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Red Internacional
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Encuentro de Trabajadores. Por la salud de las mujeres, conquistemos las demandas del sector salud

Ponencia de participación en el Foro-Encuentro “Reforma Laboral, Precarización y Derechos de las y los Trabajadores”.

Maestra Teresa Aguilar Maestra de secundaria, Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase

Miércoles 27 de julio de 2022

La salud de las mujeres tiene múltiples dimensiones: física, psicológica, sexual, reproductiva; todas padecemos las graves consecuencias de un sistema económico y capitalista, que combina el machismo patriarcal con la precarización de la vida, la salud y el cuerpo.

Sumado a esto, la crisis sanitaria por COVID-19 dejó en evidencia el severo desmantelamiento y la ruina de los sistemas de salud pública, que bajo décadas de políticas neoliberales, fueron privatizados y saqueados en detrimento de la salud del pueblo trabajador y en donde las mujeres sufrimos las peores consecuencias.

La pandemia evidenció que cerca del 70% del personal de salud en todo el mundo son mujeres que enfrentaron la COVID-19 en la primera línea de lucha por la defensa de la vida, a pesar de no contar con condiciones laborales dignas, equipos de protección ni insumos suficientes.

Por su parte, el terreno educativo, visibilizó que carecemos de contenidos curriculares en los diferentes niveles educativos para dotar de herramientas sobre salud sexual y reproductiva sin la moral conservadora de la iglesia ni el sesgo biologicista, para que nuestros estudiantes puedan cuidarse, prevenir situaciones de riesgo, tener la capacidad de elegir y de ejercer una sexualidad plena y satisfactoria.

Estudios internacionales han mostrado que existe un sesgo de género en la atención sanitaria. La preeminencia masculina en el sector salud, así como la presunción errónea de igualdad entre hombres y mujeres en el curso de una enfermedad, significa que los diagnósticos se ciñen al criterio único de la forma de enfermar de los hombres, lo que trae consecuencias en la educación médica y en la investigación, así como demora y errores en el diagnóstico de la atención a pacientes femeninas.

Los sesgos de género en el tratamiento conllevan el aumento de la morbilidad y mortalidad evitable en las mujeres. El retraso diagnóstico mayor en las mujeres que en los hombres se ha identificado en al menos 700 enfermedades, con la única excepción de la osteoporosis; y aunque, en menor medida, también pueden producirse infradiagnósticos en los hombres. De igual forma, hace falta que el sector se dedique mucho más a la investigación y la atención de las personas pertenecientes a la diversidad sexogenérica.

Una de las principales causas de mortalidad en México es el cáncer de mama, que durante el primer año de pandemia se cobró la vida de 10 millones de mujeres en todo el mundo, sobre todo en países dependientes. En México mueren más de 12 mujeres al día a causa del cáncer de mama, por lo que se le considera la primera causa de muerte por cáncer, entre la población femenina de 25 a 60 años, principalmente cuando se trata de mujeres pobres y trabajadoras.

Por eso, se hace indispensable pelear por una educación sexual integral que atienda nuestras necesidades. También es indispensable seguir pelando por nuestros derechos, como la despenalización del aborto que se ha conseguido en 9 estados, sin embargo, no es

suficiente, hay que luchar por la legalización para acceder a la interrupción del embarazo de forma gratuita sin que sea un privilegio de clase, al que sólo puedan acceder quienes tienen los recursos.

No podemos resignarnos a que la falta de seguridad social, con 33 millones de personas que no cuentan con ninguna afiliación a salud pública, según datos del censo del INEGI, o la falta de acceso a servicios de salud pública o privada debido a los altos costos del servicio, ni los extensos trámites burocráticos de las instituciones sanitarias, entorpezcan nuestra salud para salvar la vida.

Exijamos que, frente a la saturación de las especialidades producto de la crisis sanitaria y de las políticas de los distintos gobiernos, se ponga a disposición toda la capacidad hospitalaria del sector privado, con la centralización del sistema de salud por parte del gobierno y bajo control de sus trabajadores, con atención gratuita para que las mujeres pobres y trabajadoras no sigan pagando con sus vidas y su salud la negligencia del Estado y las patronales.

Exijamos que el gobierno tome como prioridad la salud de las familias trabajadoras redireccionando el presupuesto que destina a megaobras como la construcción del Tren Maya o el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, lo destinado a la militarización, principalmente a la Guardia Nacional (equivalente a 25 mil millones de pesos) y el pago de la deuda externa.

Es urgente implementar un programa interdisciplinario de orientación, cuidado y acompañamiento de la salud de las mujeres y la diversidad sexogenérica, con condiciones de trabajo adecuadas y seguras para la totalidad del personal de salud, atención en todos los hospitales y abastecimiento de medicamentos, equipo y tratamientos modernos. A la par de una urgente contratación de personal sanitario con plenos derechos laborales y basificación en todos los centros hospitalarios.

Esta lucha, debemos darla en conjunto con todas las que se encuentran en curso: contra la precarización de los servicios públicos, la violencia feminicida y por plenos derechos laborales, por una vida digna, con una alimentación de calidad, vivienda, transporte, derecho al ocio y acceso a la cultura, educación y salud gratuitas y de calidad para nosotras y para todas las familias pobres y trabajadoras.

Las y los trabajadores del sector salud deben exigir a las direcciones de los sindicatos de salud, como el SNTSA, el SNTSS, el SNTISSSTE o el nuevo SIMESA, que convoquen a asambleas de base entre todo el personal de salud, sindicalizados y no, en todos los hospitales, clínicas y centros de salud del país, para discutir democráticamente un plan de lucha que se proponga conquistar un aumento de emergencia al sector salud que sigue enfrentando la pandemia; así como el diseño de un nuevo modelo de salud, que realmente responda a las necesidades de la mayoría de la población trabajadora.

Todos los sectores de trabajadores debemos agrupar las demandas del sector salud y viceversa, pues contar con derechos laborales plenos para el sector salud es un paso para garantizar el derecho a la salud de las mujeres trabajadoras y sus familias.

¡Por la vida y salud de la clase trabajadora!