En medio del operativo en el Congreso, el motociclista de la Policía Ciudad posa con su pañuelo celeste, con orgullo. ¿Ideología o defensa del negocio del aborto clandestino?
Ulises Valdez @CLAVe
Miércoles 8 de agosto de 2018 19:08
El hombre de la policía motorizada posa con orgullo. Cuando le dijeron que esta 8A le tocaba el Congreso no se quejó. De alguna manera, iba a poder "manifestarse".
Por eso, después de pertrecharse, vistió su Yamaha 900 para la ocasión. Como aquellos soldados que iban a las cruzadas medievales con las banderas y estandartes del Sumo Pontífice sobre sus caballos, el policía antiderechos colocó el pañuelo celeste en el frente de la unidad 1458 del Grupo de Operaciones Motorizadas. Le costó acomodarlo, pero se dio maña.
Entonces aceleró por la avenida y se fue al Congreso. En actitud provocadora, posó para quien quisiera retratarlo. Chaleco antibalas y pañuelo antiderechos, una combinación especial.
Pero no está solo. Para el 8A el gobierno dispuso un operativo de seguridad monumental. Toda la Plaza de los Dos Congresos está vallada. La misión está a cargo de la Policía de la Ciudad, donde además de los “cruzados” motociclistas, incluye a la Unidad de Infantería Femenina (UIF).
Del otro lado de la valla la mayoría miran con desprecio a las mujeres de pañuelos verdes. Como miraron en diciembre a los miles que rechazaban la reforma previsional. Junto a la Gendarmería, garantizaron a balazos y palazos el saqueo a los jubilados.
Ahora custodian el recinto, donde 72 senadores le quieren robar el derecho a millones de mujeres.
Es la misma fuerza que desde el despacho del comisario regentea la prostitución, que se entrelaza con las redes de trata y recauda comisiones de las “clínicas” que lucran con el aborto clandestino. Ahí donde mueren pibas todas las semanas. No es solo ideología. La cuestión del aborto clandestino para ellos también es parte de la caja.
Por eso, no es un policía antiderechos. Es toda la institución.