Ayotzinapa. Policía de Guerrero torturó a normalista para encubrir el asesinato de Yanqui Kothan

La noche de este 7 de marzo la policía estatal de Guerrero asesinó a sangre fría a dos normalistas de Ayotzinapa. Como todos sabemos, no es la primera vez que algo así sucede, en diciembre de 2011 ya había ocurrido, así como en la Noche negra de Iguala; día en el que desaparecieron 43 estudiantes y asesinaron a otros tres.

La noche del 7 de marzo tres jóvenes de la normal “Raúl Isidro Burgos” estaban dirigiéndose a Tixtla para conmemorar la fundación de su escuela, cuando fueron agredidos por la policía estatal de Guerrero. Los sucesos se dieron de la siguiente forma: los normalistas detuvieron la marcha del vehículo en el que iban y uno de ellos bajó a comprar víveres a una tienda, en ese momento, elementos de seguridad se acercaron a amedrentar a los dos estudiantes que se quedaron en el vehículo para posteriormente matar a sangre fría. Por su parte, el tercer estudiante, Osiel, fue detenido.

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En un primer momento López Obrador en la pasada mañanera del ocho de marzo en Michoacán, dijo cínicamente que se había tratado de “una confrontación” y que, conforme a las primeras averiguaciones de la secretaría de seguridad pública (SSP), los estudiantes viajaban en un carro robado y dispararon contra los policías cuando estos les pidieron que se detuvieran en un retén, en ese sentido, los agentes sólo habrían respondido a la agresión.

Esta versión se trata, por su puesto, de lo que más adelante se confirmaría como un fracasado intento de construir un discurso criminalizador, discurso que en este país prolifera a raíz de las decenas de casos de ejecuciones extrajudiciales por parte de fuerzas policiales y militares.

Ahora bien, gracias al informe forense se confirmó que Yanqui Rothan Gómez Peralta, uno de los jóvenes asesinados, no iba drogado ni alcoholizado y además, que murió de un disparo directo en el cráneo siendo una acción desmedida, pues el disparo fue con miras a matar. Como menciona Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos de las Víctimas:

“Hay una desproporción del uso de la fuerza, cómo poder comparar, incluso si los estudiantes hubiesen accionado con el arma corta que les pusieron, pero en ningún momento agredieron, menos con arma de fuego a los policías”.

Además de esto, el vehículo con supuesto reporte de robo hasta el momento está retenido por los policías estatales alterando la escena del crimen por completo, al mismo tiempo que la SSP no ha informado nada sobre el paradero de este. Como si fuera poco, el mismo Filiberto denuncia que horas antes agentes de la Guardia Nacional retuvieron a otros dos normalistas y que uno de los policías amenazó a uno de los estudiantes.

Por otro lado, el tercer estudiante, Osiel, quien fue detenido y liberado un día después. Al ser puesto en libertad denunció que fue torturado por la policía de Guerrero para que se declarara culpable por la portación de armas y disparar, indicando además que los policías habrían ‘sembrado’ un arma en la escena de los hechos. A través de una entrevista para grupo fórmula su abogado declaró que:

“Estuvo siendo golpeado, estuvo siendo amenazado y lo estuvieron obligando. La policía del Estado estuvo insistiendo para que él se declarara culpable de haber llevado armas y de haber disparado. Afortunadamente no se logró, porque el asunto a esas horas ya era bastante público, pero sí hubo esa privación de la libertad y esa coacción. Sí golpes, y maltrato físico, por parte de la policía del Estado”.

El presidente más recientemente, luego de haber difundido la versión de la SSP y tras los hechos contundentes que desmienten una versión que desde el primer momento tenía claras fisuras, en la mañanera de este lunes se desmarcó de dicha versión y dando un giro de 360 grados dijo que:

“Hubo un abuso de autoridad, todavía no quiero adelantar, pero no disparó el joven, por ejemplo, entonces hay que ver. (...)No vamos a permitir ninguna injerencia ni tentación de querer proteger a los responsables”.

Para posteriormente anotar que le dolía muchísimo lo ocurrido. Sin embargo, no queremos sus condolencias sino más bien, que deje de criminalizar a los estudiantes, dando juicio y castigo a los responsables. La resolución del caso de Ayotzinapa es la deuda del MORENA con miles de jóvenes que votaron a causa de una crisis de representación sin precedentes en nuestro país.

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El día de hoy, doce de marzo, durante la mañanera, López Obrador informó que uno de los policías responsables les del asesinato de Yanqui Kothan, se había dado a la fuga y que su gobierno está avanzando en castigar a los responsables, sin embargo, no mencionó una palabra sobre la tortura que sufrió el tercer normalista.

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La realidad es que, a pesar de las promesas de López Obrador de dar con los responsables de la desaparición de los 43 normalistas, no podemos depositar ni una pizca de confianza en que la verdad y la justicia vendrán del gobierno que protege los intereses del ejército y que ha avanzado en la militarización de todo el país.

Desde hace unas semanas los normalistas de Ayotzinapa junto a los padres de los 43 mantienen un plantón en el Zócalo, de tal modo que el martes intentaron ingresar a Palacio Nacional exigiendo una audiencia con el presidente. Ante esto, López Obrador se negó a recibirlos y una vez más arremetió contra los abogados y organizaciones que acompañan a los padres en su lucha por verdad y justicia, señalándolos como conservadores y sugiriendo que son organizados por el PRI.

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Mientras AMLO dice esto, a casi una década de la noche de Iguala, los principales responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, siguen libres e impunes. A pesar de las promesas de López Obrador y la 4T, las investigaciones para conocer la verdad se han visto obstaculizadas por el ejército al que el presidente ha defendido una y otra vez, mientras normales rurales siguen siendo asediadas y golpeadas por los recortes presupuestales.

Por todo esto, es urgente revivir la fuerza del movimiento que en el 2014 inundó las calles de todo el país al grito de ¡Fue el Estado! para imponer el juicio y castigo a los responsables de la desaparición de los 43 así como para los policías que asesinaron y torturaron a normalistas la noche del viernes pasado. Es claro que en el caso de los 43, así como hoy, el Estado es el responsable y es por eso que, como ya dijimos, no podemos tener un ápice de confianza en el gobierno y sus instituciones.

Llamamos a todas las organizaciones políticas que se reclamen de izquierda, a los sindicatos democráticos o combativos, a los defensores de derechos humanos a mantenernos alerta ante este clima de militarización y asesinatos. Exigimos aparición con vida de los normalistas de Ayotzinapa y castigo a los culpables intelectuales y materiales de las masacres de 2011, 2014 y del día 7 de marzo

¡Fue y sigue siendo el Estado!
¡Ayotzin vive!