de votar en blanco o anular el voto. Nos hubiera gustado dar esta pelea con Del Frade y queremos darla sin sectarismo con todos los compañeros del FSP que no acepten esta disyuntiva de los de arriba.
¿Un menemista defendiendo conquistas de los trabajadores y la juventud?
Los sectores del kirchnerismo que llaman a votar a Scioli desde posturas progresistas coinciden con Del Frade en el punto de partida de la argumentación: las conquistas que tenemos son producto de la acción gubernamental. Se niega y subestima, de esta manera, que fueron obtenidas luego de tirar a 5 presidentes, empezando por De La Rúa, ese “mal menor” al que todo el progresismo llamó a votar contra Duhalde. Se subestima al movimiento de desocupados masivo que arrancó planes sociales con sus mártires como Maxi y Darío, a las clases medias que rechazaron a lo más concentrado del capital financiero y la represión estatal, y a un movimiento obrero radicalizado que tomó fábricas como Zanon siendo un ejemplo internacional, hoy retomado no solo en nuestro país sino en Grecia. También, ya bajo el gobierno de Néstor Kirchner, se silencia que hubo huelgas de enorme importancia que arrancaron las paritarias y los aumentos salariales, como las de Telefónicos, Subte y el Garraham, por mencionar solo algunas. El kirchnerismo se vio obligado a hacer honor a la relación de fuerzas que conquistamos en las calles y al movimiento histórico de lucha contra los genocidas y por las libertades democráticas. Pero así como hizo honor a la relación de fuerzas, también trabajó noche y día para cambiarla a favor de lo más concentrado del capitalismo. Así demostró que sí reprime la protesta social, que sí entrega recursos a multinacionales como la Barrick Gold, que sí asesina a nuestros pueblos originarios, que sí puso al genocida Milani al frente del Ejército, que sí defendió a los empresarios que la levantaron con pala y cerraron nuestras fábricas como Cristóbal López, que sí se negó a aprobar el aumento salarial que conquistaron los aceiteros con una huelga histórica, que sí atacó a los docentes igual que Macri y tantas otras cosas que todos conocemos. ¿Cómo sorprenderse con la emergencia de Macri si fue el propio gobierno kirchnerista el que derechizó la agenda a más no poder, hasta bajar a Randazzo y consagrar a Scioli como el candidato del “modelo”? ¿Cómo sorprenderse del triunfo de Vidal en provincia de Buenos Aires si el kirchnerismo se apoyó en los mafiosos barones del conurbano, que tanto conocemos desde el Puente Pueyrredón? ¿Cómo van a garantizar conquistas los mismos dirigentes y diputados de La Cámpora que no fueron capaces de oponerse a que Scioli sea el candidato y que encumbraron como “Rock Star” progresista al duhaldista paladar negro de Aníbal Fernández, responsable de los asesinatos de Maxi y Darío?
Pero Del Frade va aún más allá y embellece a Scioli de una manera incomprensible incluso para gran parte de la militancia de base del kirchnerismo. En el programa mencionado, considera a Scioli una víctima de Cristina, que lo dejó solo para que gane Macri. Así, Del Frade coloca a Scioli y ni siquiera a la mal llamada “izquierda kirchnerista” como el garante de las conquistas sociales contra Cristina. Con esto, borra de un plumazo el currículum de Scioli, que agradece públicamente haber llegado a la política de la mano de Menem, que reivindicó a Videla diciendo que “tuvo el coraje de hacer lo que había que hacer” y que tiene en su staff a profesionales del ajuste económico que integraron la Alianza, como Bein y Machinea, o son asesores de los buitres y ocupantes de Malvinas del Banco de Inglaterra, como Blejer. Y por supuesto, termina en una crítica superficial al gobierno kirchnerista, cuestionando la “pedantería” y el “no escuchar” más que la derechización y su política de clase.
Abramos el debate
Es necesario abrir el debate en toda la izquierda, porque lo que está en juego es el destino de millones de trabajadores, mujeres y jóvenes. La disyuntiva es: o fortalecemos una izquierda que luche consecuentemente contra este régimen social antidemocrático, que prepara ajuste y represión, o variantes de centroizquierda que terminen adaptadas a los partidos tradicionales. La disolución del Partido Comunista en el PJ, el colapso de Proyecto Sur en el FA-UNEN que luego terminó subordinado a Macri, ya son antecedentes serios de que izquierdas sin claridad programática y sin férrea independencia de todos los sectores patronales a lo sumo pueden aspirar a éxitos momentáneos y parlamentarios, pero terminan siempre subordinados a la derecha. Contra esto, el Frente de Izquierda viene demostrando, con la elección más grande de la izquierda en cargos ejecutivos, que se puede aspirar a conquistar las mayorías sin bajar el programa: pero para ello no van los caminos fáciles, sino la coherencia, la lucha desde abajo, con los trabajadores, con la juventud que enfrenta el gatillo fácil, con las mujeres que gritan “ni una menos”, día a día.
Cecilia Rodríguez
Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)