Una discusión con los compañeros y compañeras de la Asamblea de Coordinación de las Secciones 10 y 11 de la CNTE.
Lunes 3 de junio de 2019
El pasado 15 de mayo, atendiendo al llamado de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), maestras, maestros y normalistas de la Agrupación Nuestra Clase, junto a jóvenes de la Agrupación Juvenil Anticapitalista, además de compañeras y compañeros independientes, nos dimos cita frente a la antigua sede de la Escuela Normal Superior de México, para movilizarnos hacia el Zócalo de la CDMX por la abrogación total de la nefasta reforma educativa impuesta por Enrique Peña Nieto y los partidos del Pacto por México el sexenio pasado.
Lamentablemente, cuando apenas iniciaba la marcha, algunos integrantes de la Asamblea de Coordinación de las Secciones 10 y 11 -instancia donde se agrupan activistas y corrientes que en la CDMX se reivindican de la CNTE-, nos prohibieron autoritariamente y de manera violenta marchar en el contingente de estas secciones, a pesar de que pertenecemos a ellas. Su pretexto, expuesto con profundo desprecio, fue que somos “una organización” y que por lo tanto debíamos de ir a la cola de la marcha, separados de las maestras y maestros que al igual que nosotrxs padecen los efectos de la reforma educativa y con lxs que luchamos cotidianamente contra ésta.
Esta actitud nefasta llegó al extremo de querernos replegar por la fuerza, agrediendo a maestras al colocar un cordón para dividir ambos contingentes, actitud que fue rechazada incluso por compañeras y compañeros independientes, quienes saltaron el "cordón de seguridad" que impusieron los de la Asamblea y marcharon en el contingente de Nuestra Clase.
Denunciamos estos hechos de violencia, que han ido agravándose, en contra de las maestras y maestros de Nuestra Clase y llamamos al movimiento magisterial democrático a repudiarlos, para evitar que en el futuro se repitan y/o escalen aun más.
Cabe aclarar que quienes quisieron relegarnos del contingente son integrantes de algunas corrientes o agrupaciones político sindicales -como la “Asamblea Demócrática de Bases” (ADB)- que actúan bajo el nombre de la Asamblea de Coordinación, por lo que en principio nos resulta falaz que nos señalen por estar organizados, como ellos, en una agrupación que se reivindica del movimiento magisterial y desde hace años participa en la lucha de la CNTE.
Nosotros reivindicamos el derecho de todas y todos los trabajadores de la educación (como lxs que integran la Asamblea Democrática de Bases) a organizarse en colectivos o agrupaciones que luchen contra la reforma educativa, sin que por ello se les impongan medidas burocráticas y divisionistas.
Esta actitud, además de antidemocrática, sectaria y divisionista, nos parece muy grave, considerando que la propia CNTE venía denunciando justamente que la nueva reforma educativa -promovida por el gobierno de AMLO y aprobada en el Congreso de la Unión, así como en los congresos estatales por el MORENA y los demás partidos políticos del régimen-, es una simulación.
Esto quiere decir que mantendrá en muchos aspectos el ataque contra los derechos laborales del magisterio y la educación pública de la reforma anterior, más allá de que ahora las autoridades no nos puedan despedir con evaluaciones punitivas. Situación que, desde nuestro punto de vista, exige impulsar la más amplia unidad de todos los trabajadores y trabajadoras de la educación para poder enfrentar los ataques que vienen y seguir luchando por nuestras demandas, lo que se contrapone con la actitud que mantienen los compañeros referidos.
Basta de división
Los ataques contra Nuestra Clase por parte de este reducido grupo de compañeros, que hablan a nombre de la Asamblea de Coordinación, no son nuevos. En otros momentos y espacios de organización -como fueron los congresos supuestamente democráticos de dicha Asamblea, a los que convocaron el año pasado y éste-, también excluyeron a las maestras y maestros de nuestra agrupación, a pesar de que varios asistimos con acuerdo y mandato de los compañeros y compañeras de base de nuestras escuelas. Actitud burocrática que fue duramente criticada por las maestras y maestros de estos centros de trabajo.
Esto lleva a preguntarnos: ¿A qué se debe esta actitud prepotente contra quienes hemos sido parte activa de la lucha encabezada por la CNTE? ¿A quién sirve la división? Frente a los ataques de los partidos patronales, los charros, los empresarios y los medios masivos de comunicación, ¿No debería de enfocarse esta rabia contra los verdaderos enemigos del magisterio, quienes desde el poder político o desde la cúpula sindical quieren apaciguarnos y convencernos de abandonar esta lucha? ¿Acaso opinan los compañeros de la Asamblea de Coordinación que los puntos de vista distintos a los suyos -en el marco de la lucha contra la reforma educativa- no deben ser escuchados?
No encontramos otra explicación a esta actitud que la intención de acallar las posiciones críticas que hemos sostenido hacia los métodos antidemocráticos y la política impotente que sostienen las corrientes predominantes en la Asamblea de Coordinación (política de la cual no hacen un balance objetivo para corregir lo que sea necesario).
Pero consideramos que ninguna diferencia política, siempre que se dé en un marco principista -como es la defensa de la democracia sindical, de la educación pública y de nuestros derechos como trabajadores, principios que la CNTE reivindica-, es razón para impedir el debate libre de ideas, ni tampoco para intentar excluir del movimiento y sus espacios de organización a cualquiera que no tenga nuestras mismas posiciones.
Entre trabajadoras y trabajadores que nos reivindicamos combativos y que formamos parte del movimiento magisterial, como compañeros y compañeras de lucha, nuestras diferencias deben siempre discutirse con métodos democráticos y fraternos.
Porque más allá de los métodos antidemocráticos que han asumido los compañeros referidos contra quienes nos organizamos en la Agrupación Nuestra Clase, el problema principal es que, con estos métodos, en vez de integrar ahuyentan a las maestras y maestros que se acercan a la CNTE para sumarse al movimiento, como viene sucediendo con otros compañeros y compañeras independientes o de otras agrupaciones. Ya de por sí padecemos en nuestras escuelas y nuestro sindicato las prácticas burocráticas de los líderes charros del SNTE, que se alían con las autoridades para avalar sus planes y reprimir a quienes queremos enfrentarlos.
Así podemos entender por qué, luego de varios años de haberse conformado, la Asamblea de Coordinación sigue estando reducida a algunos activistas, en su mayoría pertenecientes a cualquiera de las cuatro “fuerzas” (corrientes) que la integran y que en realidad no representan a sectores de la base magisterial. Tan es así que maestras y maestros de escuelas donde hay integrantes de la Asamblea de Coordinación, señalan cómo algunos de éstos no les informan nada, no lxs toman en cuenta ni tienen ninguna iniciativa para fomentar la organización democrática de la base magisterial.
Estás corrientes sólo se representan a sí mismas, sin permitir que la Asamblea de Coordinación se transforme en una verdadera instancia de organización y representación democrática de las maestras y maestros de secundaria que en la Ciudad de México queremos nutrir la lucha de la CNTE.
Justo cuando fortalecer esta lucha, extenderla y construir la más amplia unidad de todos los trabajadores y trabajadoras de la educación a lo largo y ancho del país, se vuelve más necesario que nunca -sobre todo ahora que se fortalece el “elbismo” y el acuerdo del CEN del SNTE con el gobierno- si es que queremos conseguir nuestras demandas, como la abrogación total de la mal llamada reforma educativa, ahora en su versión 2.0, tarea que aun tenemos pendiente.