Los trabajadores estatales, especialmente los docentes, exigen sus sueldos impagos y denuncian la corrupción gubernamental.
Jueves 10 de diciembre de 2020 16:04
Desde el 3 de diciembre, trabajadores estatales, incluidos maestros, del Kurdistán iraquí, una región semiautónoma en el norte del país, se han manifestado por el pago de sus salarios y contra la corrupción. Algunos denuncian que solo les han pagado cuatro meses desde el inicio del año. Las protestas en gran parte pacíficas en la ciudad de Sulaymaniyah dieron un giro dramático el lunes pasado cuando las fuerzas de seguridad de la región abrieron fuego contra los manifestantes dejando varios heridos y al menos 8 muertos. Los manifestantes respondieron quemando las instalaciones de los partidos gobernantes y de oposición, las comisarías y la alcaldía.
Tras estas movilizaciones, el gobierno local redujo la velocidad de Internet e incluso cerró un canal de televisión vinculado a un partido de oposición. Los manifestantes denunciaron agresiones y ataques con munición real por parte de las fuerzas de seguridad vinculadas a los partidos políticos gobernantes. Otros denunciaron el uso de gases lacrimógenos, cuyo poder causó problemas respiratorios a muchos manifestantes, incluidos niños.
Esta brutal represión solo avivó la bronca popular. Bronca que recuerda las movilizaciones que se vienen produciendo desde hace más de un año en el sur del país (poblado principalmente por chiítas) contra la corrupción gubernamental, el desempleo y la pobreza. De hecho, como explica Adil Hassan , un maestro que participó en las movilizaciones de Sulaymaniyah, “las autoridades kurdas (…) saben que si estallan manifestaciones pacíficas allí, pronto seguirán las provincias de Erbil y Duhok. La gente vive en situaciones económicas difíciles”.
El gobierno regional aún tiene que pagar los salarios de octubre de casi 1,3 millones de sus empleados. La crítica situación económica en este territorio dependiente de las exportaciones de hidrocarburos se debe en parte a la caída de los precios internacionales del petróleo tras las medidas tomadas para hacer frente a la pandemia Covid-19. En este sentido, es posible afirmar que esta revuelta es consecuencia de la crisis económica acelerada por el coronavirus.
Pero otra razón señalada por varios medios es una disputa presupuestaria entre Erbil, capital de la región kurda, y el poder central en Bagdad. De hecho, el gobierno kurdo se niega a pasar parte de los ingresos del petróleo a través de Bagdad y, por su parte, el gobierno federal se niega a pagar la parte presupuestaria que corresponde a Erbil. Sin embargo, algunos denuncian que los ingresos petroleros serían suficientes para pagar los salarios de los empleados regionales, pero que este retraso se debe principalmente a la corrupción de altos funcionarios de los partidos kurdos gobernantes.
De cualquier manera, a los gobiernos federal y regional no les importan son las condiciones de vida y los salarios de los trabajadores más afectados por la crisis y los años de guerra. Recordemos que desde hace más de un año los manifestantes en el sur del país sufren la misma represión. En este sentido, frente a este régimen profundamente corrupto y reaccionario, los jóvenes y trabajadores del norte y sur del país, más allá de las diferencias religiosas o étnicas, saldrían ganando luchando juntos.