Un breve recorrido por la historia de la mujer campesina y trabajadora desde el siglo XVIII hasta el siglo XIX y las similitudes con la realidad actual de la mujer.
Jueves 16 de febrero de 2017
Las luchas de las mujeres campesinas y obreras.
Las mujeres fueron combatientes importantes en la luchas contra el absolutismo de la monarquía del siglo XVI, ya para el siglo XVIII las mujeres eran parte de las primeras luchas obreras en contra de las condiciones de vida. En 1709 y 1710 las amas de casa, los mineros de Kenigswood y los pescadores de Tyneside, en Inglaterra se levantaban juntos por una mejor calidad de vida, consiguiendo que a mediados de la década de los 60 de ese siglo se expandieran las revueltas por toda Gran Bretaña.
Algo similar sucedió con las huelgas en Francia que iniciaron en 1725 con disturbios en Caen, Normandía y París, estallando en lo que se conocería más tarde como la guerra de las harinas que tuvo lugar en 1774 y 1775, después de años de motines y levantamientos, culminando con la movilización de todo el norte de Francia.
Los motivos de las revueltas se centraban en cuestiones cotidianas, las cargas de rentas e impuestos, la escasez de alimentos, la alza del trigo y del pan junto con la acaparación de los comerciantes de los productos que escaseaban en el mercado. Cuestión que es hoy una preocupación constante en la familias obreras, con las crisis de los empresarios- que pagamos nosotros - cada vez los derechos básicos se hacen más difíciles de sostener, la educación, la salud, la alimentación, el poder arrendar una casa si eres estudiante o un trabajador de sueldo mínimo, quizás hoy no nos levantaremos por la alza del pan pero si lo hemos hecho por el funcionamiento torpe del transantiago y el alza del pasaje. Y esto no lo menciono solo por las coincidencias si no que para poner en la mesa que las luchas de las mujeres con frecuencia han sido las luchas de la clase obrera.
Las mujeres que empezaban las revueltas
Si echamos un vistazo a como comenzaron las revueltas, las mujeres eran en repetidas veces quienes comenzaban las protestas, combinando astutamente la furia y su posición de mujeres, se pensaban un poco más inmunes a los castigos de las autoridades y comenzaban las intervenciones con revueltas a escalas pequeñas que ganaban adherentes. Durante este periodo las mujeres fueron parte importante en las luchas de los oprimidos. Durante la Revolución Francesa, en 1789, fueron combatiente fervientes, a menudo descritas como las más altivas e incendiarias.
Andrea D´Atri, en su libro Pan y Rosas describe claramente las anécdotas de las mujeres del siglo XVII y la participación de las mujeres más destacadas de la Revolución Francesa, nombrando a las mujeres que transcendieron a su época y no lograron quedar ocultas por la forma patriarcal de contar la historia que se ha encargado de omitir el rol político de la mujer y la ha dejado rezagada a lo privado. Algunos nombres de este periodo fueron Louse Robert-Kévalio, simpatizante del ala moderada de los girondinos y Théroigne de Mericourt quien llamo tomar las armas y participo en la toma de la Bastilla, consiguiendo que la Asamblea Nacional le entregara una espada en recompensa por su valor.
Las mujeres de este periodo, en el que la burguesía intentaba posicionarse como clase dominante y se luchaba contra del feudo y la monarquía, a demás de luchar contra el absolutismo en general, dieron luchas importantes para ellas mismas también y hacerse participe de estos espacios era luchar en contra de todos los prejuicios sexistas de los hombres y mujeres conservadores de su época.
La contradicción entre el trabajo y la familia
Más adelante, durante el XVIII y amediados del siglo XIX, se desarrolla rápidamente una forma producción que mantenía rasgos artesanales y que le da lugar a la mujer para ejercer en la manufactura doméstica, las primeras fábricas de tejidos, el servicio doméstico y la agricultura. Durante este proceso la mujer, tendiente a la proletarización se convirtió en una figura problemática y notoria. Esto, producto de la revolución industrial, instala la categoría de mujer trabajadora como un tema de discusión para la ciencia, la religión, la educación y la política.
La entrada de la mujer al mundo del trabajo contradecía las definiciones de la ideología patriarcal que apricionaban a la mujer, y abre el debate entre sectores que defienden la inclusión de las mujeres en la producción y quienes a partir de argumentos conservadores desestimaban su participación en el trabajo.
Marx sin ignorar este nuevo fenómeno de la economía capitalista veía la proletarización del 25% de las mujeres -en el caso de Inglaterra- como un resultado de la revolución industrial que al tener la maquinaria reemplazando la fuerza y la práctica de algunos trabajos que necesitaban calificación y ciertas habilidades motrices aprendidas, ponía a disposición del capitalista a mujeres, niños y obreros no calificados que ahora, gracias a las maquinas podían cumplir con labores para las que antes se pensaba que no eran aptos. En esta misma línea Marx en su análisis califica este periodo como la usurpación del capital de la vida cotidiana, es decir pone a la vista la contradicción entre la visión conservadora de la familia y el avance de la producción que exigía que mujeres y niños dejaran los juegos y la cocina para entrar a las fábricas, dando paso al utilizado término inglés, cheap labour, que significa trabajo barato, que es justamente el fenómeno de ampliación de la mano de obra barata.
Pese a que en 1802 el parlamento inglés promulgo leyes que regulaban las relaciones laborales de mujeres y niños, las condiciones de trabajo seguían siendo profundamente precarias, sin mencionar que hasta 1890 las mujeres no podían acceder a cargos de inspectoras de fábricas quedando siempre relegadas al mando de un hombre.
Las mujeres comienzan a organizarse
Numerosas agrupaciones clandestinas que agrupaban a mujeres se levantaron, en 1874 se constituía la Women´s Trade Union League (Liga de Sindicatos de Mujeres), que coordinaba alrededor de 30 sindicatos femeninos ¿pero por qué sindicatos solo de mujeres? Esto fue resultados de que innumerables dirigentes de sindicatos masculinos, llamaban a proteger los empleos y los trabajos de las trabajadores. Henry BroadHurst sindicalista británico, llamo en el Congreso de Sindicatos Británicos de 1877 a mantener por todos los medios a las mujeres sin la necesidad de trabajar, para que no se vieran obligadas a competir contra los hombres grandes y fuertes.
Esta división entre trabajadoras y trabajadores en la que se posiciona a la mujer como una amenaza debido al bajo costo que imponía la patronal a su trabajo, me hace recordar inevitablemente a cómo ven algunos trabajadores a sus compañeros inmigrantes que son contratados por el bajo costo de su mano de obra, pero ayer y hoy: ¿son realmente la amenaza ? Es decir ¿en 1877 eran la amenaza contra los trabajadores las mujeres ? Y ¿hoy son los inmigrantes la amenaza para la clase obrera chilena? O ¿lo es el empresariado con sus mil y un estrategias de reducción de costo y precarización que ataca cada día y desde años inmemorables la vida de la clase obrera a nivel internacional ?
Las contradicciones nombradas durante este artículo, dejan ver que la mujer, vive las contradicciones de la clase en la que está inserta. Así como hubieron mujeres que lucharon contra la carestía de la vida, hubieron mujeres que la perpetuaban oprimiendo a campesinas, criadas. Así como existieron mujeres que lucharon y luchan por su espacio en los sindicatos, también existen mujeres que los prohíben. No pondremos en discusión si es que esas mujeres de la burguesía son oprimidas o no, porque si lo son, pero sin embargo , mantienen los privilegios de los que goza la clase empresarial.
Entonces ¿qué es lo que queda? Luchar para terminar contra toda violencia y opresión hacia las mujeres y erradicar el machismo. Pero para ello, hay que terminar con este sistema capitalista, su explotación para enriquecer a un pequeño puñado del empresariado, y su violencia estructural hacia los oprimidos entre cuyas principales se encuentran las mujeres trabajadoras y pobres. Esto lo podremos conquistar con la movilización y organización junto a los trabajadores, los estudiantes , la diversidad sexual y los inmigrantes, y luchar a la vez que por conquistar todos nuestros derechos, trazar una perspectiva de emancipación real de los explotados y oprimidos.