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Red Internacional
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Debate. ¿Por qué Lagos busca diálogos con Revolución Democrática?

No es casual la reunión sostenida entre Ricardo Lagos y miembros de Revolución Democrática. La política de puertas abiertas es parte de la estrategia de “apertura” para concitar apoyos.

Pablo Torres

Pablo Torres Comité de redacción La Izquierda Diario Chile

Miércoles 20 de julio de 2016

A inicios de Julio hubo un encuentro “reservado” entre dirigentes de Revolución Democrática y Ricardo Lagos. La directiva de RD salió a desmentir cualquier “acercamiento” con el dirigente concertacionista, aunque la reunión tuvo lugar de todas maneras.

¿Qué busca Lagos?

El ex presidente está iniciando su pre-campaña con acercamientos, plataformas y actividades, que permitan reunir un amplio arco político, así como contener los cuestionamientos a su anterior gobierno.

Lagos ha sido uno de los “hombres de Estado” que solicita la vieja guardia de la Concertación así como empresarios y viejos liderazgos del régimen. Los Escalona y los Zaldívar no sólo ven con buenos ojos una nueva re postulación a La Moneda, sino sobre todo, el regreso de un hombre del “partido del orden” que, cuidando la estabilidad política y el crecimiento económico, contenga las ansias de reformas democráticas y sociales abiertas en la sociedad. “Orden”, fin de las “incertidumbres” a los empresarios, aplacar el descontento con las instituciones y cerrar filas en la defensa de la herencia de la transición, con más reformas, neoliberales.

Así, si por derecha surgen los “hombres de Estado”, estos mismos estiran el guante “por izquierda”, buscando canales de dialogo con nuevas fuerzas emergentes así como ex líderes estudiantiles, que han cuestionado su legado privatizador.

La integración de fuerzas y liderazgos de “renovación”: vieja estrategia de cooptación

Pero esto no es nuevo. Fue la estrategia que utilizó Bachelet (y le resultó) para cooptar las demandas de “las calles” y desviarlas hacia reformas que mantienen el “modelo” chileno. Cuestionada en las calles la vieja Concertación, se creó una nueva coalición (Nueva Mayoría) en que Bachelet requería de nuevas fuerzas y liderazgos ligados a los movimientos sociales.

Con un programa de reformas y demagogia de “calles” (educación gratuita, nueva constitución, etc.) logró “integrar” al Partido Comunista, cooptación mediante ministerios, subsecretarías, servicios públicos, y cientos funcionarios en el gobierno, sin contar con la duplicación de los parlamentarios (de 3 a 6 diputados) donde ingresaron importantes figuras de “renovación” como Camila Vallejo, cara central del movimiento estudiantil 2011.

Así, de forma audaz para sus propósitos, Bachelet acercó sectores por fuera de la Concertación, para tener garantías de “gobernabilidad” o fidelidad a su gobierno. El “pie en la calle y en el gobierno” que pregonaba el PC quedó como un manto de protección por izquierda a un gobierno de falsas reformas que buscó disminuir la centralidad del conflicto en las calles y tender al desvío institucional... donde se estrellan las reformas.

Pero Bachelet no se quedó ahí. Tendió puentes con Giorgio Jackson (otro de los principales referentes del 2011) y su organización Revolución Democrática. Jackson ganó la diputación en un pacto con la Concertación (que se omitió de presentar candidatos por Santiago) y varios dirigentes de su organización (junto al PC) pasaron a engrosar las listas de funcionarios en el Ministerio de Educación, donde se cocinaba la actual reforma educacional que mantiene el negocio educativo, repudiada por los estudiantes. Con millonarios sueldos, pasaron a ser parte de los diseñadores de la actual reforma, así como tender puentes al movimiento estudiantil, la vieja estrategia del diálogo social recubierta de “mesas pre-legislativas”.

Integrando, la centro-izquierda buscó limitar los cuestionamientos “por izquierda” y disminuir el conflicto social (la calle) cooptando figuras reconocidas por la población, para desviar las luchas a las instituciones del régimen e impedir el desarrollo de la movilización independiente de masas.

Si bien es distinto el caso de Iván Fuentes (financiado, a través de la DC por las grandes pesqueras), principal figura de la revuelta de Aysén, son diversas herramientas para el mismo propósito: la búsqueda de líderes y figuras carismáticas de masas ligadas a movimientos sociales, que permita cooptar sus demandas y asimilarlas al régimen y hacerlas digeribles al modelo de negocios de la dictadura.

¿Frente Amplio o Frente de los Trabajadores?

Revolución Democrática ha señalado que no buscarán ningún acercamiento con Lagos y que buscan levantar una alternativa a la Nueva Mayoría. “Rompieron” con el gobierno (renunciaron a sus cargos en el gobierno) y buscan constituir un “Frente Amplio Democrático” como alternativa electoral.

Su gran activo –la figura de Jackson, uno de los políticos más populares del momento- así como su constitución como partido, les permite aparecer como una carta de “renovación” de las instituciones.

La estrategia del “Frente Amplio” es un intento de abrir un nuevo polo a la izquierda de la Nueva Mayoría que se proponga una reforma más integral del sistema y recomponer el espacio “progresista”. De ahí, que aunque "rechacen a Lagos", se abren a “conversar” con “todos los sectores”.

Pero en Chile las reformas de “lo posible” se han agotado. El intento de “renovación” es una vía de recomponer un régimen cuestionado, o un nuevo régimen, junto a viejas figuras.

Su alternativa electoral, no es en base a la movilización y organización independiente de los trabajadores y el pueblo, sino hacia las ilusiones de reformas sociales y democráticas en el marco de un sistema basado en la explotación social, de un país rentista e instituciones corruptas de un Estado al servicio de las grandes fortunas (Luksic, Matte, Angellini y cía.) y del capital extranjero, con parlamentarios y funcionarios que viven como millonarios. Cualquier conquista social y democrática, no vendrá de ellos, sino de la fuerza de lucha y movilización del pueblo trabajador, como ha sido hasta ahora.

Esos frentes con sectores “democráticos” o “progresistas” abre la puerta a "colaboración crítica" con empresarios "progresistas y democráticas" así como a sus partidos o políticos, y siembra ilusiones de reformas pacíficas y graduales (aunque "radicales"... sin lucha de clases) en un sistema que defiende sus intereses sino mediante la cooptación, la represión directa.

Lo que necesitamos en Chile no es un “Frente Amplio Democrático” que se proponga reformar lo existente, sino un Frente de los trabajadores, la juventud y las mujeres, como alternativa independiente de los empresarios y el régimen, con un programa anti-capitalista y de lucha que se proponga terminar con los bajos salarios, súper-explotación, pensiones de hambre, saqueo y el negocio de los derechos sociales.

La conquista íntegra de nuestras demandas laborales, sociales y democráticas no vendrá de reformas parlamentarias, sino de la movilización y auto-organización independiente de los trabajadores y el pueblo.

Forjar una alternativa revolucionaria que sea parte de las luchas sindicales, estudiantiles en empresas, universidades, liceos, en manifestaciones; en el terreno político, como buscamos hacer desde La Izquierda Diario denunciando, informando y opinando cotidianamente desde un punto de vista de los trabajadores y combatiendo los grandes medios empresariales; y también una izquierda que dé la lucha en el terreno electoral, para que en el marco de la discusión de lo "emergente" construyamos una fuerza anti-capitalista y revolucionaria de los trabajadores, las mujeres y la juventud.


Pablo Torres

Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.

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